En la Edad Media las usurpaciones de trono estaban a la orden del día. Todos los reyes debían de estar con los cinco sentidos puestos para evitar traiciones que les bajarán de esa torre de marfil que suponía el trono. Siglos después, esto sigue siendo igual, pero en otros ámbitos. El rey del ciclocross, el tirano del barro, Sven Nys, causó baja en la prueba de la Copa del Mundo de Namur, ya que "por primera vez en muchos años, algo no va bien". Esta ausencia la aprovechó Kevin Pauwels, el mejor esta temporada, para dar un golpe sobre la mesa y vencer y convencer el día en el que el rey no estaba, en el día en el que le ha usurpado el trono.

Rebeldes desde la salida

De rebeldes anda lleno el mundo, y con dos de ellos se inició la prueba belga. El suizo Wildhaber y el alemán Weber encabezaron la carrera en su tramo inicial, tratando de abrir hueco con un grupo compacto y numeroso, que deseaba un ritmo suave para la primera parte de la dura carrera que les esperaba a todos ellos en Namur.

La aventura de estos dos díscolos ciclistas no duró mucho, en concreto una vuelta. Lideraba la prueba un grupo de una quincena de unidades que poco a poco se iban estirando, pero nadie quería lanzar la primera bala de fogueo. El conservadurismo era la nota dominante, y en estas aguas el que mejor nada es el líder de la Copa del Mundo, Kevin Pauwels.

Sin duda, uno de los más ambiciosos era Wildhaber. El helvético conducía al grupo, tratando de romperlo, tratando de provocar algo que le diera pimienta a la carrera. Pero no fue él quien animó la prueba. Van Kessel y Meeusen fueron los encargados de poner una marcha más y romper el grupo. Unos metros por detrás el suizo, junto a Van der Haar y Walsleben les cogieron rueda.

Meeusen y Van der Haar, animadores en Namur

Pero Meeusen, un alma intranquila en un ambiente sosegado, no podía permanecer en este impás mucho más tiempo. En la tercera vuelta volvió a marcharse con unos metros y lideró la prueba en solitario durante casi una vuelta hasta que Van der Haar, otro corredor con alma de guerrillero, se lanzó a la caza del belga con un demarraje bastante potente que sacó de punto a sus compañeros de aventura.

Meeusen, alma solitaria por naturaleza, no quería compañía ninguna, y forzó la marcha para que el campeón holandés quedara rezagado. Van der Haar se enganchó a Van Kessel y a Pauwels, que poco a poco, metro a metro, hacía camino en busca de otro triunfo. Este trío alcanzó al belga al final de la cuarta vuelta.

Con esta situación, Van der Haar tomó el mando. Sabía que a Pauwels le favorecía que el grupo se mantuviera compacto, por lo que optó por marcar el ritmo y arrancar en solitario. Van Kessel y el líder de la Copa del Mundo formaron una pareja que perseguía al campeón holandés, mientras que Meeusen pagó el esfuerzo anteriormente realizado y, fundido, se descolgó de este dueto.

La cabalgada de Van der Haar parecía encaminada al triunfo, a un triunfo merecido por ambición y valentía, pero que tenía un gran enemigo: la fría y calculadora mente de Pauwels. El belga se quedó pronto solo, ya que Van Kessel sufrió una caída que le impidió seguir a rueda del líder de la Copa del Mundo. Poco a poco, sin hacer ruido y fiel a su estilo, recortaba metros a un Van der Haar que comenzaba a sentir su aliento en el cogote.

La miel en los labios

Solo restaban dos vueltas, dos giros para alzar los brazos, pensaba el campeón holandés pero, de repente, apareció a su lado Kevin Pauwels. La situación de carrera cambiaba totalmente para el neerlandés, que dejó todo el peso de la prueba en las espaldas del belga.

Pauwels fue el encargado de marcar el ritmo, un ritmo cansino en el que apenas optaba por tirar y descolgar a su compañero de aventura. Es más, el belga le pedía colaboración a Van der Haar que, tras haber cedido toda la responsabilidad a Pauwels, se la negó insistentemente ante el enfado del maillot blanco. Por detrás, Walsleben se ilusionaba pensando en la posibilidad de alcanzar a la cabeza de carrera, ya que cada vez se veía más cerca de la pareja que comandaba la prueba, pero jamás llegó a alcanzarles.

La inteligencia de Pauwels volvió a valer para llevarse el triunfo. En la zona de surcos, un tramo muy técnico, Van der Haar perdió sus opciones de victoria tras resbalarse y poner pie a tierra. El cansancio y una mala entrada en dicho segmento le valieron para perder unos metros que el belga no desaprovechó. Al ver que tenía hueco respecto al holandés, Pauwels metió una marcha más y se fue directo al triunfo, a la victoria que le consolida como líder de la Copa del Mundo el día en el que el rey, Nys, no estaba.

Clasificación de la prueba

Clasificación de la Copa del Mundo