Entre finales de la Baja Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna el Sacro Imperio Romano Germánico era la llave para dominar Europa. La lucha entre los príncipes por ser coronado emperador era encarnizada, el juego de buscar apoyos y desprestigiar al oponente político era el método para conseguir la corona más importante de aquella época.

Hoy, como entonces, la clave para dominar Europa también está en Alemania, en este caso en un territorio más concreto, el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Hablamos, por supuesto, de balonmano y del sueño de ganar la EHF Champions League. Y es que desde hace cinco temporadas los cuatro mejores equipos del curso se dan cita en el Lanxess Arena de Colonia en un fin de semana en el que los cuatro pretendientes luchan a muerte para conquistar el trono.

Los cuatro príncipes que en 2015 han sobrevivido a las batallas semanales y se han plantado en Colonia vienen de territorios distintos. Desde Hungría llega un viejo pretendiente, uno del que siempre se habla y al que todos temen, pero que por unas razones u otras todavía no ha logrado comprobar la comodidad del sillón real. Es el MKB-MVM Veszprem, que siente que éste puede ser el año en que por fin saboree las mieles del éxito.

En Polonia hay otro que en los últimos tiempos también se ha plantado entre los que el sonido de su nombre hace temblar a los mejores ejércitos. KS Vive Tauron Kielce es su nombre y por segunda vez en tres años llega al asalto del cetro europeo.

No podía faltar el aspirante alemán, el más exitoso de los últimos tiempos y el que nunca falta en esta batalla anual. El todopoderoso THW Kiel es el más terrible, el que cuenta en sus filas con los guerreros más expertos y fuertes.

Por último, tampoco entraba en ninguna lógica que no estuviera presente el gran dominador histórico, quien ha ocupado durante más tiempo el trono. Hasta en ocho ocasiones ha vencido esta competición. Desde Cataluña llega el gran abanderado del balonmano español y de la Liga ASOBAL BAUHAUS, el todopoderoso FC Barcelona.

Kielce: guerreros a las órdenes de Talant Dujshebaev

El balonmano polaco cotiza al alza. No sólo por los buenos resultados de su selección nacional en la última década (una medalla de plata y dos bronces en Mundiales, incluido el de Qatar 2015), sino porque sus equipos empiezan a posicionarse entre los mejores del planeta. El Wisla Plock es el último en consolidarse entre los mejores de Europa, pero es el Kielce el que desde hace un lustro es considerado de pleno derecho uno de los grandes.

Esta será la segunda participación del equipo amarillo en una 'Final Four', tras la que disputaron hace dos años. Pero a diferencia de entonces el Kielce es ahora más maduro y tiene una plantilla más equilibrada. Un histórico como Bogdan Wenta entrenaba al equipo allá por 2013, pero ahora es otro grande de la historia del balonmano el que lleva las riendas. Alguien que además de ser considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos tiene sobrada experiencia como entrenador (tres Champions le contemplan). Se trata, lógicamente, del español de origen kirguís Talant Dujshebaev.

Pero no es el Kielce un equipo que viva del nombre de su entrenador, ni mucho menos. La base del equipo la forman algunos de los mejores jugadores del mundo, empezando por el mejor pivote ofensivo de la última década, el irundarra Julen Aginagalde. Sobre su capacidad ofensiva gira gran parte del juego polaco, aunque la espectacular segunda línea se completa con los dos extremos titulares de la temible selección croata, dos aviones de la calidad de Ivan Cupic y Manuel Sterlek.

El juego con el pivote Aginagalde es una de sus grandes armas

Si la segunda línea es extraordinaria, la primera también es de aúpa. El veterano Uros Zorman, uno de los jugadores más inteligentes del panorama actual, dirige desde el centro a un conjunto de cañoneros temibles. En el lateral izquierdo se reparten los minutos Karol Bielecki y Michal Jurecki, ahí es nada. El primero tiene la pega de que no defiende, pero impresiona el hecho de que siga siendo un jugador diferencial pese a perder hace años la visión en uno de sus ojos. Jurecki, el capitán, es más completo y puede hacer daño con su lanzamiento exterior y con su intensa defensa.

En el otro lateral Talant también contaría con una pareja espectacular, formada por Denis Buntic y Krzysztof Lijewski. Desgraciadamente para ellos el segundo se lesionó durante el Mundial y le ha tocado al croata Buntic asumir la responsabilidad total en el puesto.

Por si fuera poco, el equipo lo completan jóvenes de la talla de Chrapkowski y defensores de la talla de otro croata, Zeljko Musa.

