Tom Meeusen se han impuesto en el Superprestige de Ruddervoorde al sprint en una carrera disputadísima y, sobre todo, muy rápida. Cumpliendo con los pronósticos, en esta prueba suele ganar alguien que no entra en la quiniela de los máximos favoritos, y así fue. El belga estuvo en cabeza desde el pistoletazo de salida y guardó las fuerzas suficientes como para ganar en la llegada a los tres acompañantes que tenía: Nys, Van der Poel y Vantornout.

Meeusen muestra sus cartas

La salida en Ruddervoorde es fundamental, por ello fue fulgurante. Meeusen, Peeters y Van der Haar se marcharon en solitario en los primeros metros, tratando de abrir hueco con el resto de favoritos. Una vez creado este grupo de cabeza, uno tras otro trataba de hacer la guerra por su cuenta. Tanto el campeón holandés como el posterior ganador de la prueba, probaron a irse en solitario, pero eran alcanzados poco después. Peeters tuvo que bajar una marcha y quedó rezagado enseguida.

Vantornout se quedó en terreno de nadie y quería apuntarse a la fiesta de los dos jóvenes corredores que comandaban la prueba. El belga, sin invitación previa para asistir a dicha fiesta, conectó con la cabeza para formar un trío perseguido por cinco perros de presa: Sven Nys, Peeters, Mathieu Van der Poel, Van Kessel y Adams. Al que más fresco se le veía era a Van der Haar, que mostraba la potencia que llevaba en sus piernas en cada subida, donde cogía unos metros de ventaja respecto a sus rivales.

Por detrás, Nys era el capataz de la persecución, de la que quedaron descartados dos hombres: Peeters, que se descolgó al no poder seguir el ritmo, y Van der Poel, que sufrió una caída. Poco a poco el campeón belga, el hombre más temido en el barro, iba dando mordiscos a la ventaja de la cabeza de carrera hasta que llegó a conectar en solitario con ellos cuando solo se llevaban cuatro vueltas.

Malentendido holandés, beneficio belga

Nys no es buen compañero de viaje para estas aventuras, por lo que el ritmo bajó un poco por delante, pese a los intentos de Van der Haar y Vantornout de irse en solitario. Pauwels, Van Kessel, Van der Poel y Adams contactaron con este grupo de ocho hombres que pelearía por el triunfo en Ruddervoorde. Con tanto corredor peligroso por delante, el ritmo tenía que ser más fuerte para cribar a aquellos que realmente estaban en condiciones de pelear la victoria. Entonces hubo un enganchón en el que Pauwels, Van der Haar y Van Kessel se cayeron y quedaron descolgados.

Este hecho rompió la carrera, que se volvió más entretenida que nunca. Vantornout se fue en solitario, con Nys y Van der Poel a su estela. Poco a poco volvían todos a reagruparse, con una velocidad cada vez mayor, pero había un hombre que no aparecía: Van der Haar. Al holandés le costó mucho volver a coger su ritmo de crucero tras la caída y llegó mucho más tarde que los demás al grupo delantero, en la vuelta séptima.

Foto: Shimano

Meeusen no encontró rival

Los intentos por quedarse en solitario se sucedían y los más impulsivos continuaban siendo Meeusen y Vantornout, aunque Van der Poel también se dejó ver en solitario. Poco a poco los invitados a la fiesta más débiles se iban descolgando. Los máximos favoritos estaban en cabeza y la lucha por la victoria iba a ser encarnizada en la última vuelta.

Meeusen atacó y logró unos metros de ventaja, pero la persecución era feroz. Esto descolgó de este segundo grupo a Adams y a Van der Haar, que pagó, tal vez, el exceso de esfuerzo realizado tras la caída. El terceto formado por Nys, Van der Poel y Vantornout alcanzó al joven belga en los últimos instantes de la prueba y el triunfo se jugó al sprint. Meeusen fue el más rápido en la llegada, superando con claridad al resto de contendientes, seguido de un Van der Poel que lanzó pronto el sprint.

Con esta victoria, Meeusen cumplió el paradójico pronóstico de que en Ruddervoorde ganan aquellos que no están en las quinielas. El belga fue valiente desde el inicio hasta el final y el barro le dio su merecido premio: la victoria en la tercera prueba del Superprestige en un sprint disputado ante el gran Nys, la revelación Van der Poel o el siempre combativo Vantornout.

Clasificación