Durante la primera jornada de la fase final del XXIII Campeonato Mundial de Balonmano Universitario se disputaron diversos encuentros para dictaminar la clasificación en el torneo de aquellos equipos que no habían alcanzado las dos posiciones iniciales en sus respectivos grupos.

Chequia vence sin despeinarse y se enfrentará a Japón

En el cuadro femenino, se enfrentaron en la mañana del día 1 de julio las selecciones de India y República Checa en el Centro de Tecnificación de Atletismo y los combinados de Uruguay y Japón en el Polideportivo Fernando Argüelles. Los ganadores de los encuentros se enfrentarían por el quinto y sexto puesto, mientras que los perdedores se disputarían la séptima y octava posición.

El primer encuentro fue protagonizado por la cuarta clasificada del grupo Y y por la tercera clasificada del grupo Z. India había completado la primera fase del torneo sin haber ganado partido alguno y con unas estadísticas que dejaban mucho que desear (40 goles anotados y 144 encajados). Ciertamente, aparte de la diferencia de calidad deportiva, en estos resultados tiene mucho que ver la ausencia de jugadoras de refresco, ya que el combinado cuenta únicamente con ocho jugadoras de campo, lo que abre la puerta a realizar únicamente dos cambios a lo largo de los sesenta minutos de partido. Por otra parte, las checas sí habían estrenado su casillero de victorias al derrotar únicamente a Uruguay por 15 a 27 tantos.

Las jugadoras indias empezaron frías el partido y encajaron un 4-1 en contra (minuto 4). Sin embargo, las asiáticas consiguieron reducir su desventaja en dos tantos.

Las checas elaboraban un buen juego combinativo y podían desplegar todo su potencial y repertorio atacante gracias a las carencias en ataque del cuadro hindú. Balones procedentes de lanzamientos exteriores, contraataques y penetraciones desde los nueve metros y desde el extremo le llovieron a la guardameta rival en los minutos siguientes, ante los que poco pudo hacer.

Por otra parte, el ataque indio no prosperaba, las jugadoras pecaban de no tener las ideas claras, lo que contribuía a que los intentos culminaran en pérdidas de balón y en lanzamientos que acababan lejos de la portería adversaria. El resultado fue un parcial de 16-2 para la selección europea, con el que ponía tierra de por medio. Destacaban en sus acometidas la extremo izquierdo Veronika Malá, que finalmente acabó siendo la 'pichichi' del partido con 11 tantos.

Al descanso se llegó con un 20-5, que auguraba un nuevo festival checo en los treinta minutos restantes, pero nada más lejos de la realidad. Este resultado temporal coincidía con su capacidad goleadora en la primera mitad en su debut en la competición, por lo que suponía una vuelta atrás en la progresión que habían experimentado en los sucesivos encuentros, en los que habían conseguido aumentar su tanteador en el ecuador del enfrentamiento.

Si algo se puede destacar del juego indio, es que ciertamente cuentan con momentos de gran lucidez, que por lo general, perduran un corto periodo de tiempo; y otros en los que las pájaras de juego se imponen y sus rivales pasan como una apisonadora por el parqué.

Las asiáticas parecieron reengancharse en la reanudación al partido, intentando conseguir anotar con cierta regularidad, circunstancia que lograron durante los primeros cinco minutos (25-8, minuto 35).

El combinado europeo anotó entonces un nuevo parcial de 5-0 (30-8, minuto 45) sustentado en una buena actuación en el plano ofensivo (en el que destacaron las múltiples acciones de contraataque y el buen lanzamiento exterior e intervenciones de Gabriela Nygrynova) y en el defensivo (ya que India se precipitaba en sus lanzamientos, que se estrellaban contra el muro que conformaban la guardameta Petra Kudlacková y la defensa checa). Paradójicamente, su técnica apenas daba minutos a las jugadoras de reserva, por lo que el cansancio abundaba en las titulares.

