No hay medias tintas. 60 minutos separan el abismo entre el deber cumplido o una de las mayores decepciones de la historia del balonmano español. Nada hacía presagiar hace unos pocos meses que los hispanos se vieran absolutamente contra las cuerdas para lograr un billete a Río de Janeiro. Tras acceder a la final del Europeo, la selección nacional se encontraba a un solo paso de la gloria. Sin embargo, cuajó un partido para olvidar y aplazó su deber.

Los hispanos afrontan el partido más importante de los últimos decenios para el balonmano español

A unas pocas horas de afrontar el partido definitivo, no se puede evitar que la mente se retrotraiga a ese momento. Y es que la derrota ante Eslovenia en la primera jornada del preolímpico dejó a la selección pendiendo de un hilo. Un hilo que se desgarró aún más tras la victoria de Suecia ante los eslovenos y la incapacidad de España por ganar por más de 16 goles de diferencia ante Irán. Los despropósitos se han dado cita, dejando a los subcampeones de Europa en una situación más que comprometida.

España: en busca del cambio radical

Desde 1976, España no deja de acudir a la cita olímpica

Las sensaciones no son buenas. La confianza en este grupo de jugadores es total, ya que han cosechado hazañas dignas de loas. Cuentan con ese aura ganadora que hace creer en su reacción incluso en las situaciones más inverosímiles. Se enfrentan a uno de los mayores retos de la historia reciente del balonmano español. Si no logran superarlo, serán recordados como la generación que, por primera vez desde 1976, no estuvo presente en los Juegos Olímpicos. Sería una sombra demasiado alargada e injusta para un equipo histórico, tanto por juego como por actitud.

Julen Aguinagalde en 2015. Foto: zimbio
Julen Aguinagalde en 2015. Foto: zimbio

Será clave el rendimiento de los laterales, en especial, Maqueda y Antonio García

Se está viendo una España timorata, con muchos problemas en ataque y renqueante en defensa. No se está encontrando con fluidez a Julen Aguinagalde, y el juego de extremo solo tuvo cabida ante la débil Irán. Los lanzadores de larga distancia parecen mermados físicamente, presentando una baja eficacia en los disparos tanto Maqueda como Antonio García.

La reacción española pasa por una mejor circulación de balón, y ahí tiene mucho que decir Raúl Entrerríos. El menor de la saga es el motor de este equipo, y si está inspirado ante los suecos, podrá hacer funcionar la maquinaria de los hispanos. La incorporación de Gedeón da empaque en defensa, y tanto él como Morros habrán de frenar el impetuoso juego sueco. Se espera una alternancia de defensas 1-5 y 0-6, con Ugalde como adelantado. 

Raúl Entrerríos en 2016. Foto: zimbio
Raúl Entrerríos en 2016. Foto: zimbio

Pero el arma más letal de los nacionales es su actitud. Esa oleada de entusiasmo, coraje y sentimiento patrio que inunda su juego, y les hace sobrepasar a sus rivales. Ostentan un tremendo bagaje de partidos de este calibre, y eso puede ser una clara ventaja competitiva.

Suecia: la historia les avala...y les exige

Cuatro oros mundiales, cuatro europeos en su haber y cuatro platas olímpicas. Esa es la carta de presentación de una de las selecciones con mejor palmarés de la historia de este deporte. En pleno proceso de regeneración desde hace más de un año, los suecos comienzan a ver la luz al final del túnel y este partido puede supone su salida definitiva o el derrumbe que les deje atrapados.

Veteranos como Kallman, Jakobsson o Nielsen, se mezlcan con sabia nueva dispuesta a dar un salto cualitativo. Llegarán con una gran confianza tras ganar a Eslovenia con un gol en inferioridad y sobre la bocina, de Kim Andersson. El apoyo de su público puede ser un elemento clave que decante la balanza, y lo puede hacer de cualquiera de las dos partes. El otro gran condicionante del partido, como es el de que España tenga que ganar por más de tres goles, puede generar cierto desasosiego en los compases iniciales para los suecos.

Kim Andersson en 2016. Foto: zimbio
Kim Andersson en 2016. Foto: zimbio

Solo puede quedar uno

La friolera de 15.000 almas se reunirán en el Malmoe Arena para jalear a su selección. Los suecos han hecho los deberes, y dependen de sí mismos para clasificarse. Les vale el empate ante España pero no pueden salir a especular. La tensión en ambos conjuntos será máxima, teniendo Eslovenia asegurada su plaza para la cita olímpica. España o Suecia. Suecia o España. Solo puede quedar uno.