La meteórica ascensión de la Ligue Nationale de Handball tiene por fin su reflejo en la Champions League. Hasta la fecha, ningún equipo galo había sido capaz de llegar a Colonia, y no ha sido hasta el nacimiento del ambicioso proyecto del PSG cuando un club francés ha sido un candidato serio al trono europeo. Las incorporaciones de los hermanos Karabatic y del técnico Zvonimir Serdarusic han dado el salto de calidad definitivo al conjunto parisino, que en Colonia tratará de rubricar la estabilidad de su proyecto.

En las cuatro ediciones que el Paris Saint-Germain ha participado en la Champions League, los franceses han ido escalando poco a poco posiciones hasta colarse entre los cuatro mejores del Viejo Continente. Su primera participación se remonta a la temporada 2005/06, en la que consiguieron llegar al Last 16. Sin embargo, pasaron siete años hasta que el PSG volvió a intentar la conquista de la corona europea, y en la temporada 2013/14, al igual que en la siguiente, logró dar un paso de gigante alcanzando los cuartos de final. En ambas ediciones -2013/14 y 2014/15-, fue apeado de Colonia por el Veszprém. Un año después, los galos tratarán de levantar de una vez por todas el ansiado título.

Sin embargo, en Francia la temporada del PSG no ha sido tan regular como en Europa. Aunque en liga se han mostrado intratables y a falta de una jornada ya son campeones con 13 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado -el Saint Raphael-, los parisinos se han dejado dos títulos por el camino: la Coupe de la Ligue y la Coupe de France. El Montpellier ha sido su gran bestia negra, pues el equipo de Canayer se ha coronado campeón de ambas competiciones. Precisamente por eso, el PSG quiere despejar en el Lanxess Arena todos los fantasmas y demostrar que las dos derrotas fueron tropezones aislados.

Camino inmaculado hacia Colonia

Tan solo Flensburg y Veszprém han conseguido vencer a los franceses

El PSG ha sido el rival más temido en esta edición de la VELUX EHF Champions League. Los franceses quedaron encuadrados en el grupo A en la fase de grupos, en el que consiguieron sumar 24 puntos de 28 posibles, más que ningún otro equipo. Flensburg y Veszprém, en sus feudos, fueron los únicos conjuntos capaces de someter al PSG, aunque en Francia también sucumbieron. Kiel, Zagreb, Wisla Plock, Celje y Besiktas no pudieron hacerle frente al campeón galo y se vieron superados en ambos partidos.

La primera plaza de grupo catapultó al PSG a cuartos de final, al igual que el Barcelona, evitándose así los octavos. En la última prueba antes de la fase final, los parisinos se midieron al Zagreb en la eliminatoria a priori más descompensada, y no hubo lugar para las sorpresas. El Paris Saint-Germain finiquitó prácticamente el emparejamiento en Croacia (20-28), y en la capital francesa se limitó a seguir la estela del equipo de Veselin Vujovic (32-32). Así, los de Karabatic se plantan en Colonia tras haber dado una exhibición en las fases previas y demostrando que aspiran a todo.

Un equipo lleno de estrellas

La inyección de dinero catarí tenía como objetivo hacer del PSG el equipo más potente del mundo. Para ello, la directiva parisina tiró de billetera y se hizo con estrellas mundiales como Hansen o Vori, pero se centró principalmente en hacer regresar a los mejores jugadores de la selección bleu, que hasta el momento habían emigrado en busca de mejores contratos y metas. Así, estrellas como Dinart, Abalo, Omeyer, Barachet o Narcisse llegaron a París con el cometido de hacer del balonmano una religión en Francia. Sin embargo, a medida que las temporadas pasaban, el PSG era incapaz de competirle a los equipos de primer nivel y siempre se quedaba a las puertas de la gloria. El principal problema era que en un equipo plagado de jugones, ningún jugador era capaz de imponer su ley y cada uno hacía la guerra por su cuenta, y en un deporte tan colectivo como el balonmano un estilo de juego así es inviable.

Sin embargo, en esta temporada el PSG ha dado el salto definitivo en el panorama europeo y ya no es capaz solo de codearse con los mejores equipos, sino que ha logrado dominarlos. Gardent fue sustituido por Serdarusic en el banquillo, un técnico que venía avalado por sus logros en Kiel y que consiguió convencer a los hermanos Karabatic para que se unieran a su nuevo proyecto. Luka dio consistencia a la defensa gala y Nikola se convirtió en el capitán que tanto necesitaba la nave parisina, de manera que el juego del PSG cobró sentido.

Hansen es el máximo anotador de la competición con 121 tantos

Serdarusic ha conseguido hacer entender a los suyos que la clave del juego se encuentra en la defensa. El danés Mollgaard arrivó para dirigir el 6-0 galo, el cual se ha acabado convirtiendo en el principal arma del PSG. El muro defensivo, secundado por un incombustible Omeyer, permite correr a la contra a los franceses, y en eso Abalo, Melic, Honrubia y M'Tima son verdaderos expertos. En el ataque posicional, destaca su juego con pivote -ya sea con Vori o Luka- y su potente lanzamiento exterior, liderado por Hansen, Nikola, Accambray y Onufriyenko, que está haciendo olvidar al lesionado Barachet.

El Kielce entre ceja y ceja

El PSG ha quedado emparejado en las semifinales de la Final Four con el Kielce polaco de Talant Dujshebaev. Los amarillos cuentan con una dilatada experiencia en la fase final de la Champions, pues esta será la tercera vez que lucharán por el trono europeo en Colonia. En 2013 y en 2015 el Kielce obtuvo el mismo resultado: la tercera plaza tras ser eliminado por el Barça en semifinales. Por ello, tras haberse zafado de la amenaza culé, el equipo de Julen Aguinagalde quiere plantarse en la finalísima.

Esta será la primera vez que polacos y franceses se enfrenten, pero no serán ni mucho menos rivales desconocidos. Ambos equipos conocen a la perfección el juego de su rival, y los técnicos tendrán muy complicado plantear una estrategia que consiga sorprender. Aun así, el Paris Saint-Germain es el favorito de la eliminatoria, y junto con el Veszprém, de la fase final.

Así, el PSG tratará de escribir un hito en la historia del balonmano francés conquistando el título continental en la primera ocasión que un equipo galo llega a Colonia.

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Sobre el autor
Álvaro Merino
Periodismo en la UMA.