En portería espera uno de los porteros más excéntricos de la actualidad. El polaco Slawomir Szmal, mejor jugador del mundo en el año 2009, es capaz de lo mejor y de lo peor, pero cuando tiene el día puede desquiciar al mejor jugador del mundo. Para cuando no está inspirado Talant cuenta en la recámara con Marin Sego, menos espectacular pero cumplidor.

El que quiera batir al KS Vive Tauron Kielce tendrá que sudar tinta china para conseguirlo. La moral de los polacos está por las nubes y andan convencidos de que este año puede ser el de su consagración como campeones de Europa.

Veszprem: la definición de equipo compensado

Solidez, competitividad, equilibrio. Son las palabras que definen el último proyecto del Veszprem, que dirige desde el banquillo el andaluz Antonio Carlos Ortega. El gran transatlántico del balonmano magiar se ha quedado a las puertas del éxito varias veces en este siglo XXI, la última hace únicamente doce meses.

Pero de nuevo están aquí, dispuestos a dar un paso más y a demostrar que pueden levantar el trofeo de campeón. Todo siguiendo la estela de su gran líder: Laszlo Nagy. El húngaro decidió en 2012 volver a su país después de doce temporadas en el Barça, y lo hizo para tomar las riendas de un apasionante proyecto. A sus 34 años sus 209 cm de altura siguen siendo letales y es, sin duda, uno de los mejores laterales derechos del mundo. Pero ya tiene una edad y para dar descanso a su castigado cuerpo el Veszprem acometió en verano un fichaje de campanillas. El elegido fue uno de los jugadores con la cabeza más voluble del balonmano actual, pero que cuando se centra se convierte en una bestia en defensa y en ataque. Se trata del alemán Christian Zeitz. Parece que la edad le ha tranquilizado y esta temporada no ha protagonizado tantos episodios de 'locura' como en sus temporadas anteriores en el Kiel. Buena noticia para el Veszprem.

Chema Rodríguez vive una segunda juventud

Nagy es la cara visible del equipo, pero el juego de la primera línea lo dirige un chico de Palencia que vive una segunda juventud. Porque las últimas temporadas de Chema Rodríguez están al nivel de sus mejores años. El otrora eléctrico jugador, ése que era capaz de romper solito los partidos con su velocidad en el uno contra uno, se ha convertido con los años en un gran organizador y en un jugador más seguro. Ya no comete tantas pérdidas de balón como hace años -con frecuencia era sancionado con falta en ataque o pasos- y ha mejorado el juego con sus compañeros. Su gran momento le ha permitido incluso volver a la selección española. Mucho de lo bueno que le pase al Veszprem en esta 'Final Four' dependerá de su actuación.

Su segundo de abordo iba a ser Carlos Ruesga, ese asturiano que asombra al mundo con su calidad individual, sus lanzamientos en rectificado y sus armados de cadera. Pero la desafortunada lesión de ligamento cruzado que se produjo jugando con la selección contra Alemania le ha dejado fuera de competición hasta dentro de cinco meses. Pero no debería ser demasiado problema, al menos cuando se tiene en la plantilla otro jugador que puede jugar como el mejor central, el húngaro Mate Lekai.

El lateral izquierdo es territorio vedado, pertenece a su gran cañonero, al presumible máximo goleador de esta edición de la Champions (ya lo fue de la pasada). Se trata del serbio Momir Ilic, el mejor brazo armado de los últimos tiempos.

Otra de las virtudes del equipo de Ortega es que para cada puesto tiene dos jugadores prácticamente del mismo nivel. Además de los citados, en la segunda línea también cuentan con dos pivotes de primer nivel, además luchadores como pocos: Renato Sulic y Andreas Nilsson. En los extremos tienen jugadores de perfiles distintos, que pueden ofrecer distintas alternativas. En el derecho, un joven y rápido Gasper Marguc reparte minutos con Peter Gulyas, un extremo alto con muy poca vergüenza (es capaz de lanzar a portería desde cualquier posición y no se corta). En el extremo izquierdo cuentan con uno de los perros de presa más eficientes y voraces, llamado Cristian Ugalde. El exjugador del Barça es además uno de los jugadores más rápidos del planeta y su muñeca es dulce como pocas. Su compañero de posición Gergo Ivancsik es un jugador con instinto asesino.

