En los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 el norteamericano Lance Armstrong, de apenas 20 años de edad, firmaba su primer contrato como profesional, con el equipo Motorola. Con esa firma, se convertía en uno de los ciclistas más jovenes del pelotón, contando sin duda con una gran calidad, puesto que de lo contrario, no habría llegado tan joven a la élite, más aún siendo americano y de no haber crecido en la cultura europea del ciclismo, puesto que en su país en esos momentos no había cultura de este deporte, a pesar de estar viviendo los éxitos de Greg Lemond.
 
En su primera carrera, la Clásica de San Sebastian, terminó el último del pelotón, pero no se retiró. Pocos días después, en el GP de Zurich, cabreado consigo mismo, consiguió finalizar 2º. En la temporada siguiente, su primera completa, la del 93, mientras corría por primera vez el Tour, consiguió su primera victoria de etapa en la carrera francesa. Y tan solo unos meses después se convertía en uno de los campeones del mundo más joven de la historia, tras alzarse con el maillot arcoiris bajo la lluvía de Oslo. Él era así, todo precocidad. 1994 fue un año más o menos discreto, mientras que 1995 fue el año de su explosión definitiva, con 24 años. Consiguió victorias en París-Niza, la Clásica de San Sebastian, para redimirse de su debut profesional, y de nuevo en el Tour, esta vez en memoria de su compañero Fabio Casartelli, fallecido 3 días antes por un accidente en la carretera, en el descenso de un puerto.
 
Era un grandisimo corredor en pruebas de un día, quizás el mejor corredor de su país, y tras la aparición de Ullrich, la mayor promesa joven sobre la bicicleta. Pero 1996 supuso un frenazo en su carrera. Había firmado un contrato con el conjunto francés Cofidis para las siguientes esa temporada y la siguiente, pero el 2 de Octubre de 1996 se levanto con un testículo muy hinchado, casi del tamaño de una naranja pequeña. Venía ya de bastantes días de encontrarse mal, llengando incluso a toser sangre, pero como todo deportista de élite, lo achacó al entrenamiento y la actividad física.
Hasta ese día había podido seguir entrenando, pero el tamaño de ese testículo le impidió ese día retrasar más una visita al médico. Este le dió las malas noticias, tenía cáncer, aunque si este era detectado en las primeras fases, era fácilmente superable. Pero las malas noticias nunca vienen solas, y las pruebas determinaron que el cáncer se había extendido a los pulmones y tras otras pruebas posteriores, también en la cabeza tenía dos nodulos. Debía recibir quimioterapia, y por lo tanto, salvo una gran sorpresa, debía decir adiós a la práctica del deporte profesional con apenas 26 años recien cumplidos.
 
Se le extirpó el testículo en ese mismo 2 de octubre, y se le había preparado ya para iniciar la quimioterapia. Su médico de confianza, Wolff, le permitió que buscase el lugar que le pareciese más oportuno para superar el tratamiento, y decidió Lance, junto a su madre, el visitar varios sitios. En el que primero le prometieron una pronta recuperación, pero abandonar por completo el deporte profesional era la consecuencia, fue en el Hospital de Houston. Como Lance quería seguir teniendo la posibilidad de volver, también pidió información en Indiana, que fue el lugar que le convenció, porque le dijeron que el proceso no afectaría a su capacidad pulmonar y por lo tanto, podría volver a la élite.
 
El 26 de Octubre recibió su primera sesión de quimioterapia, y los siguientes 3 meses fueron un suplicio para él, quien comenta que le gustaba seguir saliendo a rodar con la bici durante el tratamiento, hasta que llegó un momento en que una señora mayor le adelantó pedaleando tranquilamente una cuestecilla que a él le estaba costando horrores el subir. El cáncer le estaba destruyendo el cuerpo, y él mismo dudaba que pudiera volver a ser profesional. Pero lo importante es que se recuperó del cáncer, al menos momentaneamente, ya que debía esperar todo un año para comprobar que no se había reproducido en su cuerpo (que finalmente no lo hizo).

Durante todo el proceso de recuperación, que duraba un año aproximadamente, sumado al tiempo de duración de la enfermedad, Lance había cambiado, y no solo fisicamente, sino que algo había cambiado en su cabeza. Nada más superar la enfermedad quiso crear una fundación para ayudar a la gente que había padecido lo que él, la fundación Livestrong. Había pasado de ser una persona tremendamente engreida a querer ayudar a la gente, ya que el tuvo la suerte de vencer a la enfermedad. Ese es el gran cambio que él achaca a la enfermedad. Y como muestra de que no todo el mundo tiene la misma suerte que tuvo él, a las pocas semanas de recuperarse él, enfermó su amiga Stacy Pounds, secretaría de su representante. Se le detectó cáncer pulmonar, y para su mala suerte, lo suyo era incurable. Prefirió disfrutar lo que le quedaba de vida y no someterse a la quimioterapia. Lance la regaló una cadena con una cruz, teniendo el otra, diciendola que la llevase, que él la llevaría siempre en memoria de ella, aunque ninguno de los dos fuese creyente.
 
1997 fue un año meramente de recuperación, tanto de nivel físico como de las ganas por volver a competir. Había perdido mucha masa muscular, por lo que le beneficiaba para su actividad física, pero no tenía confianza para forzar su organismo, ya que temía enfermar de nuevo. Su equipo, el Cofidis le iba a rescindir el contrato y nadie quería contar con sus servicios para la temporada 98, ya que nadie les garantizaba que fuese una apuesta ganadora (más aún por el salario que pedía, bastante elevado teniendo en cuenta su condición). Pero en estas que apareció un joven equipo de su país, el US Postal Service, que contaba en sus filas con gente como Hincapie o Hamilton, y a partir de ese año, también con Lance. No pasaban más que de ser un equipo de segunda o tercera fila en el pelotón internacional, pero a Lance le sirvió. En esa temporada se dedicó a readaptarse al pelotón, a amar este deporte y además, consiguió finalizar 4º la Vuelta a España que ganó Olano, y solo 6 segundos le separaron de la plaza del podium del Chava. Tras esta gran actuación, su futuro director Bruynell, le envió un telegrama diciendo que el año que siguiente su foto iba a quedar muy bien en lo alto de París.
 
El resto de la historia de Lance, tras superar el cáncer, es conocido por todos, aunque su sueño no era ganar siete Tours de Francia. Su sueño, tras superar el cáncer, era tan solo ganar un Tour.