La jornada de hoy ha sido complicada para todos los corredores, pero especialmente para los escaladores, poco acostumbrados a competir con etapas con tanto viento y tantos nervios. Por suerte, todos han podido pasar sin percances la jornada de hoy. Vincenzo Nibali (Astana) ha sido uno de ellos, que ha pasado la etapa sin mayores dificultades y disfrutará del segundo día de descanso mañana lunes, donde podrá descansar y recuperar los esfuerzos de las jornadas de montaña alpinas.

“Ha habido un momento en el que el viento nos soplaba de costado. La carretera se ha estrechado mucho al paso por un pueblo y he tenido miedo de que se formaran cortes. No quería dejarme sorprender. Cuando han acelerado los hombres del BMC me he mantenido muy alerta, pero pocos kilómetros más tarde volvían a bajar el ritmo", dijo el italiano al hablar sobre los tensos y complicados últimos kilómetros.

Su equipo le ha arropado durante todo momento y les ha agradecido el trabajo realizo, añadiendo que se encontraba en gran forma y le ha resultado más fácil pasar la etapa: "Desde la Vuelta del año pasado he aprendido a afrontar una etapa como una carrera de equipo, aunque es cierto que era otra temporada. Había ganado el Giro y pasado toda la temporada a un nivel muy alto. Por otro lado, me he presentado a este Tour de Francia habiendo programado mi pico de forma para esta carrera".

Con solo un bloque de montaña por afontar (los Pirineos), el italiano ya toca con la yema de los dedos el triunfo final en este Tour, del que ha sido dominador de principio a fin: "Como italiano que soy, es un gran orgullo para mí entrar en la prestigiosa historia del Tour de Francia. Hace dos años, sentí algo parecido al pelear con Froome y Wiggins. Ahora mismo estoy demasiado concentrado en mi carrera como para poner en perspectiva mis logros en este Tour".