La sensación que debe tener un escalador cuando se acerca a una cima mítica debe ser una mezcla de cansancio, ilusión, emoción y euforia. Ve que poco a poco lo que parecía muy lejano se va acercando y se va viendo más grande. La decepción cuando por unas circunstancias u otras no se consigue llegar a la cúspide debe ser matadora. Lo quieran o no, será lo que este domingo le ocurra bien a FC Barcelona, bien a MKB-MVM Veszprem.

Los dos equipos han luchado para llegar hasta este punto en el que ya casi saborean el éxito y están a un último esfuerzo de pisar el punto más alto y verlo todo desde arriba. Pero uno de ellos se quedará con la miel en los labios y sentirá una falsa decepción. Falsa porque el hecho de estar en la final de la Champions convierte cualquier temporada en brillante.

El Barça, contra los fantasmas de 2013 y 2014

El Barcelona sabe muy bien lo que es quedarse a un suspiro de levantar la copa de campeón. En las dos últimas temporadas ha protagonizado dos episodios dignos de película de terror. La derrota en la prórroga en la final de 2013 contra el Hamburgo y la eliminación en la tanda de siete metros del pasado año contra el Flensburg sentaron como dos puñaladas en los aficionados culés. Una nueva derrota sería muy dolorosa, sin embargo, una victoria a la tercera haría que esos dos intentos anteriores fueran recordados como el acicate necesario y daría más valor al triunfo.

El cansancio como factor diferencial

En competiciones como la 'Final Four' de la Champions, en la que en un fin de semana se juegan dos partidos a vida o muerte, la capacidad de recuperación, física y mental, cobra un valor importantísimo. Son dos esfuerzos brutales continuados y eso hace que no siempre gane el mejor, sino el que es capaz de gestionar todo lo que acontece en estos días.

Se puede encontrar un símil muy claro en el mundo del ciclismo, y en concreto en el de las carreras de tres semanas. En estos últimos dos días en el Giro de Italia (sobre todo en la etapa de hoy con final en Sestriere) se ha visto sufrir hasta el extremo a un Alberto Contador que hace apenas unas jornadas parecía de largo el hombre más fuerte. Pero el hecho de haber competido prácticamente sin equipo contra sus rivales y haber tenido que plantear cada final de etapa como una contrarreloj individual le ha terminado pasando factura y ha vivido momentos críticos en los que parecía perder lo que tanto le costó ganar.

O en el mundo del baloncesto, cuando hace un año el Real Madrid venció claramente al Barça en la semifinal de la Euroliga pero no se recuperó lo suficiente y terminó cayendo ante el Maccabi Tel Aviv.

En una competición así la recuperación es clave

No importa lo que haya ocurrido en semifinales, quién haya jugado mejor en sus respectivos partidos, lo que realmente importa es qué equipo es capaz de reponerse y volver a ser físico, un día después de una gran batalla.

En este sentido los dos equipos llegan en condiciones parecidas, puesto que sus partidos de semifinales les han hecho emplearse a fondo durante los 60 minutos. Además, los dos equipos tienen plantillas amplias, aunque en estos partidos en los que se decide todo la rotación suele acortarse. Así ha pasado sobre todo en el Veszprem, que ha dado menos descanso a sus principales jugadores. Habrá que ver si les pasa factura de cara a la final.

Los problemas físicos también salen a escena

Un aspecto parecido al anterior es el de las bajas por lesión. La 'Final Four' llega obviamente en un momento complicado de la temporada, cuando la carga física de todo un año empieza a notarse y las lesiones aparecen con mayor facilidad.

El Veszprem tiene en los jugadores españoles a sus principales ausencias. El asturiano Carlos Ruesga dijo adiós a la temporada tras la rotura de ligamento cruzado que sufrió jugando con España en León. Y tampoco está totalmente recuperado el extremo Cristian Ugalde. La lesión que le impidió estar en ese doble enfrentamiento entre España y Alemania hace casi un mes sigue impidiendo que participe junto a sus compañeros. Por suerte para el Veszprem, parece que Gergo Ivancsik está en plena forma y así lo ha dejado patente en el partido de semifinales.

Una ciatalgia pone en riesgo la participación de Rutenka

En el Barcelona la principal duda desde hace unas semanas era la participación del canario Dani Sarmiento. Pero según se le ha visto jugar contra el Kielce, parece que el cuarto metacarpiano de su mano derecha no le da ya problema alguno. Quien sí que no puede ayudar al equipo es Joan Saubich, por lo que el capitán Víctor Tomás tendrá que asumir todos los minutos en el extremo derecho.

Las dudas, quizás las más preocupantes, se ciernen sobre Siarhei Rutenka. El bielorruso no ha podido aportar mucho en el partido de semifinales por dolores en el nervio ciático, por lo que su presencia en la final es a estas horas una incógnita.

Dos grandes semifinales

Ni Barça ni Veszprem están en la final por casualidad. Su temporada ha sido casi inmaculada y en sus respectivos partidos de semifinales han demostrado merecer la victoria más que el rival.

Los de Xavi Pascual han ido un poco a trompicones, aunque siempre dominando el marcador. Desde el comienzo del partido han logrado una pequeña ventaja que han aguantado hasta el descanso. El Kielce, que durante el primer periodo ha sufrido la lesión de Aginagalde, ha sobrevivido a base de lanzamiento exterior, sobre todo de Bielecki y Lijewski, pero al inicio del segundo acto han sufrido una desconexión que ha permitido al Barcelona disponer de cinco goles de ventaja.

