Christopher Froome vuelve al escenario que le encumbró, a la carrera en la que saltó a la fama en 2011, a la vuelta por etapas que le hizo dejar de ser un corredor anónimo dentro del pelotón profesional. Y lo hace tras una temporada muy complicada, marcada por las enfermedades, las lesiones, las caídas, las retiradas y los percances de todo tipo. Un año para olvidar en el que ha pasado más tiempo entre algodones que encima de una bicicleta. Una campaña plagada de sinsabores que quiere cerrar con buena nota. Su objetivo y el de su equipo es claro: ganar la Vuelta Ciclista a España.

El ciclista keniata con pasaporte británico arrancó el año como había terminado la temporada 2013, es decir, arrasando a sus rivales. Lo hizo en el Tour de Omán, en el mes de febrero. Un buen presagio para una temporada en la que el ciclista de Sky quería revalidar el triunfo logrado en el Tour de Francia. Pero los problemas de salud le acecharon desde el principio. Froome tuvo que renunciar a la Tirreno-Adriático por una inflamación en la parte inferior de la espalda. Volvió en la Volta a Catalunya en la que acabó sexto, a 17 segundos de Joaquim Rodríguez.

Los problemas físicos han condicionado su temporada

Todo parecía volver a la normalidad pero una infección leve en el pecho le apartó de la Lieja-Bastoña-Lieja como medida de precaución para poder recuperarse antes del Tour de Romandía. Dicho y hecho. Se llevó la prueba suiza, por segundo año consecutivo, superando a Simon Spilak en la contrarreloj final. Un triunfo fundamental que le servía para dejar atrás "un periodo muy difícil".

Pero su racha de mala suerte no había acabado. Se fue al suelo en la sexta etapa del Criterium du Dauphiné. Una caída dura, sin lesiones graves, que le lastró durante la prueba. El líder del Sky perdió el maillot amarillo y acabó fuera de los diez primeros. Un mal augurio que se confirmó en el Tour de Francia donde se cayó tres veces en dos días. Acabó retirándose en la quinta etapa, antes de atravesar el primer tramo de pavé, con las dos muñecas fracturadas.

Una mala racha que espera cortar en seco en la Vuelta a España. Su carrera fetiche, a la que acude con pocos días de competición en las piernas, pero completamente recuperado de sus lesiones, tanto física como psicológicamente: "La rehabilitación ha sido perfecta, he entrenado duro. Éste es exactamente el tipo de desafío que necesito. Voy a darlo todo para tratar de conseguir la victoria". Ahora habrá que ver si el desgarbado corredor británico sigue siendo esa máquina vestida de negro que arrasaba a sus rivales en las últimas temporadas.