Vincenzo Nibali ha sido un corredor que hasta este punto del año ha realizado una temporada bastante discreta, pero que ha aparecido en el momento justo de la temporada, justo una semana antes de la salida del Tour de Francia. Con su recién estrenado maillot tricolore será uno de los favoritos a la victoria en la salida de Leeds (Inglaterra). Su triunfo de hace varios días en el Trofeo Melinda acaba con una sequía de más de un año, cuando su última victoria había sido la general del Giro de Italia de la temporada pasada.

En una entrevista exclusiva a Cyclingnews, el italiano admitió que sentía una enorme presión antes de ponerse el maillot de campeón de su país: "Ya he ganado tanto el Giro de Italia como la Vuelta a España, pero cuando tu última victoria la consigues en Tre Cime di Lavaredo, hace más de un año, puedes perder parte de la confianza". Por suerte para él, la victoria fue una gran liberación: "Me marqué ese día (el día de los campeonatos nacionales) del calendario de color rojo porque sabía que tenía grandes opciones de ganar. Todo estaba planeado como yo esperaba, y al ganarlo sentí una gran liberación. Ganar este maillot es muy especial, y estaré orgulloso de llevarlo en el Tour como en el próximo año".

Su mejor resultado este año en una general ha sido el quinto puesto, logrado en el Tour de Romandía Antes de coger el avión que le lleve a la provincia de Yorkshire, el corredor del Astana pasará sus últimos días de entrenamiento cerca de su casa, en Lugano (Suiza). Esta temporada no le ha ido muy bien y sus actuaciones han sido bastante mediocres, sobre todo en lo que respecta las competiciones previas al Tour. Durante este año, hemos visto a un Nibali menos ofensivo que otras veces, y los resultados así lo demuestran: 12º en el Tour de Omán, 21º en la París-Niza, quinto en Romandía y finalmente séptimo en Dauphiné. Unos resultados a los que no estamos acostumbrados a ver en el palmarés de Nibali. Unos resultados que no gustaron a su mánager Alexander Vinokourov, donde se quejó por medio de una polémica carta.

"He intentado correr con honor cada carrera que disputo desde el inicio hasta el final de la temporada", se defendía Nibali. "La carta solo fue una motivación extra que recibí, incluso los mecánicos y el staff del equipo nos empujan para que trabajemos mejor y más duramente, especialmente en las carreras World Tour, donde se consiguen los puntos que se contabilizan en el ránking final. Es cierto que tanto Froome como Contador se mostraron más fuerte que mi en el Dauphine, no es esa la carrera donde tienes que estar en plena forma".

"Intentaré conseguir lo máximo posible: ganar"

El del Astana admite que su trabajo está yendo bien y que tendrá varios rivales en su lucha de la carrera francesa. "Ganar el título italiano me ha dado un punto más de forma física. Por supuesto que será difícil, pero incluso más que otros años, incluyendo a Alejandro Valverde y Rui Costa", comentaba el italiano a los medios. "El Tour se gana día a día. No puedes tener errores y todo depende de tu equipo, de tus piernas, de tu corazón, y de la suerte que puedas tener. Intentaré conseguir lo máximo posible: ganar. Ese es el objetivo al incio del Tour, pero éste se decide en París, después de tres semanas locas", concluyó el italiano. 

El del Astana ha estado estudiando el recorrido de la actual edición del Tour, y confiesa que conoce las partes claves del recorrido. Hace poco ha estado en los tramos adoquinados y en las principales ascensiones. Algunas de esas etapas, como él dice, las ha marcado en el calendario como importantes. "Hautacam (etapa 18) y la Planche des Belles Filles (etapa 20) son muy vistosas y muy importantes para mí. La Planche no es como era cuando ganó Froome dos años antes, lo único igual es la meta, porque antes de eso habrán duros puertos en el recorrido. Será un primer test para todos nosotros".

Centrándose más en los rivales que tendrá el italiano en la salida del Tour el próximo día cinco, destaca esto: "Todos los corredores son vencibles, pero unos son más fáciles de vencer que otros. Si tienes un líder fuerte como Froome y un equipo realmente fuerte, es muy difícil, y el Tour no te deja tanto margen a los ataques sorpresa como el Giro y la Vuelta. Pero este año podría ser diferente, no olvidemos el ataque del Tinkoff-Saxo en 2013", decía Nibali, refiriéndose al ataque en abanico que realizó el equipo de Contador y que consiguió sacar un minuto de ventaja al líder en ese momento, el propio Froome.

Por último, el italiano habló de la última crono, la de 54 km, que según él decidirá la carrera: "Teniendo una crono justo al final, todo dependerá de las condiciones físicas que uno tenga ese día, y esperando estar lo suficientemente fuerte para acabar bien el Tour".