Desde hace ya varias ediciones, la Vuelta a España busca un sello propio de identidad. Una marca reconocible que beneficie al espectáculo, al público y al reconocimiento mediático del acontecimiento. La ronda española opta por diferenciarse de las otras dos grandes vueltas de tres semanas, el Tour de Francia y el Giro de Italia, dando importancia a un tipo de final de etapa moderno y rompedor. El fenómeno puede tener diversas nomenclaturas: uphill finish, finales Youtube o muros.

Los uphill finish son finales de etapa en cotas o muros de corta duración. Pendientes inhumanas de bajo kilometraje. Aptas para ver a los más fuertes de la carrera retorcerse codo a codo. No hay ninguna categorización especial para definir las llegadas con estas características, pero en base a los precedentes, un final Youtube tiene que ser una subida que acabe en meta, de menos de tres kilómetros, con un último kilómetro con rampas duras que superen el 10% de desnivel.

Los muros en la Vuelta, el debate

En la Vuelta a España todo empezó en el año 2010. La ronda española intentó buscar el protagonismo perdido respecto a las grandes carreras e instauró el final en los muros. En esa edición, se subieron cuestas como Valdepeñas de Jaén. El experimento salió a pedir de boca y la Vuelta lo acunó definitivamente. Valdezcaray, el Santuario de Canolich, el Mirador de Ézaro o la Cruz de Cespedosa han sido otras de las llegadas Youtube que se han visto en la carrera. En la Vuelta 2014 la tendencia sigue presente y La Zubia, Valdelinares o Monte Castove son finales durísimos y de poco kilometraje que siguen con la tradición.

Esta resolución de los parciales en las grandes vueltas no forma parte de la historia ciclista. En cambio, sí aparecen en las clásicas del norte, con el gran ejemplo del Muro de Huy y la Flecha Wallone. La aparición de los muros en los finales de etapa de las grandes vueltas es una nueva ramificación del ciclismo moderno. La transformación forma parte de un cambio importante y como todas las transiciones, tiene detractores y seguidores. La Vuelta a España ha apostado por esta nueva forma de hacer ciclismo sin freno y sin complejos. No se limita a poner tan solo una etapa de muro, sino que va más allá. Ante la firmeza de la organización en defender su postura, toca analizar los pros y los contras de esta ya instaurada nueva cara de la Vuelta Ciclista a España.

Los contras

Para empezar con las corrientes negativas que provocan estos tipos de final, el recorrido es el primero que se ve afectado. El principal cambio en los recorridos de la Vuelta es que con la introducción de puertos uphill finish, se reducen drásticamente los puertos de paso, es decir, las subidas intermedias situadas al principio o en un punto intermedio de la etapa.

No interesa que llegue un grupo seleccionado a la base de la última cota. Si todos llegan con fuerzas, mucho mejor. Esta desaparición en las montañas previas, provoca la mayor diferencia con respecto a todo lo instaurado en el mundo del ciclismo. La carrera se convierte en monótona hasta llegar a la subida final. Todo queda reducido en pocos minutos de ciclismo de ataque.

Las montañas intermedias provocan desgaste y cansancio antes del objetivo final. Además, son el territorio idóneo para preparar grandes estrategias de equipo. Sin montañas intermedias y puertos largos, desaparece buena parte de la esencia ciclista. Los ciclistas llegan a la subida decisiva agrupados, sin gastar y con las piernas listas para afrontar un esfuerzo titánico que no durará más de cinco minutos.

Con los finales en cuesta, los ciclistas combativos, menos potentes, quedan en el olvido. En etapas de media montaña, con pasos intermedios, se abre el abanico de ciclistas candidatos a luchar por la etapa. Ataques, puntos de la montaña, escapadas, contrataques. El ciclismo es mucho más rico y tiene a muchos más ciclistas capacitados para intentarlo. El final uphill es cosa de los cuatro elegidos. Los equipos menores, sin candidatos claros en dureza de los finales empinados, quedan desfavorecidos por esta situación.

Los ciclistas se bajan de la bici en el Mirador de Ézaro. (Foto: Felipe Garcia).

Los pros

Como primer aspecto positivo para la carrera y para los organizadores, los finales en altos porcentajes de poco kilometraje, ofrecen un espectáculo inigualable entre los corredores más explosivos del pelotón. En estas condiciones durísimas, los capos lo dan todo y lógicamente mejora la batalla que ve el espectador. Son pocos minutos con los grandes de la carrera codeándose y retorciéndose de dolor. La imagen es potente para el aficionado. Los grandes nombres de la carrera se pegan de lo lindo retorciendo en rampas del 20% o del 30%.

Con la inclusión de este tipo de etapas, la organización se asegura que ninguno de los candidatos de despida a las primeras de cambio. Las diferencias entre ciclistas profesionales en estos tipos de finales nunca son estrepitosas y las pérdidas se limitan a unos pocos segundos. Este es otra ventaja en favor de la carrera. Con puertos de largo kilometraje y dureza, cualquier favorito puede romper el motor a las primeras de cambio y despedirse de la general de la carrera. Con subidas cortas y explosivas, las diferencias de tiempo se reducen exponencialmente e igualan la general de la carrera, cosa que en teoría, beneficia al espectáculo en las siguientes etapas.

Por último, el público asistente a la etapa es el último favorecido de la situación. No es lo mismo ver un final de etapa al sprint, en llano o en descenso, que hacerlo en una rampa del 20% con los grandes de la carrera implicados al máximo. El público se congrega justo en esa parte del recorrido y aumenta la vistosidad del espectáculo. La carrera cambia mucho al tener una meta llena de espectadores. La imagen del evento crece en justo medida a los aficionados que acuden a seguirla. En el Tour de Francia, raro es no ver una carretera vacía de seguidores. Con esta nueva manera de resolver las etapas, la Vuelta también favorece la presencia de aficionados en los últimos kilómetros.

Purito, el estandarte

Purito Rodríguez es el ciclista por excelencia en estos tipos de finales en cuestas durísimas. El ciclista catalán sabe aprovechar a las mil maravillas su explosividad en las pendientes duras y en las últimas campañas se ha consolidado como el número uno de la especialidad. Purito ha vencido en Peña Cabarga, Ézaro o Valdepeñas, algunos de los muros más conocidos en las recientes Vueltas a España. Con su potencia habitual, el de Katusha será el gran favorito en las llegadas Youtube de la Vuelta 2014.

A su estela a aparecen otros candidatos con habilidades para desenvolverse bien en este tipo de llegadas. Daniel Moreno, compañero de Purito en Katusha, también es un gran especialista en los uphill finish. En 2013, Moreno venció en Valdepeñas de Jaén y demostró estar al nivel de los mejores del pelotón. Su victoria en la Flecha Wallone 2013 también corroboró el gran nivel del ciclista español. Si Purito le da libertad, Moreno también puede vencer.

Tras los Katusha, especialistas consumados y candidatos a los uphill finish son Nairo Quintana, Alejandro Valverde, Chris Froome o Phillip Gilbert. Los otros grandes llegadores en cuesta del pelotón de la Vuelta. Los candidatos a los muros son corredores especialistas en la montaña y con explosividad para aguantar un ataque en rampas inhumanas. Fuera de estos nombres, pocos ciclistas tienen o han demostrado capacidad para poder vencer en este tipo de llegadas tan selectivas y exigentes.

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Sobre el autor
Oriol Trasserra
1990. Periodismo. Coordinador de Ciclismo Vavel y redactor de Alemania Vavel. Contacto: [email protected]