Roberto Heras posee el récord de victorias en la general de la Vuelta a España. Con cuatro ediciones en su haber supera las tres conseguidas por el suizo Tony Rominger y a todos aquellos que como José Manuel Fuente, Bernard Hinault o Alberto Contador han resultado vencedores en dos ocasiones. Pero no solo en ello tiene Heras el récord. También es el corredor con más podios en la Vuelta subiendo al cajón final hasta en siete ocasiones, dos veces más que Luis Ocaña, Pedro Delgado y Alejandro Valverde, que lo han hecho cinco veces. Lejos quedan sus aun así espectaculares diez victorias de etapa de las 39 conseguidas por Delio Fernández o las 20 de Alessandro Petacchi, pero cerca sus 34 días como líder de la carrera de los 48 en que ostentó Alex Zulle el maillot del primer clasificado de la general. Curiosamente Zulle ‘solo’ ganó dos Vueltas. Aunque no todo su ciclismo fue Vuelta a España, si fue la base de que Heras haya pasado a la historia de este deporte. Cuando un ciclista gana una grande, pasan los años y nadie recuerda su foto en el podio final, pero todos se acuerdan del mejor día de la carrera. Aquél día en que las cosas se sentenciaron. Son los días V. V de Victoria o V de Vuelta a España. Heras tuvo cuatro días V, uno por cada edición que ganó: 2000, 2003, 2004 y 2005, cuatro Vueltas a España, cuatro días V.

En 2000, Angliru

A la Vuelta a España de 2000 no llegó Heras como favorito. Ya había sido quinto en el año de su debut en la carrera española, sexto en 1998 y tercero en 1999 consiguiendo su primer podio, pero los favoritos eran dos extranjeros: Alex Zulle, que ya había ganado dos Vueltas y Jan Ullrich, ganador de la anterior edición y segundo en el Tour de Francia de aquel año. También figuraban como posibles vencedores Abraham Olano, Pável Tonkov, Fernando Escartín y Ángel Casero.

El maillot de líder lo obtuvo Alex Zulle en el prólogo, para vestirlo después Olano, Santos González y Casero. Con un Zulle que desapareció tras perder el amarillo, un Ullrich que no tomaría salida en la decimotercera etapa y un Olano que comenzaría a naufragar en la clasificación general, llegó el momento de vestirlo Heras. Fue en la etapa de los Lagos de Covadonga. Pero ése no fue su día V en la Vuelta de 2000. Su día V en 2000 llegó con la decimoquinta etapa, cuando sentenció la general y demostró que su liderato no iba a ser temporal.

La etapa discurría entre Oviedo y el Alto del Angliru. Era la segunda aparición del extenuante y abrupto puerto asturiano en la Vuelta a España. El Chava Jiménez había ganado el año anterior allí. Esta vez lo haría Simoni. Kelme se volcó y trabajó para Roberto desde los primeros kilómetros de la etapa. Ya en la Colladiella dejaron a Casero, empatado con Heras en la general, sin compañeros. Luego en el Cordal echaron de carrera a Igor González de Galdeano mientras que acababan de amilanar a Casero. Con la voz del agresivo Vicente Belda en sus pinganillos, reventaron la carrera para Heras. A pie del Angliru le tocó el turno a Escartín, que hizo una serie como las que más tarde haría Heras para Armstrong. Subió a tope, gregario al viento, líder a salvo a su rueda. Solos se quedaron Escartín y Heras en cuanto comenzó el ascenso, aunque en un falso llano pudieron enganchar Casero y Tonkov. Sin embargo, el Angliru es el Angliru y nadie puede salvarse al amparo de una rueda. Allí los demás son solo referencias y la fuerza de cada uno es la que permite seguir o no la rueda de los demás. Ni Tonkov ni Casero pudieron hacerlo cuando la carretera volvió a empinarse cruelmente, gracias al ritmo que Escartín marcaba. Entonces llegó el turno del bejarano. De pie, Heras comenzó a escribir con sus pedaladas un soneto ciclista, una oda al sufrimiento. Fue cazando escapados mientras iba aumentando su distancia con Casero. Superó a todos salvo a Simoni y Hruska. Simoni ganó la etapa y levantó los brazos entre la típica niebla del Angliru. Hruska llegó segundo y Heras fue tercero. No ganó la etapa, pero éso no importaba. Sacó 3'41'' a Casero y con ello sentenció la Vuelta. Allí el escalador bejarano se supo ganador de una Vuelta en la que la contrarreloj final no sería suficiente para un Casero que acabó segundo a más de dos minutos y medio del ciclista de Béjar. Tercero fue el ruso Tonkov.

