Ha llegado el día: Ivano Balic jugará hoy su último partido. A pesar de que 'el genio de Split' anunció su retirada el pasado enero, mientras se disputaba el Mundial de Qatar, el mundo del balonmano se negaba a asimilar tal varapalo. Su actual club, el HSG Wetzlar alemán, ha intentado convercerle por todas las vías para que se quedara, pero conscientes de la cabezonería del croata, cuando Ivano hizo pública su decisión, el club en el que también milita Hombrados se resignó a su marcha y se dispuso a disfrutar de sus últimas actuaciones en el 40x20. Este artículo no pretende ofrecer todos los datos de la carrera del maravilloso central (los cuales podéis ver en la publicación que anunció su retirada), sino que es una simple despedida desde el prisma personal de un enamorado de su juego.

Me atrevo a decir que la despedida de Ivano 'maravilla' Balic, tal y como lo apodó el gran Luis Miguel López, supone la confirmación de que el balonmano ha sufrido un fin de ciclo. Se acabaron los jugones, se acabaron los pases imposibles y, sobre todo, se acabó la apuesta por la técnica de jugadores como Richardsson, Talant Dujshebaev o el propio Balic.El balonmano ya no es lo que era y su ADN no es lo que se nos intenta vender actualmente. No cabe duda de que es un deporte muy físico, pero lo que realmente hace del balonmano un espectáculo es la genialidad que solo unos pocos privilegiados pueden poner sobre la pista. Hoy en día hay una infinidad de jugadores que son capaces de ganar un partido ellos solos y de llenar un pabellón entero (Karabatic, Hansen, Narcisse, Jicha, Ilic, Duvnjak...), pero existe una diferencia abismal entre ellos y sus predecesores. Son superestrellas que destacan por sus condiciones físicas y por su capacidad de liderazgo -aunque está claro que hace falta algo más para formar parte del top mundial-, todo lo contrario que aquellos genios capaces de pasar desapercibidos y con un físico que no era el idóneo para el balonmano.

Ivano Balic será insustituible, pero claro que habrá jugadores que podrán cumplir una función parecida a la suya. La peor noticia es que el catálogo de este tipo de jugones está muy acotado y la mayoría de ellos están llegando a la etapa final de sus carreras. Son centrales como Chema Rodríguez, Mogensen o Uros Zorman. Sin embargo hay un lugar para la esperanza gracias a la inagotable cantera de países como Croacia, Eslovenia, Suecia o Dinamarca que siguen primando la técnica sobre el físico. Esta generación de jugadores se personifica en Dean Bombac, jugador del 'Spanish' Szeged de Juan Carlos Pastor y que parece que ha despertado la atención del Kielce polaco.

Lo que más sorprendía del juego de Ivano Balic es la lentitud con la que se desenvolvía en la pista, pero era una demostración de que los mejores jugadores son los que menos corren, ya que solo unos pocos son capaces de reconocer el momento en el que tienen que ir con todo y el momento en el que no es necesario para llegar así a los últimos minutos con fuerzas suficientes para decantar el encuentro. Y este es otro aspecto que diferencia a las estrellas del balonmano actual de las pasadas: la gran mayoría de estas 'bestias' llegan fundidas al final de los partidos y su nivel de juego desciende considerablemente.

Ha llegado el día, Ivano. El mundo del balonmano solo puede agradecerte la gran aportación que has realizado a este deporte que es diferente al resto precisamente gracias a jugadores como tú. Gracias por habernos hecho disfrutar como nadie con la magia que derrochabas y gracias por habernos enseñado tanto. Hasta siempre, mago.