En su quinta edición, el Gran Prix de Quebec no ha decepcionado a nadie y ha supuesto la quinta victoria de la temporada de Simon Gerrans (Orica Green Edge), la centésima de su equipo en estos tres años y la segunda en esta clásica canadiense después de la conseguida en 2012. Un largo sprint que le ha valido una victoria bien peleada en esta clásica canadiense y un gran ensayo para el Mundial que se celebrará en dos semanas en la provincia de León, más exactamente en Ponferrada.

El australiano aprovechaba la última cota, suave y buena para sus condiciones de puncher para rebasar a Tom Dumpulin a falta de 20 metros para el final de la clásica. Tercero, en lo que parecía un mundo de distancia de los dos primeros, finalizaba Ramunas Navardauskas.

Cuatro corredores buscan la sorpresa

Nada más comenzar la clásica, el primero que lo probaba era el joven holandés Dennis Van Winden (Belkin), al que luego se le unieron corredores como Yohan Offredo o Valerio Agnoli. El pelotón, dispuesto a no permitir esa fuga, neutralizó el intento al llegar a los seis kilómetros de carrera y aumentó el ritmo para que no se sucedieran los ataques. Finalmente, cuatro corredores se escaparon definitivamente: el holandés Van Winden y Jan Polanc (Lampre - Mérida), Moreno Moser (Cannondale) y Yukiya Arashiro (Europcar).

Aumentaron la diferencia hasta los 9:10 minutos de diferencia cuando se cumplían las dos primeras vueltas de la prueba y hasta los más de diez minutos con 50 kilómetros disputados. A partir de ahí, el pelotón se pudo manos a la obra y decidió reducir la ventaja con los cuatro fugados, que no fue esfuerzo dada la organización y superioridad numérica del grupo principal, encabezado principalmente por BMC y Orica Green Edge.

Pasaban los kilómetros, las cotas hacían su trabajo y debilitaban a los corredores de la fuga, víctimas del esfuerzo del principio de la carrera. Con el empuje de Garmin por detrás y el japonés del Europcar por detrás, Moreno Moser era el primero en caer de los tres escapados, que eran neutralizados al finalizar la octava vuelta y inicio de las tres finales.

Calma tensa antes del final

Con 55 km para la conclusión la fuga terminaba su aventura y Garmin seguía delante. Pero al haber cazado la fuga antes de tiempo, las intentonas de corredores más frescos llegaron. Patrick Quemeneur (Europcar) lo probaba, pero sin éxito, al lanzar su ataque en la zona más fácil y donde más rápido rodaba el pelotón. Pero ante la posibilidad de que corredores de mayor nivel atacasen como lo había hecho el francés, el pelotón incrementó el ritmo con la colaboración de BMC, Orica Green Edge o FDJ.

Precisamente fueron los franceses los más interesados en mantener el ritmo del grupo muy vivo y eliminar en las cotas a varios rivales, como Geraint Thomas. Al inicio de la cota de Potasse se movía un Valerio Agnoli, corredor del Astana, y eso hacía que se formara un grupo de unos 20 corredores, que fue neutralizado rápidamente por los Katusha. A falta de 37 km del final, Sebastian Minard (Ag2r) aprovechaba las miradas una vez cazado el grupo y junto a él se movían un total de diez unidades donde se habían metido ciclistas peligrosos como Jens Keukeleire (Orica Green Edge), Matteo Trentin (OPQS) o Ramunas Navardauskas (Garmin).

El descontrol post-cotas permitió alcanzar a la fuga una ventaja de medio minuto, algo que los franceses de FDJ, los belgas del Lotto - Belisol y los rusos de Katusha no permitieron. En el pelotón se apoderaron los nervios al ver que el esfuerzo era en vano y el ritmo aumento con la aparición de más equipos en cabeza del grupo. Y en el peor momento posible, Simon Gerrans pinchaba y se veía a hacer un sobreesfuerzo para alcanzar al pelotón, que rodaba ya a mil por hora.

La última vuelta al circuito de Quebec comenzaba con una pequeña ventaja para los catorce escapados de unos 20 segundos y con la aparición de Sky en la cabeza del pelotón, poniendo una marcha más al ya fuerte ritmo del grupo. Con 12 km para la meta, la diferencia era de solo 15 segundos, con lo que quedaba evidente la lucha entre los dos grupos, ambos bien organizados y con relevos generosos (con alguna excepción en la fuga).

Keukeleire lo probaba sabiendo que en las cotas no iba a ser rival para sus compañeros y el trabajo de OPQS y Astana, con doble representación en el grupo de 14 corredores neutralizaban su intento mientras Cannondale se unía a la persecución por detrás y a falta de siete mil metros para acabar, neutralizaba por fin al peligroso movimiento. Con la situación por fin controlada, Katusha y Kristoff se situaban en cabeza antes del inicio de las cotas, junto a Rui Costa.

Las cotas deciden

El portugués era el primero en entrar en la cota de Montaigne, y era Pieter Wenning quién limpiaba la carrera para su compañero Gerrans, reintegrado en el pelotón unos kilómetros antes. El impás post - cota fue aprovechado por Jelle Vanendert (Lotto - Belisol), Greg Van Avermaet (BMC) y Gianni Meersman (OPQS) para marcharse y entrar en el último kilómetro con opciones de victoria. Allí, el sencillo desnivel de los últimos 1000 metros hicieron al equipo Orica imponer un ritmo de permitió cazar a los tres escapados a falta de 300 con la arrancada por sorpresa de Tom Dumoulin (Giant - Shimano).

Quizás demasiado lejos, el holandés se fue con todo y abrió un hueco muy peligroso, que solo pudo ser cerrado por el australiano del Orica Green Edge a falta de menos de 20 metros para la línea que marcaba la meta. Hundido el holandés por el esfuerzo, miró para delante y solo pudo ver la figura victoriosa de Simon Gerrans, ensayando para el Mundial de Ponferrada en este GP de Quebec.

Vídeo de los últimos kilómetros

Clasificaciones