Pero cuando parecía que los azulgranas viajaban viento en popa hacia la final han entrado en una gran crisis y a base de contraataques el Kielce ha llegado a empatar el partido.

La entrada de Saric en la portería culé ha roto el partido

El punto decisivo del partido ha sido el cambio en la portería barcelonista. Un Gonzalo Pérez de Vargas más discreto que en otras ocasiones ha dado paso a Danjel Saric y ahí ha cambiado la tendencia. El meta bosnio ha protagonizado una de esas tardes que le han encumbrado al Olimpo de los porteros de balonmano y ha sido el responsable de que el Barcelona volviera a tomar ventaja.

Saric ha sido el 'culpable' de la victoria del Barça. Foto: EPA/Marius Becker.

También ha habido protagonismo para los porteros en la otra semifinal. El terrorífico (para bien) arranque de partido del sueco Andreas Palicka ha hecho que el Kiel empezara dominando al Veszprem. Pero el segundo tramo de la primera mitad ha sido muy favorable a los magiares, que han llegado a disponer de dos goles de renta. Sin embargo, al descanso el electrónico marcaba tablas.

El inicio de la segunda mitad ha decantado la balanza del lado del Veszprem, que pese a que ha seguido sufriendo las paradas de Palicka, ha encontrado en su propio portero Mirko Alilovic su héroe particular. Los últimos minutos del croata han sido para enmarcar y gracias a él los de Antonio Carlos Ortega han llegado a disponer de seis goles de ventaja.

El último arreón del Kiel no ha sido suficiente para inquietar a los de rojo y finalmente el Veszprem jugará su segunda final de Champions. La anterior, en la temporada 2001/02, no les trae un buen recuerdo, pues en el tanteo acumulado de la ida y la vuelta (se jugaba a doble partido) cayeron derrotados ante el Magdeburgo.

La experiencia de ser campeón

La diferencia en el palmarés de uno y otro equipo es abismal. El Barça de balonmano es indiscutiblemente el rey de Europa. Así lo acreditan los ocho títulos que adornan su sala de trofeos, más que la de cualquier otro club. La época del llamado 'Dream Team' que entrenaba Valero Rivera será recordada por la tiranía de un equipo que se proclamó campeón cinco temporadas consecutivas.

Ocho títulos tiene el Barça, ninguno el Veszprem

Además de los ocho títulos, el Barça ha sido finalista en cuatro ocasiones y se ha quedado en semifinales en otras cinco ediciones. Por contra, el Veszprem sólo ha estado entre los cuatro mejores cinco veces, contando con ésta.

Pero es cierto que, aunque la experiencia del Barça como institución es mayor, la de estas dos plantillas en concreto no es excesivamente desigual. De hecho, en la plantilla del Veszprem hay un gran número de jugadores que saben lo que es ganar la Champions: Momir Ilic, Christian Zeitz, Chema Rodríguez, Cristian Ugalde y Laszlo Nagy. Los dos últimos, precisamente con la camiseta del Barcelona. Incluso el entrenador Antonio Carlos Ortega ganó seis Champions en su etapa como jugador culé.

Un hombre llamado Laszlo

Los blaugrana no levantan la Champions League desde la temporada 2010/2011. Entonces el capitán del equipo era un jugador alto, fuerte y con un gran lanzamiento exterior. Se llamaba Laszlo Nagy.

La carrera del mejor lateral derecho húngaro de la historia está íntimamente ligada al Barça. En el club catalán pasó nada menos que doce temporadas. Llegó en el año 2000, con apenas 19 años y con la vitola de gran promesa del balonmano mundial. Su rendimiento, sobre todo en los primeros años, fue algo irregular, pero en la segunda parte de su tiempo en Barcelona demostró lo que muchos esperaban, que era alguien con unas características únicas que le convertían en un jugador irrepetible en su puesto.

Nagy levantó, como capitán culé, la última Champions, en 2011. Foto: FC Barcelona.

Con 31 años decidió volver a su país, firmando un millonario contrato y atraído además por un proyecto deportivo ambicioso. El tiempo le ha dado la razón y su aventura en el Veszprem está alcanzando cotas impresionantes.

El Barça no ha vuelto a levantar el trofeo desde que lo hiciera Nagy hace cuatro años, pero tampoco se puede decir que su marcha sea la causa de que no lo haya conseguido. Máxime cuando en la actualidad cubre su posición uno de los jugadores que le disputa la distinición de mejor lateral derecho del planeta, como Kiril Lazarov, y en el recambio tiene a un jugador de la solidez de Eduardo Gurbindo.

Más allá de que es una final de Champions y que ya de por sí es un partido único, seguro que Nagy siente emociones especiales por el hecho de tener enfrente al equipo que le encumbró.

Ha llegado por tanto el partido esperado, no sólo por Laszlo Nagy sino por todo el mundo del balonmano. Europa tendrá nuevo rey este domingo a eso de las 20 horas. Será el Veszprem húngaro, por primera vez en su historia, o bien por novena vez el Barcelona inscribirá su nombre en el libro de campeones.