Sin lugar a dudas, antes del comienzo de esta segunda semifinal, el equipo favorito era el Veszprém, ante un Kiel que a priori no tenía el nivel de otros años; pero una Final Four es un universo aparte.

Igualdad y baja anotación

Salataron ambos equipos a la pista serios, concentrados y plenamente conscientes de lo que se estaban jugando. Y donde más se notó esa concentración fue en la actuación de sendas defensas, que fueron las protagonistas de la primera mitad. Ninguno de los dos equipos tuvo ventajas considerables y la igualdad fue la nota predominante. Especialmente efectiva era la defensa húngara, mientras que por parte de los alemanes, el más destacado era su portero Landin.  Pero cuando el entrenador del Veszprém, Xavier Sabaté, se vió obligado a modificar su sistema defensivo el Kiel vio el cielo abierto, y aprovechó para dar un estirón e irse tres arriba al descanso con un 15-12.

Final no apto para corazones débiles

El público se entretenía con la kiss cam mientras esperaba con ansiedad que comenzase la segunda parte. Aún todo podía suceder. El Kiel volvía de los vestuarios con ventaja en el marcador, pero sin lugar a dudas, el Vezsprém salió mucho más motivado, y tanto lo hizo, hasta el punto que volteó el resultado del electrónico. Mediada la segunda mitad, los húngaros ya mandaban en el marcador, pero por tan sólo un gol de diferencia, por un ajustado 18-19. De hecho, en la siguiente acción, tras un fallido ataque de Veszprém, Duvnjak anotó para empatar el encuentro y dar comienzo un nuevo partido con tan sólo 14 minutos por delante.

Los siguientes minutos se convirtieron en un intercambio de goles por parte de ambos equipos, mientras el reloj se iba acercando inexorablemente al final. En el minuto veinte los equipos copiaban al cronómetro con un empate a 20, nuevo intercambio de goles, y es entonces cuando Xavier Sabaté decide pedir un tiempo muerto para reorganizar a sus tropas, ya que quedaban siete minutos y probablemente sentía que su equipo no terminaba de aprovechar las ventajas con las que había ido contando a lo largo de la segunda parte. Landin sostenía a su equipo con una gran segunda parte, de hecho en el minuto 26 estuvo a punto de parar un penalti que hubiese sido decisivo para el Kiel, ya que hubiese atacado para irse de dos goles. Pero en la siguiente acción anotó el Kiel y merced a un error del Veszprém tuvo de nuevo la opción de irse de dos y rematar el partido. Esta vez sí, 25-23  a 1 minuto y 40 segundos del final, el partido parecía decidido, pero el Veszprém supo sobreponerse y no se rindió, forzando la prórroga.

En el tiempo extra el Veszprém aprovechó su oportunidad para acabar ganando tres arriba ante un Kiel que falló mucho en ataque en el momento decisivo y en el que las 16 paradas de su portero Niklas Landin Jacobsen no evitaron la derrota final. Al menos en la final de mañana, gane quien gane, el vencedor será un entrenador español.