José María Jiménez, el "Chava", ciclista precoz ,nacido en el Barraco un 6 de febrero de 1971, hace hoy diez años que nos abandonó. Un ciclista querido por la afición, que pudo haber tenido un palmarés mucho más extenso de lo que lo tuvo, aunque de haber sido así, no habría sido el Chava. Desde aquí, un pequeño homenaje, recordando la que ha sido su mejor clasificación en una gran vuelta por etapas, la Vuelta a España de 1998.


Vuelta a España 1998

La salida de la Vuelta a España de 1998 venía marcada aún por los últimos coletazos del Caso Festina, que había tenido lugar durante el último Tour. El ciclismo había perdido su credibilidad de cara al público en general, pero aun así, el espectáculo debía continuar.
 
A pesar de estar todavía reciente el Caso Festina, sus corredores no habían sido oficialmente sancionados, por lo que a la Vuelta pudieron acudir como el equipo más potente del pelotón, con toda su artillería preparada para tratar de lavar su imagen; Zülle, Virenque y Dufaux. En cuanto al pelotón nacional, la ONCE se iba a presentar con Jalabert como indiscutible líder, con Zarrabeitia y Mauri como fieles escuderos. En el Banesto, por su parte, iba a llevar como jefe de filas a un Olano al que el trazado más humanizado favorecía mucho, con un inconsistente Chava Jiménez en la recámara.
 
Esa Vuelta comenzó sin muchas novedades en las cinco primeras etapas, salvo porque Virenque se vio involucrado en varios cortes que le hicieron perder algo de tiempo. No parecía el francés muy por la labor de involucrarse en carrera.
 
En la sexta etapa de esa edición se iba a estrenar un puerto inédito hasta el momento, el Xorret del Catí, un puerto de apenas tres kilómetros de longitud pero con rampas de hasta el 22% de desnivel. Fue precisamente en esas rampas, y respondiendo a un ataque del recien recuperado del cáncer Armstrong, donde el Chava lanzó su primer demarraje de aquella edición y consiguió distanciarse de los Heras, Dufaux o Jalabert de manera suficiente para afrontar el ligero descenso final y ser el primer vencedor en las rampas del Xorret del Catí.
 
Chava había sido el primero de los favoritos en golpear en la Vuelta, aunque su rendimiento real aún era una incógnita, más aún analizando el decepcionante Tour de Francia que había hecho antes de abandonar, donde en ningún momento fue capaz de seguir a los hombres más fuertes de la carrera. Jiménez, además, iba a recibir el premio de vestirse con el jersey de líder de la carrera, aventajando a Heras en más de medio minuto y en casi uno a su compañero y supuesto jefe de filas, Abraham Olano.
 
Las siguientes jornadas iban a ser bastante tranquilas, tanto para el Chava como para su equipo, pudiendo mantener el maillot de líder sin mayores dificultades. Los problemas para el abulense iban a llegar en la novena etapa, con una contrarreloj de 39 kilómetros que, a priori, le iban a hacer perder la preciada prenda amarilla y cualquier opción de hacer una buena general, viendo su rendimiento de años anteriores.
 
Como efectivamente se presuponía, Chava cedió gran cantidad de tiempo en la crono y perdió el liderato de la carrera. El nuevo líder iba a ser su compañero Olano, con él a más de tres minutos en la general. Se recuperaban los roles que inicialmente había en el Banesto, con Olano de jefe y Jiménez de gregario de lujo del de Anoeta. Pero el Chava no había dicho aún, ni mucho menos, su última palabra en aquella Vuelta.


El Kelme siembra y el Chava recoge

La décima etapa de la ronda española finalizaba en la Estación Invernal de Pal. Aquel día la cosa empezó a ponerse seria para el líder en el penúltimo puerto de la etapa, el de Ordino. Ahí un ataque en conjunto de los Kelme, primero Heras y luego Escartín, desarboló a un líder que no pudo más que buscar refugio en la rueda del Triki Beltrán. Chava, por su parte, cumpliendo excelentemente con su labor de gregario, se había pegado a la rueda de los Kelme. Por la cima del puerto coronó Escartín en primer lugar, marchando Jiménez a su rueda sin darle un solo relevo. Con un retraso de unos 45 segundos coronó el grupo de un glorioso Beltrán, quien marcaba el ritmo al líder de la carrera.
 