Y por supuesto, como de parejas va la cosa, la de porteros tiene pocas comparaciones en Europa. En las últimas temporadas el exademarista Mirko Alilovic se había convertido en el gran referente. Uno de los mejores porteros del planeta era toda una garantía, pero esta temporada le han acompañado de un tal Roland Mikler. Se esperaba mucho de él esta temporada, pero tan alto ha sido su nivel que le ha comido la tostada a su compañero y ha llevado el peso de gran parte de la temporada. Mikler es un portero de aspecto tosco y corpulento, a primera vista nadie espera de él que tenga grandes reflejos y velocidad, pero es así. Su presencia en el equipo ideal de la jornada ha sido algo frecuente esta temporada.

Entre todos conforman un equipo redondo, firme candidato a levantar el trofeo de campeón de Europa 2014/15.

Kiel: la mayor acumulación de talento

La ciudad de Kiel vive por y para el balonmano. Y es que en la última década no ha habido un equipo tan exitoso como el del norte de Alemania (salvo, quizás, el desaparecido Ciudad Real). Y fieles a su afición en las oficinas del club responden cada verano con fichajes mediáticos, siempre eligen a los mejores en su puesto.

Cuando los expertos empiezan a enumerar los mejores jugadores de primera línea salen nombres como Karabatic, Hansen, Lazarov, Jicha, Duvnjak, Cañellas, Palmarsson, Weinhold o Vujin. Pues nada menos que los seis últimos visten de negro y blanco esta temporada. La densidad de talento en la primera línea del Kiel no tiene comparación con nada que se haya visto antes.

La primera línea del Kiel no tiene comparación en la historia

El problema del equipo que dirige el islandés Alfred Gislason puede ser precisamente su mayor virtud, la sobrepoblación de estrellas. Este hecho puede resolverse de dos maneras. La buena, que todos acepten su rol y sus minutos en pista y aprovechen que juegan menos tiempo que sus rivales para estar más frescos. La mala, que estos grandes jugadores, orgullosos, crean que merecen más minutos y en el poco tiempo que están en pista no puedan desplegar todo su potencial.

Quizás fue esa la razón por la que el islandés Aron Palmarsson, el más joven de todos, decidiera fichar por el Veszprem para la próxima temporada. Será por tanto el último servicio de este jugón a los 'zebras'. El resto de sus compañeros, al menos los diestros, son de un perfil similar. Filip Jicha, Domagoj Duvnjak y Joan Cañellas son jugadores que pueden jugar de central o de lateral izquierdo, con gran capacidad de finta y lanzamiento exterior. Quizás sea el catalán Cañellas el único que está cortado por un patrón algo distinto: más cerebral, es ese jugador que lo hace todo muy lento pero que domina los tiempos como nadie y que interpreta el dos contra dos a las mil maravillas. Por si fuera poco en la recámara está uno de los jugadores jóvenes más talentosos, el danés Rasmus Lauge Schmidt.

En el lateral derecho se reparten minutos dos jugadores que se complementan. El alemán Steffan Weinhold llegó en verano procedente del Flensburg (fue uno de los grandes verdugos del Kiel en la pasada final de Champions) y es un jugador total, mientras que el serbio Marko Vujin es mucho más un lanzador despiadado, parecido a su compatriota Ilic pero en zurdo.

En el pivote el danés Rene Toft Hansen Patrick Wiencek se complementan bien. Ambos destacan por su capacidad defensiva, pero en ataque también pueden hacer mucho daño, el primero por su movilidad y el segundo por su corpulencia.

Su pareja de extremos derechos también es de las que dan miedo. La forman el sueco Niclas Ekberg y el alemán Christian Sprenger. Los problemas para Gislason llegan en el otro extremo. El germano Dominik Klein era todo un seguro de vida, pero una lesión de ligamento cruzado terminó con su temporada y la directiva 'zebra' tuvo que moverse en busca de un sustituto. El elegido, un viejo conocido: Henrik Lundstrom. El sueco militó en el Kiel entre 2004 y 2012 y el pasado verano había colgado las zapatillas y disfrutaba del balonmano como director deportivo del club de su etapa de formación. Pero tras la llamada de su antiguo equipo dio el sí y volvió a la competición. Ahora, de buenas a primeras, se encuentra inmerso en una nueva 'Final Four'.

Quizás la gran duda del Kiel está en su portería. El sueco Johan Sjostrand, un arquero un tanto irregular, venía siendo el portero titular. Pero desde el Mundial de Qatar una rara enfermedad que le hace sentirse débil le ha mermado y le ha apartado de la competición. Es por ello que la responsabilidad recaerá en su compatriota Andreas Palicka, otro meta de altos (muy altos cuando está inspirado) y bajos. Sorprendente sería que tuviera que actuar el joven danés Kim Sonne-Hansen.

