El conjunto Tinkoff-Saxo ha conseguido su objetivo. La expedición de los chicos de Oleg Tinkov al Kilimanjaro ha terminado con éxito, pues muchos de los integrantes del equipo consiguieron llegar a la cima, a casi 6000 metros de altura. La intención, además de realizar tareas humanitarias, era hacer grupo, fomentar el compañerismo y la generosidad en situaciones complicadas. Fueron cinco días difíciles para lograr el objetivo, con unas condiciones muy adversas de viento y lluvia.

El capitán del equipo ruso, Alberto Contador, fue uno de los que llegó a la cima en mejores condiciones. Quizás, su buen fondo físico en su faceta como escalador y hombre completo, le benefició con respecto a otros compañeros que sufrieron más. Contador destacó las dificultades que pasaron para llegar a la cima. "Era una nueva experiencia, donde teníamos que trabajar en conjunto, compartir buenos ratos y algunos momentos realmente difíciles. El tiempo no ha ayudado ciertamente. Los primeros tres días llovió mucho y no tuvimos tiempo de secar nuestra ropa y los equipos como las tiendas de campaña o sacos de dormir", explicaba el madrileño.

"No sabía cómo iba a responder mi cuerpo a la altura"

A pesar de ello, Contador tuvo buenas sensaciones y apenas notó la altura a lo largo de este particular viaje. "Era un nuevo desafío para mí porque no sabía cómo iba a responder mi cuerpo a la altura. Pero las sensaciones que tuve fueron muy buenas. Únicamente después de pasar los 5400 metros noté cierto malestar en mi estómago pero rápidamente desapareció, lo que me permitió seguir a buen ritmo hasta la cima", se congratulaba.

El ciclista de Pinto recalcó lo más duro de la expedición. "Lo más duro de los primeros tres días fue la lluvia constante, no el esfuerzo físico ni la altitud, ya que no estábamos a más de 3800 metros", manifestó el español, pero también reconoció que el verdadero reto fue la parte final: "Por supuesto, el veradero test fue la subida final hasta la cumbre el último día".

Contador relataba los últimos mil metros de ascensión de forma detallada. "Nosotros llegamos desde el último campamento, a 4600 metros de altura para llegar a los 5895 metros, el punto más alto del Kilimanjaro. Esa última noche, antes de embarcarnos en la subida final hasta la cima, hacía mucho viento y era difícil subir. Pero afortunadamente, el viento paró poco a poco y decidimos intentarlo", aseveró el ganador de la Vuelta a España.

"Hubo compañeros que tuvieron que regresar al campamento sin recordar nada"

Para acabar, quiso hablar también de los problemas que sufrieron muchos de sus compañeros, quienes no soportaron tan bien la altitud como el propio Contador y algunos miembros más del equipo. "En mi caso, fui con Valgren, Kiserlovski y un guía. Tuvimos momentos difíciles. Aunque tuve suerte de que la altitud no me afectase, hubo compañeros de equipo a quien les afectó y tuvieron que dar media vuelta y otros necesitaron ayudar para llegar a la cima. También hubo algunos que tuvieron que regresar al campamento sin recordar lo que había sucedido. Pero eso fue también uno de los objetivos de la expedición, para hacer frente a situaciones que implicaban el compañerismo y ayuda entre sí en situaciones difíciles", descubrió el pinteño. Para acabar, Contador afirmó haber logrado la meta que se buscaba, el fomento del compañerismo y del trabajo en equipo: "Creo que hemos logrado ese objetivo, aunque no fue fácil".

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Sobre el autor
Adrián González Blanco
Comunicación audiovisual. Coordinador y redactor de la sección del Racing, Rallys y Ciclismo y redactor en Betis VAVEL.