En el ecuador de la segunda mitad cobró protagonismo la portera india, que frenó las acometidas de sus rivales e impidió que su ventaja se ensanchara. Su acierto coincidió con un punto de inflexión en ataque, por el que anotaron un parcial de 4-1, que provocó la solicitud de tiempo de muerto del técnico adversario (31-12, minutos 52).

La actuación del combinado de República Checa en los minutos restantes fue letal, ya que anotaron un nuevo 5 a 0, al aprovecharse del atasco en la faceta ofensiva india y golpear a su defensa en numerosos contraataques y en lanzamientos exteriores (37-12), dejando la distancia en 25 goles.

La ganadora se enfrentará a la vencedora del otro encuentro, Japón, que derrotó a Uruguay con una primacía menos pronunciada (34-18). Las americanas lucharán por el séptimo puesto ante las indias.

Portugal resiste ante Rusia cuarenta y cinco minutos

En el cuadro masculino, la fase final se abría la tarde del 1 de julio con un encuentro entre países europeos, que enfrentaba a los combinados ruso y portugués.

El grupo A aportaba a su tercer clasificado, Rusia, que había finalizado la fase de grupos con una única victoria en la última jornada ante la selección de China Taipei. Había caído derrotada por un reducido margen de diferencia en términos goleadores ante Japón (25-29) y España (26-30). En este último partido, había sobresalido Igor Karlov con ocho goles, que no fueron suficientes para conseguir hincar el diente a la selección anfitriona.

Portugal había sido el cuarto clasificado del grupo B. Pese a alzarse con la victoria en el campeonato celebrado en 2014, del que fue anfitrión, su andanza por la fase de grupos había culminado con tres derrotas, ante Egipto (24-26), Rumanía (30-26) y Corea (33-34), por marcadores relativamente ajustados.

Los conjuntos comenzaron el encuentro con intensidad y dinamismo. Rusia dio el primer mordisco al marcador, mandando desde el pitido inicial y obteniendo una renta de tres goles (9-6, minuto 13); pese a lo cual Portugal consiguió mantenerse "pegado al cogote" del combinado ruso. Finalmente, estos consiguieron recuperar su ventaja en los últimos minutos del primer tiempo (14-11).

Fue relevante la buena actuación en ataque de Dmitrii Kiselev e Igor Karlov por parte de los rusos; y del extremo izquierdo Diogo Branquinho y del central Miguel Martins en el bando portugués.

Portugal mantuvo sus opciones intactas en la reanudación, gracias en parte, a las exclusiones que le permitieron jugar en superioridad varios minutos (19-17, minuto 10). Pese a ello, seguía yendo a remolque en el tanteador a causa del limitado acierto de cara a puerta que demostraba en los momentos susceptibles de lograr dar el “sorpasso” goleador  a su contrincante. A ello contribuyó la solvencia de los suplentes rusos en el juego, como Ruslan Dashko o Dmitrii Bogdanov, que demostraron su capacidad para sustituir a los jugadores titulares con una actuación más que digna.

En el ecuador de la segunda mitad, Rusia consiguió elevar su ventaja a los siete tantos (26-19, minuto 16), tras traducir a goles tres veloces contraataques. El momento crítico que vivía el cuadro portugués obligó a su técnico, Nuno Farelo, a solicitar un tiempo muerto que no surtió el efecto deseado, al sucederle dos tantos de los rusos que dejaban prácticamente sentenciado el encuentro (28-19, minuto 17). El conjunto exsoviético no parecía echar de menos la presencia de Kiselev, que había deslumbrado al pabellón con un inicio fulgurante, pero que su técnico había relegado al banquillo en los últimos minutos. Mientras tanto, el equipo luso mandaba sus lanzamientos lejos de los tres palos o al cuerpo de un acertado meta Kholmov.

Las diferencias se mantenían (32-23, minuto 25) con el paso de los minutos. Aunque el hecho de que Portugal afrontara en inferioridad numérica la conclusión de los sesenta minutos podía hacer esperar una sangría mayor; finalmente la brecha portuguesa no fue más allá de los diez goles (34-24).

