Las derrotas duelen más cuando notas la victoria muy cerquita. El combinado júnior español de balonmano ha estado realmente cerca de plantarse en las semifinales del Mundial Júnior de Brasil y luchar así por las medallas, tratando de emular a sus compatriotas de la generación anterior, la de los jugadores nacidos en 1992. Pero por el camino se ha interpuesto Dinamarca, que en un ajustado final ha acabado con las esperanzas hispanas.

La historia del balonmano masculino moderno no puede entenderse sin la rivalidad -sana- entre dos de las grandes potencias del momento: Dinamarca y España. Los famosos episodios en categoría sénior, donde ambos países han estado jugándose las medallas de los grandes campeonatos en los últimos años y han protagonizado partidos para el recuerdo, se trasladan también a las categorías de formación, donde daneses y españoles también suelen enfrentarse en lucha por los primeros puestos. Esta generación de jugadores ya se había cruzado un año antes, en el Europeo del pasado verano. Entonces España le había ganado el bronce a Dinamarca en un partido muy parejo.

Tenía este encuentro cierto aroma a 'vendetta', unos y otros sabían que el pasaporte a semifinales se vendería en una lucha sin cuartel y totalmente pareja. Y en la igualdad Dinamarca ha salido vencedora. Los pupilos de Claus Hansen han estado más acertados en el momento de la verdad y Henneberg se ha convertido en el héroe, con su liderazgo en esos momentos en los que el balón quema.

Los jugadores españoles lucharon con mucha intensidad el partido, dominaron durante la práctica totalidad del encuentro y llegaron a gozar de cuatro goles de ventaja, pero al final claudicaron y será Dinamarca la primera semifinalista.

Biosca y Del Valle aceleran a España

En el comienzo del partido las porterías fueron protagonistas. Nacho Biosca y Mike Jensen parecían inspirados y respondían en un partido tan importante. Pero el danés pronto bajó su nivel de acierto mientras que el catalán siguió parando. Así, y con los goles de la primera línea española, con Álvaro del Valle anotando por partida doble, España adquirió la primera ventaja de dos goles.

La gran defensa propició los mejores minutos de España

Ante el desacierto de Jensen, el preparador danés dio entrada a Kristian Pedersen bajo palos. Gracias a alguna contra y la aparición fugaz del cañonero Henneberg, los nórdicos se agarraron al partido, pero entonces Adrián Fernández se puso el mono de trabajo y lideró, con gol y ritmo de juego, unos buenos minutos de España, que por medio de un lanzamiento de siete metros anotado por Miguel Sánchez Migallón se puso 11-7.

Los 'Hispanos Júnior' habían asestado el primer golpe, pero quedaba mucho por jugarse, cantar victoria era una insensatez. En la península de Jutlandia no son muy dados a rendirse rápido y volvieron a la carga con su juego de segunda línea. Con un gran parcial de 0-3 se acercaron en el marcador. En un abrir y cerrar de ojos España volvía a sentir en el cogote el aliento de su rival.

Los de Isidoro Martínez necesitaban una reacción, con el descanso a la vuelta de la esquina. El encargado de despertar a sus compañeros fue Nacho Plaza. En una gran lucha en seis metros el pivote español recibió un gran pase de Álvaro del Valle y anotó el 12-10, resultado con el que se llegaría al descanso.

Amago de escapada

Llegar al intermedio con una ventaja de dos goles era a la vez justo -por lo que se había visto en la cancha- y aliviador para España. Con la tranquilidad que da el resultado los 'Hispanos' jugaron buenos minutos tras el descanso. Nacho Biosca comenzó el segundo tiempo como había hecho en el primero, deteniendo buenos lanzamientos rivales, y Miguel Sánchez Migallón tomó las riendas en ataque, con tres goles casi consecutivos, uno en circulación y dos desde los siete metros.