El Chava se estaba encontrando muy bien de piernas durante toda la última ascensión del día, no obstante, había ido a rueda del corredor de Biescas durante muchos kilómetros. Por ello pidió permiso desde el pinganillo para atacar y hacerse con la victoria de etapa. Una vez se lo negaron, dos veces, tres... Los kilómetros pasaban y el grupo perseguidor de Olano no conseguía reducir las distancias. Jiménez comenzaba a desesperarse, mientras que veía las pancartas de siete, seis, cinco a meta. Al paso por cada una de ellas preguntaba y recibía la negativa de sus directores, hasta que al paso por la pancarta de tres el silencio fue la respuesta que obtuvo. Volvió a preguntar para asegurarse y de nuevo silencio. Ante ello, no dudó más y lanzó un primer demarraje que fue contestado por Escartín, pero que no pudo hacer nada para responder a un segundo ataque del corredor del Barraco. En la línea de meta Chava aventajó en 18 segundos a Escartín y en 1 minuto y 31 segundos al grupo de su jefe de filas.
 
El Chava consiguió dos victorias de etapa aprovechándose del trabajo del Kelme y de su función de gregario de lujo
Chava Jiménez se había vuelto a meter en carrera, situándose a apenas 1´36´´ del líder y compañero de equipo. Se acababa de encender un pequeño fuego en el Banesto, pero que si no se sabía controlar, podría acabar en un gran incendio. De momento las declaraciones de los protagonistas eran bastante pacíficas, con Olano ejerciendo de líder y Jiménez, de gregario totalmente sometido a la imposición de su jefe de filas.
 
La siguiente etapa, la undécima con final en Cerler, iba a ser un calco de la de anterior con final en Pal, con los Kelme tratando de derrocar al líder en beneficio de Heras o Escartín y con el Chava recogiendo lo sembrado por el conjunto dirigido por Álvaro Pino. En todo momento fueron los Kelme los que llevaron la voz cantante en la etapa, pero el vencedor de la jornada volvió a ser el Chava, quien derrotó aquel día en el sprint a Heras, Escartín y Clavero, mientras que por su parte, Olano había vuelto a ceder con respecto a los favoritos, dejándose en meta unos exíguos 19 segundos, por la falta de dureza del puerto final.
 
Hasta aquí había durado la paz entre los dos compañeros de equipo. Desde ese momento, a través de la radio, se inició una guerra entre ambos corredores, contando cada uno con el respaldo de uno de los dos medios radiofónicos nacionales. Quizás el último gran pique en los medios nacionales con el ciclismo de por medio.
 
Las siguientes dos etapas fueron de relativa tranquilidad en el seno del pelotón, con la excepción de la 14ª etapa, que iba a ver como los corredores del Banesto iban a vivir un auténtico infierno en una etapa aparentemente sin peligro que acabó como una persecución del equipo a un numeroso grupo en el que se había colado Heras (8º en la general). Finalmente aquel día acabó sin jugándose al sprint, pero los chicos de Unzué se habían llevado un buen susto.


La mujer de Olano incendia las Ondas

La 16ª etapa, que finalizaba en las Lagunas de Neila dejó como resultado la cuarta victoria parcial del Chava Jiménez. Todo lo importante de la etapa sucedió durante los últimos tres kilómetros de la subida final a las Lagunas. Poco después de pasar por la pancarta de tres a meta, y viendo el Chava que la situación de carrera estaba más o menos controlada por Olano (respondiendo en persona a unos inútiles ataques de Jalabert), el Chava decidió derramar, buscando su cuarto triunfo de etapa.
 
Una pequeña pájara de Olano y el ataque del Chava hicieron llegar la sangre al río
No parecía que la sangre fuera a ir al río hasta que al paso por la pancarta del último kilómetro, Olano se vino abajo sin motivo aparente, y nuevamente Beltrán debió sacrificarse para su jefe de filas. La renta en meta entre el Chava y Olano fue de 46 segundos en favor del corredor del Barraco, insuficientes para poner en aprietos su liderazgo en la carrera.
 
Las declaraciones en meta no fueron nada altisonantes entre todos los protagonistas del día, hasta que que todo el mundo pudo escuchar las que realizaría Karmele, la mujer de Olano, en la radio. Desde ese momento el ambiente en el conjunto Banesto se volvió muy tenso (entre otras cosas, Olano acababa contrato y estaba negociando la renovación), produciéndose el famoso suceso en el ascensor de un hotel entre el Chava, Karmele y un periodista de un medio afín al corredor abulense. La sangre había llegado al río en el seno del conjunto Banesto.


