Bradley Wiggins (Sky) era el primer ganador del Tour que se atrevía con las piedras de Roubaix en los últimos veinte años. El británico se presento en el "Infierno del Norte" con la intención de realizar un buen papel, pero muchos se mostraban algo escépticos respecto al posible rendimiento de 'Wiggo' sobre el pavé del norte de Francia. Finalmente, demostró su valía sobre el adoquín logrando un meritorio noveno puesto, con lo que demostró que, en un buen estado de forma, puede ser competitivo en este tipo de clásicas que tanta mística destilan.

El balance de Wiggins fue positivo, aunque cree que pudo hacer algo más. "Hay un poso de decepción porque realmente creo que tenía piernas para algo más", confesó el británico, que reconoció que incluso al final se sentía "fuerte". Aseguró que para él fue "todo un honor" estar ahí. "Pasar a Boonen en el Carrefour fue algo especial, y después llegar al Velódromo con el grupo de Cancellara fue genial", admitió el líder del Sky.

"Tengo la confianza de que puedo hacerlo mejor y competir", afirmó Wiggins, que considera el top 10 como un "buen resultado". "No hay muchos ganadores del Tour de Francia que puedan presumir de haber estado entre los diez primeros en Roubaix. Esto es algo bueno", matizó.

El británico confesó que "atacó" a falta de diez kilómetros, pero era "difícil" marcharse. Reconoció que Terpsta "jugó sus cartas a la perfección". Además, se muestra satisfecho por haber logrado meterse junto con Geraint Thomas en el grupo de cabeza, hecho por el que cree que ha habido "un buen espíritu de equipo".