Los libros de historia del noble arte están empezando a escribir su nombre entre los más grandes boxeadores del peso pesado jamás conocidos. Ahí donde habitan Rocky Marciano, Muhammad Ali, Joe Frazier, Jack Dempsey y tantos otros guerreros legendarios del ring, Vitali empieza a hacerse un hueco. Anunciada su retirada este mes de diciembre, los pesos pesados actuales tendrán que ver como la tiranía que Vitali empezó sigue de la mano de su hermano menor Wladimir.

Una historia entre trincheras

Por aquel entonces, la República Socialista Soviética de Kirguistán era poblada por cifras cercanas a los cinco millones de habitantes. En un humilde hogar ocupado por un general de las fuerzas aéreas del ejército soviético y una ama de casa nació un 19 de julio de 1971 el hombre al que llamarían Vitali Vladimirovich Klitschko. Seguramente aquel padre que participó activamente en los ataques al este de Alemania nunca pudo imaginar lo que se le venía encima con el pequeño Vitali.

En 1976 nacería de ésta unión el otro cañonero de la familia, Volodymyr Volodymyrovych, al que acabarían llamando Wladimir. Con la saga de futuros campeones completa, ambos fueron educados en la más dura doctrina comunista, siendo advertidos de los peligros del mundo exterior al que jamás deberían pertenecer. Criados bajo una casa compartida con otras tantas familias, ambos empezaron a boxear entre ellos por pura afición. Desde muy pequeños comenzaron a practicar distintos tipos de artes marciales, empujados por su padre, el cual siempre soñó con verles vestidos de militar en algún momento de su vida.

Los numerosos cambios de destino que padecía su padre, obligaron a la familia a desplazarse en varias ocasiones, no pudiendo establecerse en ningún lugar. Pese a lo estricto del sistema educativo soviético, Vitali y Wladimir pudieron proseguir con su afición a los deportes de contacto. Fue Vitali el primero en probar suerte en su adiestramiento apuntándose a Kick boxing, tras haber logrado éxitos escolares en kárate.

Chernobyl y unos Juegos Olímpicos

La historia de esta familia se vio forzada al cambio tras el drama acontecido en esta central nuclear. El padre fue enviado de urgencia para las labores de limpieza de dicha ciudad, con los posteriores efectos que ésto le provocó, con numerosos daños internos que terminaron con su vida el pasado 2011. Coincidiendo con dicho drama, Vitali seguía en su camino hacia el éxito entrenando para ser luchador de Kick Boxing, donde con los años sufrió una lesión en la pierna que le pasaría factura años después.

En una confesión difícil de escuchar en el mundo del deporte, Vitali reconoció que durante los campeonatos del mundo amateurs de boxeo un análisis rutinario mostró un positivo por esteroides, reconociendo años después que los empleó para tratar su fatídica lesión. Este acto provocó que a las olimpiadas de Atlanta no acudiera él, sino su hermano pequeño Wladimir, el cual ganaría la medalla de oro para orgullo de su propio hermano y de toda la nación ucraniana.

Un cobarde peculiar

Su paso al profesionalismo en el mundo de las 16 cuerdas no dejó indiferente a nadie. Debutaría un 16 de noviembre de 1996 en Hamburgo, Alemania, país que le vería crecer como deportista y que le daría todos sus éxitos a nivel profesional. 

Sus primeras 26 peleas terminaron todas y cada una de ellas por la vía rápida. 26 anestesiados a los que destrozó sin miramientos, donde se empezó a ganar un mote que aun perdura, el doctor puño de hierro. Llegó aquí un episodio que aun recuerda con mal gesto. Se enfrentaba al norteamericano Chris Byrd en Berlín, en juego, su título mundial de la WBO. Vitali iba ganando con total autoridad en las cartulinas de los jueces, pero su hombro dijo basta, y él decidió tirar la toalla y rendirse, siendo dado como perdedor.

La gente del continente americano, lejos de entender su lesión, lo lapidó y fue tachado de cobarde, asumiendo que un boxeador jamás debe tirar la toalla por muchos daños físicos que sufra. "Si Vitali hubiera continuado con esa pelea, no hubiera podido volver a boxear" dijo su médico personal en un documental llamado "Klitschko". 

Derrota y consagración

Cinco combates después, Vitali recibió una inesperada llamada para pelear ante nada menos que Lennox Lewis. Un combate que sin duda los aficionados al boxeo recordarán durante mucho tiempo, y es que ambos gladiadores ofrecieron una batalla digna de volver a ver una y otra vez. En las cartulinas Vitali Klitschko ganaba de forma unánime por tres puntos, pero un corte en su rostro obligó al médico del combate a paralizar dicho evento. Se entendió por tanto que Lennox Lewis ganó por TKO en el sexto asalto, entre gestos de rabia e incredulidad por parte del ucraniano.

El público que tanto le había criticado, se rindió a lo evidente y aplaudió y coreó su nombre, pasando de ser llamado cobarde a ser tratado como un guerrero ejemplar, un guerrero que aguantó e incluso aventajó a Lewis en uno de los mejores combates de los pesos pesados de los últimos 20 años.

Retirada, regreso y retirada

Por desgracia para Vitali, el cual volvió a su sendero triunfal arrasando a su paso con cualquier rival que se enfrentaba a él, no todo eran días de gloria. Una lesión en sus ya maltrechos ligamentos le obligó a dejar su cinturón de campeón vacante y anunciar su retirada anticipada del encordado. Dicho acto ocurrió en noviembre de 2005. Aquí comenzó su periplo por la política ucraniana, donde siempre quiso "limpiar la clase política de mentirosos y ladrones, otorgando al pueblo la democracia que se merece, levantando la ruina económica y fomentando la integración en Europa", dicho de sus propias palabras.

Pero el boxeo volvía una y otra vez a llamar a su puerta, y es que, como a todo amante del noble arte, el alma le pidió un asalto más. En octubre de 2009 en Berlín Vitali volvió a subirse a un ring ante "La pesadilla nigeriana" Samuel Peter. El público pudo disfrutar al ver como el ucraniano sellaba su regreso con una gran victoria por abandono en el octavo asalto tras castigar severamente a su rival.

Finalmente pondría fin a una carrera plagada de títulos y de éxitos con 41 años, y es que, tras las revueltas en Ucrania, Vitali tuvo que decidir si quería volver a un ring o abanadonarlos por completo para centrarse en las elecciones ucranianas, donde parte como principal favorito para gobernar su país. En diciembre de 2013, anunció de manera definitiva su retirada de los rings, agradeciendo cada minuto que pasó sobre un cuadrilátero.

Carrera política

"Engaños al pueblo" "Políticos aferrados al poder" "Sistema judicial injusto y corrupto". En  estas tres breves frases define Vitali la situación política actual de Ucrania, aplicable también a otros tantos paises. Su lema, el acercarse a Europa y fomentar una igualdad perdida tras la transición política que vivió Ucrania. Una dura lucha que ha provocado de manera reciente grandes manifestaciones, con repercusión mundial, donde el pueblo ucraniano, arto de sus gobernantes, salió a las calles exigiendo un cambio.

El cambio que tanto quiere el pueblo parece que llega de la mano de Vitali, y es que el ya ex campeón mundial aspira a ser presidente del país en las próximas elecciones con UDAR, un partido político que busca el cambio y el progreso. Una mentalidad a favor de Europa y de alejarse del gobierno ruso. Su imagen deportiva, asociada en numerosas ocasiones a la solidaridad, participando en toda clase de campañas a favor de la lucha contra la pobreza, así como su imagen de persona responsable, hacen creer al pueblo en él de cara al soñado cambio político.