El tricampeón busca su cuarto entorchado. Desde 2012 busca reverdecer laureles, pues en las dos últimas temporadas el cartel de favorito le ha pesado demasiado y en la 'Final Four' ha terminado fallando. Pero son alemanes y el jugar en casa debería darles un plus. De nuevo pueden ser el rival a batir.

Barcelona: el objetivo de la 'Novena'

Hace dos semanas los aficionados madridistas al baloncesto explotaron de júbilo por la consecución de la Euroliga y de paso se quitaron un peso de encima. Después de 20 años de búsqueda por fin habían encontrado la novena Copa de Europa.

Suena raro, pero la inspiración del Barça de balonmano puede estar en el Madrid de basket

Algo así le ocurre al Barcelona desde hace unas temporadas. Como el Real Madrid en baloncesto, el Barça de balonmano es el equipo con más títulos europeos de la historia, con ocho, y el número nueve está empezando a convertirse en una obsesión. No hace 20 años del último título culé (ni mucho menos), pero el hecho de haberse quedado siempre tan cerca del trono ha llegado a ser frustrante.

Desde el último triunfo en 2011 el Barça ha rozado la 'Novena' en dos ocasiones. Hace dos temporadas los catalanes protagonizaron un 'thriller' terrorífico en la final que les enfrentó al Hamburgo. El Barcelona parecía el favorito, pero tras una prórroga los alemanes vencieron por un solo tanto y a los culés les quedó la rabia de haber fallado el último lanzamiento.

Los dos últimos fiascos hacen que el Barça llegue con los ojos inyectados en sangre

Pero quizás más dolorosa fue todavía la situación en la última edición. Tras una temporada inmaculada el conjunto azulgrana era el gran aspirante y en la semifinal contra el Flensburg todo iba de cara. Tanto que a diez minutos para la conclusión del partido gozaba de siete goles de renta y todos pensaban ya en la final contra el Kiel. Incluso Xavi Pascual dio entrada a los jugadores menos habituales pensando quizás en dar descanso a los titulares de cara a la final. Pero el 'rush' final de los teutones y del espigado Glandorf en particular dio al traste con las aspiraciones blaugranas. Incluso en el último minuto el Barça vencía por un gol y tenía la posesión, pero la última pérdida y el contraataque de Glandorf pusieron el empate y llevaron el partido a la prórroga. De nuevo. En el tiempo extra nadie consiguió ser mejor que el rival y todo se decidió en los lanzamientos de siete metros. Ahí el fallo de la gran estrella Nikola Karabatic (o el paradón de Mattias Andersson, según se mire) dio al traste con las esperanzas barcelonistas.

Para este nuevo asalto al trono el equipo no ha cambiado demasiado. Eso sí, las piezas sustituidas son importantes. Un gran referente del Barça en la última década como el leonés Juanín García abandonó el equipo, al igual que su compañero de puesto Martin Stranovski, pero en su lugar llegó uno de los grandes en el puesto, el islandes Gudjon Valur Sigurdsson.

El otro gran cambio llegó en la portería. El gran portero de la última década, Arpad Sterbik, se fue y así llegó el que para muchos es su heredero... aunque es un portero radicalmente distinto. Porque Gonzalo Pérez de Vargas es un portero más bajito (aunque levanta 190 cm del suelo) y no tiene la elasticidad del hispanoserbio, capaz de poner el pie en el larguero como quien lo pone en un taburete. Pero es, por contra, extremadamente inteligente, intuitivo y rápido. Aunque son diferentes, cada uno puede aportar al equipo un nivel similar, con la diferencia de que la experiencia de Arpad aún no la tiene el toledano.

El último fichaje fue el del tunecino Wael Jallouz, un elástico y potente lateral que no ha terminado de cuajar y que ocupa un papel residual en la rotación blaugrana.

Así por tanto este Barcelona se parece mucho al de los últimos años y con esas mismas armas intentará, por fin, atrapar su noveno entorchado. Es un equipo de sobra conocido. Con Danjel Saric acompañando a Gonzalo en portería. Con Raúl Entrerríos y Dani Sarmiento (que llega tocado) dirigiendo la primera línea, con el mejor jugador del planeta Nikola Karabatic y Siarhei Rutenka en un lateral y en el otro el macedonio Kiril Lazarov y el siempre sólido Eduardo Gurbindo. Con Sigurdsson en el extremo izquierdo y Aitor Ariño para dar minutos de calidad cuando descanse el islandés. El extremo derecho es terreno del capitán Víctor Tomás, aunque en la recámara está Joan Saubich. Y dos pivotes de primerísimo nivel como el eficiente Cedric Sorhaindo y el danés de la muñeca de seda Jesper Brian Noddesbo. Y, por supuesto, con el mariscal Viran Morros dirigiendo la defensa, para muchos el mejor zaguero del planeta.

