Jonathan Tiernan-Locke, aquel británico de Endura que sacudió el panorama ciclista con su fantástico irrupción en 2012, cumple ya su tercer mes de sanción por dopaje. Las irregularidades presentadas en su pasaporte biológico durante ese exitoso año, con victorias en Mediterráneo, Haut Var, Alsacia y Vuelta a Gran Bretaña, algunas con exhibiciones portentosas, le valieron una suspensión de dos años tras diez meses de investigaciones y recursos. 

El corredor, cansado de lucha por defender su inocencia en un largo proceso, ha afirmado a Cyclingnews estar planteándose, desde su castigo, la retirada del ciclismo. "Tengo nuevos planes en mente. Es por eso que estoy pensando en dejarlo, aunque mi vida puede dar muchos giros. No estoy especialmente desmoralizado", asegura. "Fui a un evento deportivo el pasado fin de semana y la gente se comportó conmigo perfectamente. Salí con la cabeza bien alta. Si me hubiera dopado no podría haber asistido", explica el británico. 

Locke aprovechó la entrevista para criticar a la UCI y a la federación de su país por haberle dado pocas opciones a defenderse. También a Sky por la falta de apoyo. "Entiendo la decisión del equipo, son una gran empresa y tienen una imagen pública muy importante, que deben cuidar. Por eso es normal que se distancien para demostrar transparencia, aunque he visto más apoyo de otros equipos con sus ciclistas en mi situación, como el caso de Kreuziger", declara.

"He visto más apoyo del equipo en los casos de otros ciclistas", critica el británico

Asimismo, sobre las duras valoraciones de su expreparador, Dave Brailsford, afirmando que en su formación "no hay sitio para los tramposos", Locke comprende su postura, pero no está de acuerdo. "Es difícil ver eso desde mi perspectiva", afirma. 

Las formas no fueron las correctas para Locke, que se enteró de su sanción, el pasado 17 de julio, por una nota de prensa en la web de Sky. "La primera noticia que oí sobre el veredicto fue de esa manera, sin darme tiempo a recurrir ni a presentar alegaciones", remarca. "Después de esto, recibí la notificación de la UCI por correo". 

Además, se considera especialmente crítico con el sistema del pasaporte biológico de la UCI, al que califica como un "corredor de la muerte". "Es un procedimiento que ataca y criminaliza al deportista. Según me explicaron, esos valores anómalos podían provenir de una transfusión o la ingesta de un estimulante sanguíneo durante la Vuelta a Gran Bretaña (edición 2012 que ganó), pero yo no di positivo en ninguno de los test de orina que me practicaron", relata. La razón que se esgrimió desde la UCI, según Tiernan-Locke, es que los controles de esta ronda no detectaban trazas de EPO. "Esto me parece patético. ¿Para qué están entonces los controles en carrera? ¿Para encontrar anfetaminas? Ya no estamos en los años sesenta o setenta", apostilla.