En una escuela, los niños son formados y aprenden aquello que su maestro les muestra. Algo así sucedió esta noche en el MGM Grand de Las Vegas, donde Mayweather sacó los libros y Saul se dedicó a aprender durante doce largos asaltos punto por punto la técnica del mejor boxeo defensivo que él jamás había visto. Con la orquesta de fondo, "Money" bailó sobre el ring mientras Canelo se veía incapaz de parar el ritmo impuesto por el norteamericano, y lejos de intentar ponerse a su nivel, se nubló por completo y se lanzó de manera cauta, quizá demasiado, a buscar un KO que parecía evidente, jamás llegaría.

Un combate que se saldó con una decisión extraña puesto que, mientras dos jueces vieron una clara victoria de Floyd Mayweather (116-112 y 117-111) apareció una juez que decidió otorgar un 114-114 que no ha sentado nada bien a absolutamente nadie. Uno de los, seguramente, resultados más escandalosos que se recuerdan. Sobre el ring, un Saul abatido asumía con deportividad su derrota, escudándose en que con su corta edad, hizo lo que pudo pero no pudo parar a Mayweather, que ofreció su discurso habitual.

La juventud de un noble guerrero que mostró garra y corazón no fue suficiente para vencer a aquel que sabe ver cada movimiento del rival antes de ser ejecutado para contraatacar con una mano que llegará a su objetivo. La falta clara de estrategia por parte del mexicano hizo de este combate un monólogo de Mayweather que, a medida que corría el reloj, aumentaba sus opciones de victoria, siendo esta segura a partir del octavo asalto.

Quién le iba a decir a Saul Álvarez, que cuando Vicente Fernández entonaba ese himno mexicano que dice "Sigo siendo el rey", se refería a un siempre polémico pero acertado Floyd Mayweather, que hoy más que nunca, se reafirma como el monarca del noble arte, un lugar que le pertenece por méritos más que evidentes y del que parece, nadie puede destronarlo. La espina de su eterna rivalidad con el filipino Manny Pacquiao parece haber quedado atrás, y pese a que aun existe la posiblidad de que se celebre dicho combate, todo parece indicar que Floyd podrá retirarse con la cabeza bien alta, y los bolsillos llenos.

La corta edad de Saul hace que esta derrota no sea sino, un punto de inflexión en su carrera, donde deberá de mejorar su estrategia para demostrar que una derrota no es solo sino, el comienzo de algo nuevo, y bueno. Mientras tanto, en el mundo del "Pretty Boy", hoy todo luce más que ayer. Con 41,5 millones de dólares más en sus arcas, más un porcentaje del PPV, hoy Floyd mira hacia el horizonte del panorama boxístico con la total seguridad de que, en unos años, cuando cuelgue los guantes y pase a los despachos, su leyenda empezará a agrandarse aun más, no siendo ya uno de los mejores boxeadores de la historia, sino uno de los mejores deportistas.

Por fortuna para Oscar de la Hoya, quedan muchos, muchos años de Saul Álvarez por delante, y para desgracia del resto, quedan pocos, muy pocos años de Floyd Mayweather, al menos dentro de las 16 cuerdas.