Volvió la primavera en pleno mes de agosto. Las depresiones holandesas han regalado hoy ciclismo de isletas, curvas, pavés y galgos. Sabuesos del llano que son capaces de hacer bello lo que en un principio parece aburrido. Zdenek Stybar es uno de ellos. El campeón de ruta checo, dorsal número uno, ha regresado al Eneco Tour con la clara intención de revalidar título. Hoy ha culminado con maestría un complicado final de etapa en Vlijmen, bajo el capricho de la lluvia y el viento.

El suave verano del norte de Europa da ese margen para la entrada de un nuevo solsticio. Una palabra mágica en estas tierras, cargadas de historias de pavés, bicicletas y barro. Entre el Tour y la Vuelta hay resquicios para los clasicómanos, en una reconvertida Vuelta al Benelux.

Styby, Boom, Vanmarcke. Ellos se han encargado de aportar, apoyados por fuertes bloques de rodadores, esa pizca de sabor especial que sólo transmite el calendario de clásicas. Hoy el pavé fue testimonial, pero suficiente para dotar de personalidad una etapa tranquila en su desarrollo, aunque vertiginosa en su resolución.

La lluvia tranquiliza al lote

177 kilómetros atravesando los prados del sur de Holanda, con salida en Waalwijk. La primera hora de carrera estuvo acaparada por la intensa lluvia, que obligó a gran parte del paquete a tomarse la jornada con calma. Sólo tres ciclistas formaron la escapada: Brutt (Katusha), Van Melsen (Wanty) y Gougeard (Ag2r). Rodaron con comodidad hasta los últimos 25 km., manejando diferencias que sobrepasaron, por momentos, los cinco minutos.

A pesar de las tormentas que arreciaron en momentos puntuales del día, no hubo que lamentar incidentes. Sacha Modolo, víctima de una fuerte caída ayer, acusó el dolor y se vio obligado a abandonar a 76 km. de meta, en el avituallamiento.

Belkin, anfitriones de altura

El pelotón no se activó hasta pasada la pancarta de 40 km. para meta. Fue entonces cuando Belkin, el equipo local, comenzó a mover sus peones. Eran sabedores de la presencia de viento en la parte final y el trío cabecero no suponía una verdadera amenaza. El aumento del ritmo provocó las primeras caídas. Duchesne (Europcar) se fue al suelo tras enganchar la rueda con su impermeable. Tom Dumoulin, candidato a la general, tuvo que pararse en el peor momento posible por una avería. El colombiano Sarmiento también se cayó.

Era la testitura ideal para comenzar una particular y corta clásica. Garmin colaboró con los holandeses. El viento hizo lo propio entrando por el costado. Los primeros cortes hicieron su aparición, para desgracia de la fuga. En apenas diez kilómetros perdieron un minuto de ventaja.

El equipo holandés, con la ayuda de Omega, se encargaron de eliminar la escapada

A catorce de meta, Brutt reacciona por delante. El rodador ruso se distanció de sus compañeros por inercia, buscando la hazaña. Belkin se puso las pilas y animó a Omega. Buenos y fuertes relevos. Se había planteado un escenario fatal para las opciones del eslavo. A ocho de meta otra caída, que precipitó de manera definitiva el desenlace. Matteo Trentin y José Joaquín Rojas mordieron asfalto a la salida de una rotonda, rompiendo el orden del grupo principal. 25 corredores siguieron adelante y entre ellos se jugarían la etapa.

Van Melsen y Gougeard primero. Brutt a cinco de la conclusión. La escapada pereció bajo el empuje de Belkin y Omega. Los lobos del Benelux asumieron su papel a la perfección. La prueba adquirió un cariz de esplendor primaveral, de sabor y orgullo flamenco. La lluvia arreciaba, los resbaladizos tramos de pavé se sucedieron a modo de alfombra épica, que conducían hacia un bello trofeo.

Stybar se anticipó con inteligencia a Boom y Vanmarcke en el sprint final

El adoquín imposibilitó la entrada del segundo de los grupos, el más numeroso. Tom Dumoulin logró conectar, a través de ayudas puntuales de los coches, con la cola de éste. La entrada en Vlijmen vibró con el empuje rodador de Belkin, Omega y BMC. Dillier lo intentó por parte los americanos, seguido de Stybar, Quinziato y Marcato. Fue entonces cuando los anfitriones atacaron en tromba y formaron el corte definitivo. Primero Boom, después Vanmarcke. Tras ellos, Mollema.

La victoria parecía pertenecer a los tulipanes, pero Stybar se desenvuelve de maravilla en estas situaciones. Lanzó el sprint desde lejos, aprovechando el rebufo que dejó Mollema. Jugó sus bazas perfectamente entre el omnipresente verde Belkin. El checo vestirá mañana de blanco líder en la única crono de esta ronda de primavera, emitida en verano.

Clasificaciones

Vídeo de la victoria de Stybar