En Barcelona también piensan que esta vez sí, que 2015 es el año de la reconquista de Europa, el de la ansiada 'Novena'. Por segunda vez han dominado con mano de hierro la Liga ASOBAL BAUHAUS, ahora piensan elevar sus miras y hacerlo también en Europa. Hay equipo para ello.

El balonmano español manda

En 2015 la selección española no fue capaz de revalidar el título mundial que había cosechado dos años antes. La nueva campeona es Francia. La Liga ASOBAL BAUHAUS tampoco vive su mejor momento. Salvo el todopoderoso Barça y el competitivo Naturhouse, ningún equipo se acerca a las gestas que hasta hace pocos años eran habituales en los equipos ibéricos.

Entonces, ¿por qué manda el balonmano español? La respuesta está en la emigración. Los principales jugadores y entrenadores españoles han hecho las maletas y se han acomodado en los principales clubes europeos. Pero no lo han hecho en cualquier sitio y de cualquier manera, no. Se han ido para ser los líderes de sus equipos. Los citados jugadores españoles presentes en la 'Final Four' son buena prueba de ello, pero donde más se nota la influencia española en el balonmano es en los banquillos.

Tres de los cuatro técnicos en esta 'Final Four' son españoles

El juego táctico, los conocimientos de los entrenadores españoles, están considerados en Europa en el nivel más alto. Un equipo español representará el balonmano patrio en Colonia, pero tres entrenadores estarán presentes: Xavi Pascual, Antonio Carlos Ortega y Talant Dujshebaev.

Pero la cifra no queda ahí. En los cuartos de final hubo otros dos equipos dirigidos por entrenadores españoles, el Pick Szeged de Juan Carlos Pastor y el Vardar de Raúl González. Y si se retrocede hasta los octavos de final se encuentra a otros dos técnicos que metieron a sus equipos entre los dieciséis mejores de Europa. Son 'Jota' González (Naturhouse La Rioja) y Manolo Cadenas (Wisla Plock).

Los equipos españoles ganaron 14 títulos en 21 años

Lejos quedan ya los tiempos en los que los equipos españoles dominaban esta competición. Hasta 40 apariciones de equipos españoles en semifinales ha habido en los últimos 32 años. Se han conseguido 14 títulos con cinco equipos distintos (ocho el Barça, tres el Ciudad Real y uno el Portland San Antonio, el Teka Cantabria y el Elgorriaga Bidasoa). Incluso ha habido cinco finales disputadas por dos equipos de ASOBAL.

Pero eso ya es cosa del pasado y sólo el Barcelona se mantiene en ese nivel. Sin embargo, el nivel del balonmano español sigue siendo el mejor y así lo dejan patente los técnicos y jugadores que triunfan allende nuestras fronteras.

Una lucha sin favorito claro

Durante toda la temporada estos cuatro equipos se han mostrado como los más fuertes de la competición. Por tanto, no es ninguna sorpresa su presencia en Colonia, más bien es uno de los años en los que se han cumplido los principales pronósticos. Ya desde la primera fase los focos empezaron a iluminar a Kielce, Veszprem, Kiel y Barcelona, aunque otros como Vardar, Pick Szeged o Paris Saint-Germain han tenido también un buen rendimiento en la competición.

Las casas de apuestas dan al Barça favorito, pero no hay un pronóstico claro

Ahora bien, una vez llegados a este punto parece una osadía comenzar a pronosticar resultados. No se puede decir que haya un equipo que destaque sobre los otros tres, ni siquiera es posible afirmar que tal o cual equipo es favorito en su correspondiente semifinal.

La trayectoria de los cuatro grandes ha sido parecida, aunque en alguno u otro momento de la temporada han sufrido para conseguir imponerse.

El Kielce fue el único equipo que consiguió completar la fase de grupos sin conocer otro resultado que la victoria, aunque alguno de sus partidos, ante Pick Szeged, Motor Zaporozhye y Aalborg tuvo que lucharlos hasta el último segundo.

