Después de los grandes 247 kilómetros de Paris - Roubaix que se presenciaron el domingo, los 10 últimos dejaron la miel en los labios de poder haber visto un final de carrera digna de la gran clásica que se vivió hasta salir del tramo del Carrefour de l'Arbre. Como cada vez que se acaba una carrera, es hora de sacar las conclusiones, los aciertos y errores de los corredores y aquellos detalles que podrían haber hecho una carrera aún mejor.

Boonen selecciona, Terpstra remata

Nadie pensaba que el tramo de tres estrellas de Beauvry - La - Foret no llegaría a ser tan relevante para el posterior desarrollo de la carrera como lo fue el domingo. El que se pensaba que era uno de los mayores favoritos para la victoria resultó ser el gran animador de la prueba. Tom Boonen, realizó un ataque a más de 60 kilómetros de meta en mitad del tramo antes mencionado. Los siguientes kilómetros fueron una pugna entre el grupo de Boonen (con Geraint Thomas y posteriormente Thor Hushovd, fruto de una arrancada, entre otros) y el de los demás favoritos.

Una bonita batalla que duró 42 kilómetros, entre los relevos del propio Boonen en cabeza del grupo (y tímidamente los de Hushovd y Thomas) y los BMC, y Belkin, que tiraban del reducido pelotón fruto del buen ritmo que se estaba imponiendo en ese grupo, que alternaban momentos de buen ritmo con parones a causa de las dudas.

El último cinco estrellas de la carrera no respondió a lo que se esperaba de él. Cuando se esperaba el ataque de Cancellara y una victoria en solitario, este solo se limitó a seguir la rueda de Sep Vanmarcke cerca de los primeros puestos del pelotón. En la salida del tramo, 11 corredores formaban la cabeza de carrera y un sprint en el velódromo fue la apuesta de la resolución de la carrera de más de uno.

Hasta que los favoritos pasaron por el arco de los últimos 6 kilómetros. Allí, Niki Terpstra aprovechó la superioridad de su equipo y lanzó un ataque aprovechando un parón en el grupo. El holandés, que era la peor baza del equipo belga en caso de un sprint masivo, atacó dejando a Zdenek Stybar y a Tom Boonen para un posible sprint. Y empezaron las dudas, ni Belkin (con 3 corredores) ni Giant - Shimano (que tenía 2, uno de ellos John Degenkolb, que era el mejor llegador de los 11) ni Sky (con Geraint Thomas y un sorprendente Bradley Wiggins, decidieron colaborar para cazar al corredor holandés. Este impás se tradujo en una llegado en solitario de Terpstra en el velódromo y probablemente la mejor victoria de su carrera deportiva como ciclista.

Wiggins, la sopresa; Belkin, la decepción

Parecía una broma cuando Bradley Wiggins dijo en una entrevista que quería ganar la París - Roubaix. Pasar de ganar la mayor carrera ciclista por etapas en 2012 a quere ganar la mayor clásica ciclista en 2014 le pareció descabellado a más de uno. Pero las bromas se pasaron cuando vimos al inglés pasar muy fácil el Trouee D'Arenberg y estar en el corte de 11 que aparentemente se jugaría la victoria en el velódromo. Finalmente o no tuvo piernas para lanzar un ataque o se le adelantó Terpstra, pero el caso es que su noveno puesto en Roubaix sorprendío a todos los espectadores. ¿Sería extraño pensar en Bradley Wiggins como verdadero favorito al triunfo en los próximos años?

Si Wiggins fue la cara de la clásica francesa, sin duda la decepción fue el equipo Belkin. Esperábamos mucho más de los holandeses. Solo la actuación de Sep Vanmarcke iluminó la oscura participación del equipo holandés al que se le presentó una situación de carrera bastante favorable con Lars Boom y probablemente el mejor corredor de esta primavera: el propio Vanmarcke. Sorprendió que Marteen Winants saltara con Peter Sagan a falta de 23 kilómetros del final después del tímido trabajo que realizó junto al BMC para neutralizar al grupo de Boonen.