Traca final en la Sierra madrileña

Se estaba llegando al final de la Vuelta y aunque la presión que desde el exterior se estaba ejerciendo sobre los corredores del Banesto, en la etapa de Segovia consiguieron firmar una pequeña tregua y trabajar todos con el mismo propósito, conservar el jersey de líder. Ese día de Segovia lo conservaron, pero aún quedaba Navacerrada.
 
El día de Navacerrada la etapa estuvo marcada por el mal tiempo, y por la lucha constante que tuvo que sufrir Olano aquel día. En el penúltimo puerto vio como se formaba una fuga en la que se encontraría gente como Zülle, Escartín o su compañero Chava como secante, mientras que él y su equipo perseguían por detrás. Después de muchos kilómetros persiguiendo, el Banesto consiguió neutralizar la fuga a pie de Navacerrada, último puerto de la jornada.
 
Una vez en el puerto, en las primeras rampas, atacó Heras, llevándose consigo a rueda a Escartín, Armstrong y al Chava. Olano se volvía a quedar descolgado, a merced de la ayuda del Triki. La ventaja de ese cuarteto fue aumentando kilómetro a kilómetro, de manera que el Chava se estaba convirtiendo en el líder provisional de la prueba, ya que habían neutralizado los 31 segundos de desventaja que tenía en la general.
 
Su superioridad en montaña contrastaba con su escaso rendimiento contra el reloj, lo que le privó de mejores generales
En la línea de meta fue el ruso Zinchenko, que venía de una fuga anterior, quien se hizo con el triunfo de etapa, su tercero aquel año en la ronda española. Por detrás, Jiménez y Heras entraron a su rueda y Olano se dejó nada menos que 1 minuto y 7 segundos. Eso convertía a Jiménez en el nuevo líder de la prueba, con 6 segundos de ventaja con respecto a Escartín y 38 con Olano.
 
La desventaja de Olano con los hombres que le precedían en la general hacían pensar que la Vuelta era suya, como demostró al día siguiente en la crono de Fuenlabrada, pero la fractura con su equipo y con el Chava ya se había producido muchas jornadas antes, con la actuación de ambos en la carretera, y de sus allegados en las ondas radiofónicas. A Olano le acompañaron en el podium Escartín y su compañero Jiménez, que pudo salvar su tercera plaza por apenas seis segundos con respecto a Armstrong.
 
Clasificación general Vuelta España 1998.
1- Abraham Olano (Banesto)
2- Fernando Escartín (Kelme) a 1´23´´
3- José María Jiménez (Banesto) a 2´12´´
4- Lance Armstrong (US Postal) a 2´18´´
5- Laurent Jalabert (ONCE) a 2´37´´
6- Roberto Heras (Kelme) a 2´58´´
7- Álvaro González de Galdeano (Euskaltel) a 5´51´´
8- Alex Zülle (Festina) a 6´05´´
9- Marco Serpellini (Brescialat) a 8´ 58´´
10- Marcos Serrano (Kelme) a 10´17´´


Su mejor clasificación

La Vuelta a España de 1998 supuso la mejor clasificación general del Chava Jiménez, con un tercer puesto final, viviéndolo además con gran intensidad, debido a la polémica que se desató en el seno del equipo Banesto en aquella edición, por las disputas vividas en los medios entre los que apoyaban al Chava y los que apoyaban a Olano. Aunque esa Vuelta del 98 fue su mejor clasificación, no fue su mejor participación en una gran ronda, ya que en la Vuelta de 2001, en donde consiguió tres victorias de etapa, pudo haber sido suya de no ser por esa mala cabeza que tenía, ya que en la carretera demostró ser el mejor corredor del pelotón en esa edición.
 
Su mala cabeza, unida a sus vicios y malos hábitos de vida, hizo que apenas cinco años después de subir al podium de Madrid, y dos años después de ser el mejor corredor en la ronda española, José María Jiménez nos abandonase para siempre mientras se encontraba en una clínica de desintoxicación, tratando de curarse de sus adicciones, no ya para volver a ser corredor profesional, pues todavía tenía edad de serlo, sino para tratar de volver a ser persona.
 
¡Hasta siempre, Chava!
 
Foto principal: pedaladascontraelcierzo.wordpress.com
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Sobre el autor
David Rodríguez
Soy un simple aficionado de casi todos los deportes y amante especialmente del ciclismo, del que me gusta ver y recordar etapas clásicas de las que ya no tienen lugar a día de hoy