Las pruebas de ruta del Mundial de Ponferrada se han determinado, queda saber si fortuita o intencionadamente, como una especie de sorteo competitivo. Esta tarde, en la carrera femenina, estas particulares condiciones del Mundial español se han acentuado aún más por la lluvia y la ausencia de un mando fuerte. En medio de un circuito rápido y engañoso, en medio de miradas, marcajes y dudas, ha emergido, afortunadamente, una ganadora nata, ya realidad, llamada Pauline Ferrand-Prevot.

Símbolo de la nueva edad de oro del ciclismo francés, en todos sus niveles y facetas, esta risueña ciclista de Reims sigue encandilando al país vecino con sus triunfos, ya sea en ciclocross, mountain bike o carretera. Hoy ha tocado techo con el máximo galardón de este deporte. Con sólo 22 años, Pauline ya desafía, prácticamente ella sola, al orden establecido en el ciclismo femenino, codeándose con Vos, Johansson o Armitstead. Con la flor y nata de esta categoría, rica en matices y clase.

No era su escenario preferido. A Prevot le gustan que las cosas se compliquen, se endurezcan y se lleven al terreno de lo desconocido. Gran fondista y con una inteligencia táctica de admirar, sobre todo teniedo en cuenta su precocidad, la ciclista gala se ha encontrado, casi de golpe, con el bello maillot arcoíris. Ha pescado con maestría en río revuelto, agitado por los envites y coletazos de holandesas, alemanas y estadounidenses.

La carrera, dormida hasta las dos últimas vueltas, fue agitada por Vos, Armitstead, Longo y las estadounidenses

No ganó la más fuerte, ni la más valiente. Fue una suerte propiciada por el abandono del sentido común mundialista, que ha desaparecido de la ciudad leonesa. Venció Prevot porque no existe dureza, agonía y mística en el recorrido berciano. Triunfó la menos esperada por demérito de holandesas y alemanas, excesivamente especulativas. Sonó la marsellesa, porque en Francia no dudan en extraer y pulir, con perfección y mimo, grandes talentos ganadores.

Una caída masiva en la segunda de las siete vueltas al circuito ponferradino profetizó una carrera determinada por el azar. Vos y Bronzini, las mejor situadas en las apuestas, se quedaban cortadas con 90 km. por disputar. La confusión se adueñó del pelotón, que hacía camino sin un mando claro. Figuras como Amialiusik o Ann-Sophie Duyck se vieron obligadas a abandonar, afectadas por la aparatosa montonera. Las alemanas, con una inspirada Brennauer como líder, reciente oro en contrarreloj individual, pactó con el resto de potencias una tregua para que la dorsal número uno se integrara de nuevo en el paquete, en estos gestos peculiares del nuevo ciclismo.

A una caída masiva en los primeros kilómetros prosiguió una larga tregua, controlada por alemanas y rusas

La situación se restableció a cuatro vueltas del final, pero la tregua se alargó más de lo previsto. Sólo la eslovena Kern y la americana Powers se dignaron a animar la carrera, inmersa en un 'tempo' extraño. Alemania, Gran Bretaña y Rusia se alternaron en cabeza de pelotón, durmiendo una prueba que se introdujo bajo la velocidad, los percances y el descontrol.

Las dos últimas vueltas, que englobaban los últimos 36 km., se plantearon bajo otra dinámica, aunque la especulación siguió rondando por el tablero templario. Las anglosajonas no se fiaban de un sprint en el que Vos se paseara y comenzaron a tensar el grupo. En ese momento apareció, siempre oportuna, la lluvia, que aumentó todavía más la sensación de descontrol.

Australia, a través de Neylan, Gran Bretaña, con Armitstead, Italia, con Ratto y Longo y Holanda, con Vos, fueron las encargadas de seleccionar a las mejores. Pero faltó, más que romper, consolidar. Las españolas, con Anna Sanchís a la cabeza, fueron desapareciendo progresivamente. El largo llano entre la meta y la cota de Confederación y la fugaz secuencia del descenso de Mirador no fue suficiente para que el corte bueno, al que se unió la sueca Johansson, se jugara la victoria.

Prevot llegó desde el grupo perseguidor y fue la más fuerte en el sprint final

Un grupo perseguidor, compuesto por una docena de ciclistas, se unió al cuarteto de cabeza en el último kilómetro. El bombo de la suerte comenzó a girar. Vos, agotada por el corte inicial y los ataques posteriores, lanzó un sprint infructuso. La situación fue aprovechada por una avezada Prevot para conseguir la mejor victoria de su corta trayectoria profesional. Brennauer y Johansson, beneficiadas por una extraña situación de carrera, lograron rascar una plata y un bronce. Ponferrada da para esto. Mañana, el capítulo final con los hombres.

Clasificación

Vídeo de la victoria de Ferrand-Prevot