Kiel, Barcelona y Veszprem también se impusieron en sus respectivos grupos, pero por el camino se dajaron algún punto. Los teutones perdieron un partido, ante el Zagreb, lo mismo que el Veszprem húngaro, que tropezó en el SAP Arena de Mannheim ante el Rhein-Neckar Lowen. El Barça, por su parte, tuvo duros rivales en en la primera fase y cosechó resultados negativos: un empate ante el Kolding y una derrota contra el Wisla Plock.

El Barça cogió velocidad supersónica

Llegaron las rondas eliminatorias y en ellas el Barcelona se mostró como el más fuerte. Sus exhibiciones en octavos y cuartos de final ante Aalborg y Zagreb, respectivamente, fueron históricas. Ante los daneses los pupilos de 'Pasqui' finiquitaron la eliminatoria con una contundencia escandalosa en el partido de ida, en que vencieron por 11-31.

En la siguiente ronda se convirtieron en el único equipo capaz de vencer en Zagreb en toda la temporada y en la vuelta destrozaron a los croatas con un resultado de 43-21 en el Palau.

El Barça ha dado dos exhibiciones ante Aalborg y Zagreb y metió miedo

El Kielce, sin embargo, no pudo continuar con su inmaculada racha y ha sufrido mucho para plantarse en esta 'Final Four'. En los octavos de final partía como gran favorito en su eliminatoria contra el Montpellier, y su victoria por cuatro goles en el partido de ida en tierras francesas parecía dejar su clasificación encarrilada. Sin embargo, en el partido de vuelta en casa se complicaron la vida y terminaron perdiendo por 31-33. Afortunadamente para ellos el resultado acumulado les favoreció y se plantaron en cuartos.

Allí tuvieron que soportar una eliminatoria durísima contra el Vardar, uno de los equipos en alza de Europa. En dos partidos muy competidos los polacos se llevaron la victoria, por dos goles en ambos casos, y sellaron así su pasaporte rumbo a Colonia.

Tampoco fue un camino de rosas el del Veszprem. En octavos de final se mostraron muy sólidos y vencieron con autoridad al Naturhouse La Rioja, pero después tuvieron que vérselas con un rival durísimo, nada menos que el Paris Saint-Germain. El empate a 24 que firmaron en la capital gala dejaba las cosas abiertas para la vuelta. Pero en tierras magiares el Veszprem no tuvo piedad de su rival y en un partido muy sólido barrió al PSG de la pista.

El cuarto en discordia, el Kiel alemán, fue el que más tuvo que pelear su pase a la 'Final Four'. En octavos de final les tocó lidiar con el Flensburg, el vigente campeón de Europa en lo que sería la repetición de la final de la temporada anterior. Todos esperaban una eliminatoria igualada, pero tanto en el partido de ida como en el de vuelta destrozaron a sus compatriotas y completaron su venganza.

En cuartos de final tenían enfrente a un equipo que sobre el papel parecía muy inferior, el Pick Szeged húngaro. Pero en esto del balonmano no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo y en el partido de ida los de Juan Carlos Pastor sorprendieron a las 'zebras' y lograron un triunfo por dos goles de ventaja. En la vuelta a los germanos les tocaba remontar y, con el calor de su público, lo consiguieron. Por octava vez en las últimas nueve ediciones el Kiel estaría en semifinales.

'Déjà vu' en semifinales

El sorteo de las semifinales fue caprichoso. El orden en el que fueron saliendo los nombres dejaron programados partidos con precedentes muy cercanos. Por un lado, Kielce y Barcelona lucharán por un puesto en la final, como ya hicieron hace dos temporadas. La otra plaza saldrá del enfrentamiento entre el Kiel y el Veszprem, que ya se enfrentaron hace un año en la misma ronda.

En el enfrentamiento entre polacos y culés de hace dos temporadas el Barcelona venció de forma clara por 23-28. Esta vez el enfrentamiento tiene visos de ser más igualado, porque el Kielce parace ser un equipo mucho más sólido y profundo que hace dos años, además de contar con el carácter del que Dujshebaev impregna a sus equipos.

La lucha de hace doce meses entre Veszprem y Kiel fue uno de los partidos más bonitos de esa edición de la Champions. Por momentos el equipo de Antonio Carlos Ortega llevó el timón del partido, pero al final la extensión de plantilla de los alemanes les llevó a la victoria (26-29) y, por ende, a disputar la final.

Todo está preparado para que el mejor balonmano del mundo se viva en Colonia. Cuatro sanguinarios ejércitos buscan el ansiado trono.