Cualquier cuento tiene su final, cualquier temporada deportiva, también. Desde principiso de enero hasta principios de agosto. Diez meses de competición que han dado para mucho y que este domingo, para aquellos corredores que aún no han acabado la temporada, terminarán. Como ya es habitual en el ciclismo, la París - Tours tiene el honor de echar prácticamente el cierre al año ciclista en una clásica otoñal que tiene más pinta de primaveral y donde los sprinters suelen moverse bien.

Desde 1896 lleva celebrándose esta clásica francesa que en su palmarés lleva los nombres de algunos de los mejores corredores. Los belgas y los franceses dominan en el palmarés, y España tan solo cuenta con las actuaciones de Óscar Freire (1º en 2010, 2º en 2001 y 3º en 2004 y 2007) para estar presente en el palmarés de la carrera.

La edición de este año vuelve a presentar un recorrido ideal para los sprinters en la mayor parte de sus más de 230 kilómetros, pero con la existencia de dos cotas dentro de los últimos diez mil meros que pueden eliminar a más de uno y pueden seleccionar la carrera a favor de los hombres rápidos que se defiendan decentemente subiendo.

Los sprinters contentos...

...porque la mayor parte de la carrera les favorece a ellos. Desde Authon-du-Perche y hacia el sur hasta la ciudad de Tours, los corredores completaran más de 230 km en una carrera maratoniana que solo se endurecerá si el domingo se presenta sobre el cielo del centro de Francia condiciones climáticas adversas, porque el recorrido no presenta ninguna dificultad para los ciclistas en la mayor parte de la clásica.

Una vez cumplido el segundo centenar de kilómetros de la carrera francesa, entran a escena tres cotas que decidirán la carrera. La Cotè de Crochu para avisar y las cotas de Beau Soleil y de l'Èpan para acabar de decidir el grupo de corredores que se jugarán la victoria en la avenida de Grammont después de un pequeño descenso y un terreno favorable en la entrada de la ciudad francesa.

¿Repetirá Degenkolb?

Sin duda John Degenkolb (Giant - Shimano) es el hombre a batir. No sólo por su victoria en la pasada edición de la clásica francesa, sino porque tras su victoria en la París - Bourges hace tan solo unos días llega con piernas para repetir victoria. Un sprinter de pura potencia como pocos al que le van las jornadas duras (como la del domingo) para imponer su ley en las llegadas masivas, y al que no le asustan las cotas finales que presenta el recorrido.

Junto al corredor germano y como su máximo rival se situa el belga Greg Van Avermaet (BMC), que ya hizo gala de su velocidad punta y remate para llevarse la edición de 2011. En un escalón más bajo, con una punta de velocidad pareja a la del germano y con peor condiciones de escalador se encuentra el francés Arnaud Démare (FDJ), que quiere rematar su buen año con el triunfo en una de las clásicas más importantes de su país.

Otros hombres rápidos que podrían dar la sorpresa si la carrera no es lo suficientemente selectiva puede ser: Samuel Dumoulin y Yauhenni Hutarovich (Ag2r), Gerald Ciolek (MTN - Qhubeka), Heinrich Haussler (IAM - Cycling), Sam Bennet (NetApp - Endura), Matti Breschel y Daniele Bennati (Tinkoff - Saxo). A cualquiera de ellos les vale una carrera lo menos dura posible en los últimos kilómetros para llegar lo menos cansados a la previsible llegada masiva de Tours.

Por último, los clasicómanos y cazaetapas desearán una carrera dura y selectiva, que elimine a los máximos sprinters posibles para tener vía libre en Tours y, aprovechando su punta de velocidad, alzar los brazos en la última carrera del calendario (para la inmensa mayoría). Corredores nacionales como Sylvain Chavannel (IAM - Cycling), Romain Feillu (Bretagne - Séché) o Thomas Voeckler (Europcar) pueden dar la sorpresa en las calles de Tours para alegría de sus aficionados.

Y por último, también dentro de este bloque de corredores con opciones, ciclistas como Tom Van Asbroeck (Topsport - Vlaanderen), Sep Vanmarcke (Belkin), Ignatas Konovalovas (Garmin - Sharp) o Niki Terpstra (Omega Pharma - Quick Step).