Si había sorprendido en la semifinal ante el FC Barcelona, el Flensburg-Handewitt aún tenía una bala en la recámara para mostrar frente a sus compatriotas del THW Kiel, con los que disputaban su segunda final de la EHF Champions League, tras aquella de 2007, en la que cayeron derrotados.

Comenzaba el encuentro muy movido, el Flensburg ponía su velocidad, pero estuvo especialmente impreciso en los pases, lo que permitió al Kiel salir al contraataque y conseguir la primera renta del encuentro con el 1-3. Se veía superado el cuadro dirigido por Ljubomir Vranjes cuando no podía hacer ese juego tan característico, dinámico y rápido.

Y cuando en el Kiel no aparecía el contraataque, lo hacían Marko Vujin o Aron Palmarsson, que desde la primera línea descosían con tremenda facilidad la zaga planteada por los de rojo, que no paraban de cometer fallos en ataque, lo que provocaba numerosas pérdidas de balón, bien aprovechadas por las “cebras”.

Cambió la defensa del Flensburg, con individual sobre Jicha, y pareció ser un acierto porque, pese a una inferioridad, dos goles consecutivos del extremo zurdo Svan, les permitió acercarse en el electrónico. Pero dos paradas de Sjostrand y la consecuente salida al contraataque del Kiel les devolvió una renta importante y lograron doblar a los de Vranjes en el marcador (6-12).

Fueron las paradas de Mattias Andersson, uno de los grandes artífices de la victoria del sábado frente al Barça, el que envalentonó a los suyos con varias paradas, que les permitieron recortar distancias de nuevo (10-13), con un gran Weinhold en ataque, bien secundado, de nuevo, por Wanne. Ahora, el Flesnburg sí que estaba metido en el encuentro.

Y, tras varios fallos ofensivos del Kiel, y las paradas de Andersson, el Flensburg se pudo poner a dos goles a falta de medio minuto para el descanso (14-16), renta que no iba a poder aumentar el equipo de Alfred Gislason al final de los primeros treinta minutos.

Andersson, el héroe del Flensburg

Nada más salir del paso por vestuarios, el cuadro dirigido por Vranjes podía meter el miedo en el cuerpo de “las cebras” con un gol de Glandorf, que les ponía a un solo tanto. Pero una exclusión por un empujón de Thomas Mogensen parecía dar toda la ventaja al Kiel, que sin embargo no supo rematar el encuentro, y permitió a los de rojo que igualasen la contienda y a la siguiente jugada, con un magnífico fly de Svan a Eggert, ponerse por delante en el marcador, por primera vez en todo el encuentro (20-19).

Volvió la figura de Mattias Andersson, que desesperó a todos y cada uno de los atacantes del THW Kiel. Las "cebras" no veían la manera de perforar la portería del sueco, que se convirtió en el mejor de los suyos. En ataque, el espigado Glandorf comandaba la faceta goleadora del Flensburg hasta lograr una renta de cuatro tantos (24-20).

Cambió la defensa Gislason, para intentar frenar ese ataque dinámico del rival, una zaga muy abierta, en 5:1, que dejaba demasiados espacios, pero que se le atragantaba al ataque del Flensburg. Se acercaba y se alejaba en el marcador el Kiel con demasiada facilidad, se veía superado por los de rojo.

Se llegó al último minuto con 30-28 en el marcador. El Kiel tuvo balón para ponerse a un solo gol, pero desaprovechó la oportunidad, y el Flensburg, ya sabedor de que era campeón de Europa, tiró el balón fuera para celebrar su primera Champions League y certificar la gran sorpresa de la temporada.