El maillot arcoíris busca a su dueño. La provincia leonesa de Ponferrada será el escenario de una de las pruebas más emocionantes de la temporada. Una carrera diferente a las demás, totalmente abierta a las sorpresas, con un trazado exigente, aunque no demasiado selectivo. Un circuito que no es para escaladores, pero tampoco para velocistas puros. 254,8 kilómetros y 4.284 metros de desnivel acumulado separan a los ciclistas de la gloria eterna. Una hazaña que premia a un solo ciclista, pero que se consigue con el esfuerzo y el trabajo de un colectivo.

Será la séptima vez que España albergue estos campeonatos, después de Lasarte (1965), Barcelona (1973 y 1984), Benidorm (1992), San Sebastián (1997) y Madrid (2005).

Recorrido

El Campeonato del mundo en línea de Ponferrada presenta un trazado rompepiernas, incómodo, sin grandes subidas ni porcentajes extremos, pero con pocos metros llanos. Los ciclistas tendrán que dar 14 vueltas a un circuito de 18,2 kilómetros en torno a la localidad de Ponferrada para completar los 254,8 kilómetros de los que consta la prueba. La organización ha decidido no incluir un tramo previo de aproximación al circuito, algo habitual en los últimos mundiales.

El recorrido incluye tres subidas, sin grandes porcentajes, que irán desgastando a los ciclistas vuelta a vuelta, kilómetro tras kilómetro. El circuito se inicia con tres kilómetros totalmente llanos, por avenidas amplias, que llevarán a los corredores hasta la primera dificultad de día: la corta subida al Castillo de los Templarios, un explosivo repecho de 200 metros al 7%.

Tras superar la primera dificultad del trazado, los ciclistas se encaminarán hacia la segunda cota, el Alto de Confederación. Se trata de la subida más larga del Mundial: son algo más de cinco kilómetros al 3,3%, una ascensión irregular, que cuenta con varios descansos y cuyas rampas no llegan a superar el 9%. Una cota que servirá para ir acumulando desgaste y fatiga, pero todo apunta a que no será el punto en el que se rompa la carrera. Davide Cassani, seleccionador italiano, afirmaba que: “La subida es larga, pero no difícil. En el grupo se irá bien a rueda".

Tras coronar la cota, el pelotón afrontará un descenso corto, por una carretera estrecha pero bien asfaltada, que les dejará a los pies del Alto del Mirador. Una subida que cuenta con algo más de un kilómetro y un desnivel medio que roza el 6%, con rampas que llegan hasta el 10%. Se corona a 4,8 km de la línea de meta y parece, a priori, el lugar ideal para intentar romper el grupo. Algún ciclista en solitario o algún grupo reducido de corredores puede acumular una ventaja suficiente como para plantarse en la línea de meta, ya que tras superar el alto restarán tres kilómetros de rápido descenso y una última parte llana antes de llegar al final de la prueba.

La lluvia, más que probable según las previsiones meteorológicas, y el viento, pueden ser dos ingredientes que se sumen a una batalla que se presume espectacular. La prueba "cambia muchísimo con lluvia o no" admitía Javier Mínguez, seleccionador español.

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Sobre el autor
Andreu Valentin Torrecilla
Apasionado del deporte en todas sus modalidades. Escribo de ciclismo y sobre el FC Barcelona. Puedes leer mis opiniones en @AndreuVt. Contacto: [email protected].