La resolución del grupo B de la categoría femenina del campeonato de balonmano los Juegos Olímpicos de Río se presentaba a priori incierta, a causa de la igualdad que parecía existir entre sus componentes y de la incertidumbre acerca de su posible rendimiento.

Ante el caos que se adivinaba, la mayoría de analistas señalaron que la selección surcoreana podía ser considerada la máxima favorita para alcanzar la primera posición en el grupo por su condición de semifinalista en las pasadas Olimpiadas. En Londres, las asiáticas obtuvieron el cuarto puesto, al caer derrotadas ante las 'Guerreras' de Jorge Dueñas en la lucha por el bronce.

Pese a ello, la trayectoria positiva que demostró su buena actuación olímpica empezó a ser cuestionada ante el tropiezo que sufrieron en el Mundial de Dinamarca de 2015, al caer derrotadas en octavos de final ante Rusia (30-25). Meses después, en su estreno olímpico en Río el pasado sábado, las asiáticas volvían a claudicar ante esta selección por idéntico resultado.

Las suecas también cayeron en la fase de octavos de final durante la cita mundialista, pese a lo cual contaban con el buen resultado del Europeo de 2014, del que se llevaron la medalla de bronce. Al quedar encuadradas en el grupo B, parecía probable que las europeas se jugaran la cuarta plaza clasificatoria, que supone el pase a la siguiente fase, en los duelos ante rivales directos como eran Rusia y Argentina; al encontrarse un escalafón por debajo de la certidumbre de Corea del Sur y de la juventud de Francia y Países Bajos.

El combinado noreuropeo había comenzado con buen pie su trayectoria en los Juegos, al vencer de manera holgada a las argentinas. Pese al resultado adverso de Corea del Sur en la primera jornada, las asiáticas parecían seguir siendo favoritas para llevarse la victoria ante el cuadro dirigido por Henrik Signell.

El ataque tarda en carburar

La selección nórdica tomó la primacía del tanteador al poco de comenzar el encuentro gracias a la efectividad de los veloces ataques y contraataques que acometían, que les permitían desarmar la defensa coreana y plantarse delante de la meta de Oh Yong-ran sin que esta pudiera ofrecer oposición alguna (3-1, minuto 4).

Las laterales tomaron la manija del ataque de sus respectivos equipos: mientras que Nathalie Hagman y Linnea Torstensson destacaban por el bando sueco, el brazo de Kim On-a tiraba de las asiáticas, que continuaban yendo a remolque.

Sin embargo, dos infracciones consecutivas cometidas en ataque por el combinado europeo se tradujeron en sendos tantos en contraataque de las surcoreanas, logrando estas neutralizar la ventaja rival y ponerse por delante (8-6, minuto 10).

La primera línea sueca buscaba recurrentemente la conexión con la pivote Blohm, estrategia que se demostró poco efectiva a causa del acierto de Oh ante los disparos cercanos rivales. Frente a la pájara nórdica, el ataque de las pupilas de Lim Young Chul carburaba gracias al acierto de las acciones de las extremos y del lanzamiento exterior de Sim Hae-in y Ryu Eun-hee.

Posteriormente, las jugadoras suecas optaron por superar a sus adversarias en el uno contra uno y por realizar un ataque dinámico que buscara pases óptimos a los seis metros a alguna compañera que consiguiera desmarcarse.

Hagman y Woo Sun-hee fueron las máximas anotadoras (7 tantos)

El éxito de estas acciones generó confianza en las nórdicas, que empezaron a asumir la responsabilidad en el lanzamiento sin que les temblara el brazo. Las laterales Nathalie Hagman y Angélica Wallen brillaron especialmente, al conseguir hacer daño a la defensa rival aprovechando los huecos que dejaba. De esta manera, anotaron un parcial 5-1 con el que lograron poner el empate a 13 tantos en el minuto 25. Finalmente, se fueron un tanto por delante a los vestuarios (15-16, minuto 30).

Festival sueco en el caos

La vuelta de ambos combinados al terreno de juego estuvo marcado por el establecimiento de un ritmo frenético de juego. Las jugadoras regalaron unos minutos de auténtica lucha y esfuerzo, marcados por la realización de rápidos lanzamientos desde todo tipo de posiciones.

La precipitación se tradujo en numerosas imprecisiones en el tiro y en el juego de ataque de ambas selecciones, por lo que la igualdad seguía campando en el luminoso (18-18, minuto 37). Sin embargo, las suecas demostraron una mayor capacidad de adaptación al momento en el que se hallaba el partido,  lo que les llevó a amasar un parcial de 3 a 0 que forzó el tiempo muerto de sus contrincantes (18-21, minuto 40).

La portería también contribuyó a desequilibrar el duelo: mientras que la figura de Filippa Idehn se erigía como un muro infranqueable para las lanzadoras surcoreanas, nada podía hacer Oh Yong-ran ante los misiles teledirigidos con los que Hagman, Torstensson y compañía limpiaban las telarañas de su portería.

Nada parecía poder detener el festival sueco. El punto crítico del encuentro llegó cuando la extremo izquierdo Jamina Roberts conseguió culminar con éxito un contraataque, tanto que ponía una diferencia de seis goles difícil de "levantar" (20-26, minuto 46).

La central Isabelle Gullden, máxima goleadora del Europeo de 2014, dio calma al desenfreno nórdico tomando la manija del juego de su equipo. La principal resistencia asiática era acometida por la primera línea Sim Hae-in y y la veterana Woo Sun-hee, que se afanaban en demostrar que su selección no había dicho aún su última palabra.

Las asiáticas encararon con intensidad los últimos minutos de encuentro, por lo que tras varias acciones certeras, consiguieron apretar el marcador al ponerse a dos tantos de diferencia (27-29, minuto 58). Pese a ello, la incapacidad de su defensa de frenar los ataques finales del combinado europeo, sumado a la exclusión de Yoo H, imposibilitaron la remontada.

Sorpresa de Suecia en el Future Arena, que toma el liderato del grupo B, mientras que Corea del Sur permanece en la quinta plaza, fuera de las posiciones que dan acceso a la fase de cuartos de final, al contar sus partidos por derrotas.