Heras sentenciando en el Angliru la Vuelta a España de 2000.

En 2003, el Alto de Abantos

Tras la venganza de Casero en 2001 y la derrota en última instancia en 2002 frente a Aitor González, Heras conquistó su segunda Vuelta a España en 2003. Igor González de Galdeano obtendría el liderato el primer día en una contrarreloj por equipos. En Cangas de Onís pasaría a manos de Joaquim Rodríguez, que lo mantendría dos días para cedérselo a un Isidro Nozal que lo conseguía merced a una larga escapada. Fue una sorpresa, y esta aumentó cuando Nozal en vez de cederlo lo defendió con uñas y dientes.

Tras unos Pirineos en los que sus rivales empezaron a amedrentarle, Isidro Nozal demostró que estaba en el mejor estado de forma de su carrera ganando la contrarreloj individual de Albacete, en el ecuador de la carrera. Solo Igor González y Roberto Heras pudieron mantenerse cerca en la general. Entonces llegó Andalucía y en la Sierra de la Pandera y Sierra Nevada Heras cogió su fusil. Luego lo cargó en Collado Villalba poniéndose a dos minutos de Nozal. Parecía demasiado tarde para Heras, pues solo quedaban dos días de carrera: Una corta cronoescalada al Alto de Abantos y la etapa final en Madrid. Parecía poco posible que Heras pudiera recortar dos minutos en una corta contrarreloj. Pero sucedió. Llegó el día en que Heras tenía que disparar, en Abantos. Apuntó con su arma, disparó y acertó al objetivo. Ya ganó allí en 2000, por delante de Simoni, y en 2003 volvería a hacerlo a lo grande. Esta vez sin equipo, por sí solo, en una cronoescalada. Salió Heras de la rampa de salida como si fuera una moto. O un avión. Encaró la subida y los segundos empezaron a caerle a Nozal como metralla cada metro que pasaba. Con Heras y Nozal aún en carrera, Valverde arrebataba a Igor González (compañero de Nozal en ONCE) la tercera plaza del podio. Pero todo el mundo prestaba atención al duelo entre Heras y Nozal. Arriba, Heras ganó la etapa y también la Vuelta. Sacó 2'23'' a Nozal y se enfundó el maillot oro. A la usanza de su derrota en 2002. Al final de carrera aunque no el último día. Al día siguiente, subiría al primer cajón del podio en Madrid secundado por el derrotado Nozal, a tan solo 28'', y el emergente Alejandro Valverde.

El podio final en 2003, con Nozal y Valverde escoltando a Heras (foto: Diario AS).

En 2004, Calar Alto

En 2004 Heras se presentaba en la salida de la Vuelta por primera vez como máximo candidato a la victoria. Correría con la presión de ser el objeto de todas las miradas. También estarían en la salida de la vuelta Alexandre Vinokourov, Joseba Beloki, Aitor González, Santi Pérez, Tyler Hamilton, Floyd Landis, Damiano Cunego, Alejandro Valverde y Francisco Mancebo. Floyd Landis fue el primero en tomar la iniciativa consiguiendo el maillot de líder tras imponerse el US Postal en la contrarreloj por equipos que daba inicio a la Vuelta.

A Floyd Landis le sucedieron como líderes Max Van Heeswijk, Benoît Joachim y Manuel Beltrán antes de recuperar para sí mismo el liderato en la crono individual de la octava etapa. Cuatro días por la costa levantina retuvo el maillot Landis hasta que llegó Calar Alto. Heras iba recuperando los segundos perdidos en las cronos poco a poco, en cada llegada en alto. Llegó Calar Alto y allí Heras comenzó a dictar sentencia. Fue un día digno de recordar. Continuos ataques de gente importante a los que Heras y su equipo hacían frente con la mente fría, controlando, sin picar en los órdagos lanzados por rivales como Óscar Sevilla. Era la etapa reina de aquella Vuelta y todos querían ganar en un día en el que la combatividad de Paco Lara le llevó a ser cabeza de carrera hasta el último ascenso, a veces acompañado y a veces en solitario. Tras la ascensión a Velefique y el primer paso por Calar Alto, Paco Lara era cabeza de carrera con cuatro minutos y cuarenta segundos sobre Laiseka, Beloki, Vinokourov, Koldo Gil, Javier Pascual, Cárdenas y Marcos Serrano y casi seis minutos sobre el pelotón.

