Parece que Greg Van Avermaet está en su mejor punto de forma de los últimos años. Eterno segundón, por todos es sabido que el ciclista belga es un gran clasicómano, que posee esa fuerza y esa definición que le incluyen entre los grandes favoritos de las clásicas primaverales. Pero nunca ha acabado de explotar. Ahora, tras ser segundo en Flandes, lleva dos victorias en poco más de un mes, dos victorias de nivel, de prestigio, dos victorias que le hacen auparse un poco más arriba en la nómina de favoritos para el Mundial.

Ya sorprendió en el Kapelmuur en el Eneco Tour y ahora se ha impuesto en una llegada plagada de gallos y en un final exigente. El Gran Prix de Wallonie unía las localidades de Chaudfontaine y Namur, dentro de la región de Lieja. Un perfil exigente, lleno de cotas y repecho con final en el alto de la Ciudadela de Namur.

Escapadas sin futuro

La carrera comenzó muy rápida con la formación de una escapada que no fue más allá de los últimos cincuenta kilómetros de carrera. Fue allí cuando se empezó a jugar verdaderamente la carrera. Lo intentaron sin suerte hombres como Gianluca Brambilla (OPQ) o Ivan Rovny (TTS), curiosamente los dos implicados en aquel incidente de carrera que les dejaba fuera de la Vuelta a España en la decimosexta etapa. Pero nada, todo se iba a decidir en la parte final de la prueba con hasta cuatro cotas exigentes, incluyendo la ascensión final a la Ciudadela.

Un grupo de calidad

A falta de veinte kilómetros para el final, cuatro hombres de mucha calidad como Jan Bakelants (OPQ), Jelle Vanendert (LBL), Frank Schleck (TRE) y Greg Van Avermaet (BMC) se destacaban de un pelotón donde tiraba Tinkoff con fuerza. Poco a poco fueron abriendo hueco hasta situarse a un minuto del grupo. El terreno escarpado y el buen entendimiento entre los de cabeza propició que la renta no variase en demasía y se mantuviera en torno a ese minuto de distancia.

Los cuatro llegaban al pie de la Ciudadela con menos de medio minuto sobre el pelotón y fue Bakelants el que más lo intentó. El belga vio que el grupo no tenía futuro, con el pelotón echándose encima, y probó varios demarrajes. Parecía que Vanendert era el único que podía salir a los ataques, mientras que Schleck y Van Avermaet tiraban de oficio y de paciencia para no perder demasiado.

El hueco se iba reduciendo poco a poco y Tony Gallopin (LBL) saltaba del pelotón y se unía al ya compacto grupo de cuatro que comandaba la carrera. Bakelants lo volvía a intentar pero fue el momento de Van Avermaet. El belga, que había tirado de inteligencia en los kilómetros anteriores, se iba con frescura en el último kilómetro sin que nadie pudiera acercarse a él. Gallopin y Bakelants intentaron cazarle pero el sinuoso final y la habilidad del belga le dejaron en meta con los brazos en alto.

Una victoria de fuerza, de inteligencia y de habilidad, esas cualidades que atesora un campeón del mundo y quién sabe si el belga puede alcanzar el arcoiris. De momento no está entre los grandes favoritos en Ponferrada pero nadie puede descartarle de las quinielas porque Van Avermaet está avisando a sus rivales en el Mundial.

Clasificación del Grand Prix de Wallonie

Vídeo de la victoria de Van Avermaet