España pudo ponerse con cuatro goles de ventaja en pleno segundo tiempo

Con 17-14 llegó quizás el momento clave del partido. El propio Sánchez Migallón forzó una falta en ataque que permitía a España atacar para devolver al marcador la máxima ventaja del partido. Pero Arnau García no estuvo afortunado y el signo del partido cambió. Dos contraataques en apenas medio minuto mataron el ánimo del equipo de Isidoro Martínez. Ese especialista desde los siete metros de apellido ilustre, Magnus Landin, ejerció de verdugo. El hermano menor del portero de Dinamarca y del Rhein-Neckar Löwen ajustició a Nacho Biosca por dos veces y empató el partido a 17 goles. Todo volvía a empezar con un cuarto de hora por jugarse. El dominio de España durante 45 minutos no servía de nada ya.

Detalles que deciden partidos

En este pequeño encuentro de 15 minutos hubo momentos de todo tipo. Pese a la inercia que había cogido Dinamarca, los españoles supieron mantener la calma y borrar de sus mentes los fatídicos minutos que acababan de vivir. Como en el primer tiempo, el desatascador fue la conexión Álvaro del Valle-Nacho Plaza. El pivote de Ciudad Real dio un respiro a España con el 18-17, pero Henneberg empató a diez minutos para la conclusión.

En momentos tan cruciales y de tanta tensión cabría esperar que los fallos se sucedieran por ambos lados, pero no fue así. Los brazos de los jugadores de uno y otro equipo se soltaron y se intercambiaron goles. Jon Azkue y Pablo Paredes lograron anotar desde el centro, mientras que por parte danesa Henneberg dejaba su segundo zambombazo consecutivo y el zurdo Risom se colaba por el centro de la defensa para empatar a 20.

Henneberg marcó tres golazos en los minutos calientes

Llegaban los momentos de la verdad y Álvaro del Valle consiguió con mucho sufrimiento un gol que valía su peso en oro. El balón entró llorando en la meta de un Pedersen que no se lo creía. Segundos después el aragonés remataba su áureo minuto con un robo de balón que podía ser definitivo. Los españoles tendrían opción de ponerse con dos goles de ventaja a muy poco del final. Sin embargo, tras un ataque trabado Paredes lanzó a la desesperada y Pedersen detuvo el balón para dar vida a Dinamarca. No perdonaría Risom, que a tres minutos del final volvía a colarse en la defensa hispana para empatar el partido.

Con el partido en un puño el ayarrés Jon Azkue tuvo la oportunidad de volver a poner a España por delante, pero después de hacerlo todo bien y penetrar hasta seis metros, su lanzamiento se fue por encima de la meta danesa. En el siguiente ataque Henneberg volvió a demostrar que tiene un brazo poderoso y batió por alto a Carlos Calle. Desde el 3-4 Dinamarca no se ponía por delante en el marcador, pero en el momento decisivo volvía a conseguirlo.

Foto: IHF.

A España le quedaba poco más de un minuto para tratar de forzar la prórroga e Isidoro Martínez pidió tiempo muerto para diseñar una jugada. El esférico terminó llegándole a Javier Ariño en el extremo izquierdo. Durante todo el partido los españoles habían tratado de entrar por el centro, buscando siempre a alguno de los pivotes y sin mirar prácticamente a los extremos. Como se aprecia en el gráfico anterior España no había anotado un solo gol desde el extremo. Pero a la hora de la verdad se la jugaron por la zona exterior izquierda. Ariño, que no había lanzado ni una vez en todo el partido, asumió la responsabilidad, pero Pedersen sacó la pierna que destrozaba el sueño español de luchar por las medallas.

El deporte deja estas maravillosas historias. El partido fue emocionante, variado y tuvo a España como dominador durante casi todo el duelo, pero las normas dicen que gana el que más goles ha anotado cuando trascurren 60 minutos de juego. Esta vez, ese equipo fue el de Dinamarca. A los 'Hispanos' les toca pelear por el quinto puesto de este Mundial Júnior.

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