Un proyecto destinado al beneficio meramente económico, donde lo deportivo queda a un lado. Un trabajo bien depurado en el apartado de marketing y saber explotar un mercado necesitado de estrellas ha sido suficiente para que un buen boxeador amateur haya pasado de la más absoluta sombra al estrellato en apenas dos combates. No parece existir forma más acertada para describir lo que Bob Arum ha realizado con un Zou Shiming que no termina de convencer a nadie fuera de sus fronteras.

Si en algo se caracteriza la afición china es en la pasión y el empeño que ponen en que cualquier deportista nacido en su país se convierta en una estrella a nivel mundial. Parece ser que esto ha sido muy bien interpretado por el promotor Arum, nada nuevo en el mundo de los negocios, que ha aprovechado esta situación para lanzar a la fama a un boxeador que no parece, esté capacitado tan siquiera para ser rankeado entre los 20 primeros boxeadores de su peso.

Bien conocido es el caso Jeremy Lin, donde un jugador de la NBA que no destacaba en su deporte, pasó a ser un auténtico ídolo de masas tras acumular tres partidos con buenos números de anotación. Poco después, se colocaba entre los primeros en las votaciones para el All-Star, simplemente con los votos de sus paisanos. Esto mismo parece suceder con un boxeador que ganó la medalla en los juegos de Beijing 2012, pero muy cuestionada por el mundo de las 16 cuerdas, puesto que es conocido el poder que China tiene en el COI.

En sus dos únicos combates como profesional, se vio a un Zou Shiming con poca pegada, torpe en movimientos y falto de recursos en el apartado ofensivo, llegando incluso a golpear con el interior de los guantes a su rival, lo que llegaría a inducir una falta alarmante de práctica, algo extraño para alguien que acumula una gran cantidad de combates en el sector amateur. Ante dos rivales de poca categoría no ha podido convencer a nadie, llegando en muchos casos, a decepcionar a la afición tras haber sido puesto en tan alta estima por el promotor americano.

Una apuesta para nada arriesgada en este momento para un hombre que está obteniendo según los indices de ventas de PPV un alto beneficio a cambio de un boxeador que parece estar destinado a ser recordado como el juguete de un tiburón de las finanzas. De paso, aprovechando el tirón que está teniendo en el dragón asiático este boxeador, Macao parece apuntar, gracias a su legislación fiscal, a ser la nueva capital mundial del boxeo, o al menos, a ser la nueva ciudad de negocios de Bob Arum.

Mientras Oscar de la Hoya parece coronarse en la actualidad como el mejor promotor del noble arte, ofreciendo eventos deportivos de la magnitud del próximo Floyd Mayweather contra Saul 'Canelo' Álvarez, donde también pelearán Danny Garcia ante Lucas Matthysse, Bob ha decidido buscar en otros mercados el éxito que ha ido perdiendo en los últimos años en EEUU, tras fracasar sus intentos por enfrentar a Mayweather Jr. ante su chico de oro, Manny Pacquiao, el cual tampoco atraviesa su mejor momento como boxeador.