Al inicio de la última ascensión, en las primeras rampas de Calar Alto y cazado el grupo perseguidor, Liberty disparaba el ritmo del pelotón provocando que el pelotón se partiera en pedazos. El primer favorito en ceder fue Landis, y tras un ataque de Valverde quedaba aún más reducido el grupo. Entonces llegó el ataque definitivo. Roberto Heras, con un rostro en el que se podía leer su sufrimiento atacaba con su pequeño cuerpo de escalador bailando sobre la bicicleta. Nadie pudo seguirlo. Herás pasó a Paco Lara como si de un hito kilométrico se tratara. Detrás, Valverde pagando el esfuerzo de su ataque, Santi Pérez de menos a más, un Mancebo a golpes de riñón y un Nozal a su ritmo eran los únicos supervivientes en la persecución del bejarano, intentando perder el menor tiempo posible. Tras un esfuerzo sobrehumano Heras llegó en solitario a meta. Se llevó la etapa y dejó claro que Madrid iba a ser suyo. Solo Santi Pérez le puso contra las cuerdas con su impresionante final de Vuelta ganando tres etapas y entre ellas la contrarreloj final en Madrid. Acabó Santi Pérez segundo a medio minuto de Roberto Heras en la general, y Mancebo fue el que acompañó a ambos en el podio final.

Roberto Heras, en los últimos metros del ascenso a Calar Alto (foto: Unipublic).

En 2005, Pajares

La de 2005 fue una Vuelta con solo dos aspirantes a la victoria: Denis Menchov y Roberto Heras. También estaban Francisco Mancebo y Carlos Sastre, pero poco tenían que hacer ante la potencia del ruso y la genialidad escaladora de Roberto Heras. Denis Menchov cogió el liderato el primer día en Granada, para transmitirlo a Bradley McGee antes de que Roberto Heras se adueñara de él el sexto día, en el final de Valdelinares. Tres días lo retuvo el bejarano antes de volver a perderlo ante un eminente Menchov en la contrarreloj de Lloret de Mar, en la que el ruso volvió a marcar el mejor tiempo.

Luego llegó la montaña, en la que Heras atacó una y otra vez a un Denis Menchov que parecía que no iba a ceder nunca. Lo hizo en cada etapa, incluso en los Lagos de Covadonga, en los que parecía que ya iba a ser imposible que Menchov cediera ante los arreones de un Heras que primero con el equipo, y luego con sus propias piernas intentaba asfixiar a Menchov. Y entonces llegó la etapa decimoquinta. El día siguiente a los Lagos. En una etapa con salida en Cangas de Onís y final en Valgrande-Pajares Heras dio forma a su escultura. ‘Quitó la piedra que sobraba’. Liberty funcionó como un engranaje de relojería suiza. Todo empezó en cuanto se tomó la salida. Entre frío, niebla y agua, Liberty comenzó a mandar corredores por delante. Cuando el pelotón llegó a la Colladiela, Heras atacó una y otra vez en el ascenso a Menchov. El ruso, que se encontró sin equipo, tuvo que responder ante los demarrajes no solo de Heras sino también de Sastre y Mancebo, que luchaban por el podio. Arriba llegó con un ligero margen Heras, se lanzó en el descenso y empezó a abrir hueco. Menchov no tuvo ni temperamento ni sangre fría para seguirlo en el descenso. Heras tenía por delante a Beloki, Caruso, Scarponi y Vicioso. En los kilómetros llanos previos a Pajares, la distancia aumentó a dos minutos, con Heras ya resguardado hasta el ascenso en la numerosa fuga mientras Menchov se gastaba en el llano persiguiendo.

Tras el ritmo de infarto puesto por Scarponi al inicio de la ascensión, Heras se marchó en solitario hacia la gloria a cinco kilómetros de meta, levantando los brazos en la meta. Menchov, que subió totalmente vacío, perdió más de cuatro minutos en la cima de Pajares. Heras tenía la Vuelta sentenciada y solo quedaría saber quienes le acompañarían finalmente en el podio. Ni en la montaña ni en la contrarreloj final de Alcalá de Henares, en la que Heras sorprendió con su segundo puesto tras Rubén Plaza un día antes de Madrid, pusieron en peligro el liderato de Heras. Menchov y Sastre fueron sus acompañantes en el podio. Fue la Vuelta del retorno de los Lagos de Covadonga, del retorno a tierras vascas. Fue la cuarta Vuelta, la del récord de Heras. Su última gran victoria antes de su injusta despedida del ciclismo.

La segunda victoria de etapa de Heras en la Vuelta, en 1998 (foto: Reuters).