Rusia se clasificaba para optar a la quinta plaza, mientras que Portugal aspiraba como mucho al penúltimo puesto. Ambas selecciones esperaban rival.

Egipto no pierde la cara al partido y acaba arrasando

A continuación, se celebró el enfrentamiento afroasiático entre los combinados procedentes de Egipto y China Taipei.

En esta ocasión el grupo A aportaba a su cuarto clasificado, que también contó sus partidos por derrotas en la fase de grupos, al caer ante España (31-18), Japón (41-23) y Rusia (25-35). La media goleadora china aumentó encuentro tras encuentro, logro insuficiente para dar un golpe de efecto y estrenar la casilla de puntuación.

Por otra parte, la selección egipcia, único representante africano mundialista, se quedó fuera de la lucha por las medallas pese a disputar una gran fase de grupos, a causa del triple empate a dos victorias del grupo B, que compartió con los combinados rumano y coreano y que acabó haciendo que sus aspiraciones se quedaran por el camino. Triunfó ante Portugal (24-26) y Rumanía (28-27) y cayó derrotado por un gol de diferencia (28-27 ante Corea. El conjunto egipcio trae una de las plantillas más jóvenes del torneo mundialista, ya que sus jugadores cuentan aproximadamente con 24 años de media.

Ambos conjuntos mostraron gran ansiedad durante la primera mitad, precipitándose en acciones que se podían traducir con facilidad en goles cantados, llegando a cometer errores de bulto.

En el minuto 11 China Taipei consigue su primera ventaja sustancial, al tomar la primacía por tres goles de diferencia (3-6). Sin embargo, los asiáticos dilapidaron su ventaja en apenas tres minutos (6-6, minuto 17). Egipto erró varios ataques, que en caso de haber culminado con éxito podían haberle permitido tomar la delantera; por lo que el cuadro asiático volvió a ponerse por encima en el marcador (8-10, minuto 22), auspiciada por su contraataque, en el cual los jugadores llegaban con facilidad a la meta rival, situación que no siempre los culminaban de manera certera.

De la primera mitad destaco en la "trinchera" china los detalles de calidad que dejó Chen, como un fly y varios lanzamientos desde el extremo de bella factura técnica. Desde la "barricada" egipcia, destaca la actuación de los laterales Hassan y O Belal, bien acompañados por el central Youssef Shehab.

La ventaja asiática llega a ser de cuatro goles (10-14), distancia que Egipto reduce a dos tantos para llegar al descanso (13-15).

Los africanos mostraron otra cara tras el parón y anotaron un parcial de 3-0 que les permitió ponerse por delante (16-15, minuto 32). El partido empezó a convertirse en un "toma y daca" a tumba abierta de ataques rápidos y contraataques en el que los dos combinados se disputaban la primacía goleadora.

Sobresalía en Egipto Youssef Aly, mientras que Wang (anotó buenos goles en lanzamientos en penetración), Pan y el guardameta Hsu constituían la triada que sustentaba al equipo adversario.

Tras un leve despegue de China Taipei (23-21, minuto 42), su contrincante "cambió el chip" y empezó a parecerse al equipo que obtuvo dos victorias en la fase de grupos. Anotaron un parcial de 8-0, logro que se empezó a cimentar en el lanzamiento exterior y que se acabó extendiendo a todos los recursos del juego en ataque (29-23, minuto 53). Finalmente, en el minuto 54, tiempo muerto de por medio incluido, China Taipei rompe su racha de doce minutos de sequía al superar en dos ataques consecutivos al meta egipcio Mohamed Saleh.

Sin embargo, la leve reacción asiática no fue suficiente. Egipto continuaba en la cresta de la ola, había seguido una trayectoria ascendente por la cual se mostraba imparable y se dirigía directo hacia el triunfo.

Esta selección se unía a Rusia; y de nuevo se cumplía la "regla" que primó en la primera jornada de la fase final, consistente en que el tercer clasificado de cada grupo conseguía disputar el partido por el quinto y el sexto puesto.