En el Carrefour de l'Arbre desapareció Boom y Vanmarcke se quedó solo, y de nada le sirvió un ataque en el último tramo 5 estrellas teniendo siempre bien colocado a rueda a Cancellara y Zdenek Stybar. Un cuarto puesto de Vanmarcke al sprint fue el único motivo de alegría para un equipo que si hubiera leido bien la carrera hubiera cambiado el 4º puesto en un pódium por, porqué no, la victoria.

Los 5 estrellas, poco selectivos

Uno de los mejores momentos de la carrera que presagiaban los espectadores de esta carrera fueron los pasos de los corredores por los tramos 5 estrellas.Le Trouee d'Arenberg, Mons - En - Pèvéle y Le Carrefour de l'Arbre decepcionaron, dejando de ser tan decisivos como lo fueron en ediciones anteriores de la prueba.

En el Arenberg lo único que se vió fue al pelotón enfilado por Bjorn Leukemans, pero ningún favorito se cortó ni sufrió ningún percance en forma de caída, pinchazo o problema mecánico. Quizá el corredor más destacado que se cortó y posteriormente abandonó fue el noruego, ganador de la Milán - San Remo este año, Alexander Kristoff. En Mons - En - Pèvéle más de lo mismo, lo único que se consiguió fue reducir la diferencia del pelotón con el grupo de Boonen, pero lo que suele ser un tramo donde se puede perder la carrera se convirtió en un tramo como cualquier otro.

Finalmente, en el Carrefour de l'Arbre se distanciaron los 11 corredores que (a excepción de Terpstra que llegó 20 segundos por delante) llegaron a Roubaix destacados, demostrando una vez más que aquellos que salen del último cinco estrellas con un pequeño margen sobre sus perseguidores, se convierten en los que se juegan la victoria en el velódromo, porque los siguientes tramos no tienen la dificultad suficiente como para crear diferencias.

Degenkolb se destapa como clasicómano

Lo que por un fallo de realización no se mostró fue la brillante segunda plaza de John Degenkolb, adelantando a Cancellara en el sprint. Después de su buena actuación en Flandes, el alemán se presentaba en Compiègne como un "outsider" con posibilidades en una llegada al sprint. Y así fue. El único problema fue que Terpstra llegó al velódromo antes que él.

Después de una buena actuación hasta la salida del Carrefour de l'Arbre, el alemán tuvo la mala suerte de encontarse a De Backer, que había gastado muchas fuerzas al intentar enlazar en el grupo delantero para ayudar a su compañero. Finalmente el alemán quedó segundo (aunque levantó el brazo celebrar su segundo puesto no se sabe si por equivocación de no saber que Terpstra estaba delante o por celebrar el segundo puesto) y termina una gran temporada de pavé que le ha servido para demostrar que no solo es un gran sprinter, sino que también puede quedar delante con adoquines de por medio.

Tener equipo no te hace ganar en Roubaix, pero si te da más opciones

Normalmente gana en Roubaix el más fuerte, una persona que ataca desde lejos y abre hueco poco a poco, como en las victorias en esta misma carrera de Fabian Cancellara en 2010 y Tom Boonen en 2012, pero también se han dado victorias como las de este pasado domingo, donde un equipo aprovechó su superioridad numérica para lanzar a su corredor menos importante (no le quitemos lo buen corredor que es Terpstra) hacia la victoria.

Lo que demuestra la victoria del holandés es que tener un equipo potente no te hace ganar, pero tener el apoyo de tus compañeros en los últimos kilómetros para salir a cada ataque de los demás corredores y crear dudas en el grupo, (como pasó el domingo) te da prácticamente la victoria.

Foto 1: roadcyclinguk.com

Foto 2: bicycling.com

Foto 3: cyclingweekly.co.uk

Foto 4: Facebook oficial del Team Belkin

Foto 5: sportsunbiased.com