Sven Erik Bystrom (Noruega) es el nuevo y sorprendente campeón del mundo. El nórdico, con un ataque en los últimos kilómetros, echó al traste todo el trabajo australiano, que había estado preparando la llegada para coronar a Caleb Ewan como nuevo rey del ciclismo sub 23. Bystrom logró el arcoíris, como ya hiciera Kurt Arle Arvesen en San Sebastián hace 17 años, escudado en el tercer puesto por su compatriota Skjerping

La carrera comenzó con movimientos muy pronto. Schonberger (Austria), Grosu (Rumanía) e Isgandarov (Azerbaiyán) formaron la fuga inicial. Por detrás arrancó un grupo en el que aparecía un español, Miguel Ángel Benito, que no tuvo mucho futuro. Este terceto de cabeza no tuvo mucha cancha y antes del final de la segunda vuelta fue cazado.

La carrera comenzaba de nuevo con unos 25 kilómetros y por fin se formó la escapada que se mantendría en cabeza durante gran parte de la prueba, confeccionada también por tres hombres: uno que repetía, Schonberger (Austria), Kustadinchev (Rusia) y Barbari (Argelia). Este grupo logró una renta máxima de tres minutos que no daba muchas esperanzas a su misión de tratar de alcanzar el arcoíris.

Con este panorama trascurrieron varias vueltas, sin muchas novedades salvo que el argelino Barbari se descolgó de la cabeza de carrera en un descenso. Las pulsaciones iban aumentando con el transcurso de la prueba y en la sexta vuelta lo probaba Teunissen (Holanda), pero era neutralizado rápidamente. Se producían varios escarceos que trataban de alterar el control que estaba teniendo Australia de la carrera, tratando de dejar en bandeja el oro a Caleb Ewan, gran favorito en la tarde de hoy.

Los españoles estaban bien colocados en el pelotón, especialmente Benito y Estévez, que se atrevían a asomar la cabeza por la parte delantera del grupo principal. Durante la sexta vuelta ser formó un grupo perseguidor importante, con segundas espadas de selecciones importantes como Gebrezgahibier (Eritrea), Smit (Sudáfrica), Hofstede (Holanda), Van Rooy (Bélgica), Zepuntke (Alemania) y Maidos (Kazajistán).

Estos acelerones redujeron la ventaja del dueto de cabeza a dos minutos con el pelotón, mientras que el grupo perseguidor se acercaba cada vez mejor a los líderes de la prueba. Zepuntke y Hofstede se marcharon en solitario en busca de esta pareja, mientras que por detrás, ante el control aussie, Latour (Francia) trató de conectar con los perseguidores, con éxito. Esta vuelta era la más movida, con muchos ataques y muchos palos, pero la gran mayoría fueron en vano.

Meintjes siembra el nerviosismo

Latour y el kazajo Maidos conectaron con la cabeza para formar un sexteto que lideraba la prueba al inicio de la octava vuelta. Mientras, por detrás, Australia aumentaba más el ritmo y enfilaba el pelotón al borde de romperse. Entonces apareció Sudáfrica para dar un acelerón al grupo en favor de Louis Meintjes, que lo probaría poco después, en las primeras rampas de Conferencia. El sudafricano superó a los escapados, con una cadencia y un ritmo tremendos, y se colocó como líder de la prueba en solitario.

Muchos lo intentaron, en especial Küng (Suiza), que llegó al grupo de perseguidores y se lanzó en solitario a la caza de Meintjes. El sudafricano, que llegó a tener una renta cercana al minuto, vio como ya era menor a los treinta segundos al inicio de la penúltima vuelta. En los inicios de este noveno giro se descolgó Imanol Estévez del grupo delantero mientras que el pelotón cazaba a todos los escapados y Ledanois (Francia) lo probaba.

En la ascensión a Conferencia comenzó a avanzar posiciones España, en busca de una buena posición para lanzar sus primeras balas. El primer intento corrió a cargo del capo, Marc Soler, que se llevó consigo a Martinelli (Italia) y Miguel Ángel López (Colombia). Este terceto alcanzó a Ledonois, pero se pararon y el pelotón les cazó, excepto al galo que se lanzó en el descenso.

Bystrom hace pedazos el plan australiano

Con una escasa renta de diez segundos inició el francés la última vuelta, mientras que por detrás solo podían mantener el ritmo del pelotón unas cincuenta unidades. Con este panorama, se abrió la veda de ataques con un demarraje de Silva (Portugal) e Iturria (España) en Conferencia que acabó por echar abajo el valiente intento de Ledanois. El luso impuso un ritmo que el vasco no soportó y acabó cediendo, pero lograba reintegrarse en un pequeño grupo que se formaba por detrás.

De este grupo saltaban Brian Ramírez (Colombia) y Putt (Estados Unidos). El sudamericano logró irse en solitario y poner en jaque a todo el pelotón. Los australianos quemaban y quemaban naves para tratar de neutralizar al colombiano, algo que a la postre les costaría el oro. Tan solo Power aguantaba con Ewan, pero la diferencia de Ramírez descendía, aunque muy lentamente.

En el descenso entre Conferencia y Mirador se cayó Moscon (Italia) y Ramírez fue cazado. Entonces Bystrom lo probó. Con mucha fuerza, mucho desarrollo y decidido abrió hueco. Cada pedalada le acercaba más a la gloria y cada metro de distancia le motivaba más. El noruego hizo la última bajada a una velocidad de vértigo y entró en Ponferrada con medio Mundial en el bolsillo. Ni siquiera una mirada atrás se permitió el nórdico, que solo tenía algo entre ceja y ceja: llegar a meta en primer lugar. Así fue. Bystrom alzó los brazos mientras sus compañeros, que entraban acto seguido iban a abrazarle. Noruega aguó la fiesta a una Australia que logró la plata con Caleb Ewan, pero que estaría escudado por otro noruego en el tercer puesto, Skjerping. El mejor español fue Miguel Ángel Benito, 18º, que logró meterse en el sprint y poner un buen broche de oro a su gran carrera.

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