Todo campeón tiene unos inicios en los que las dudas, los miedos, las incertidumbres se abren paso ante la esperanza de un prometedor futuro. En esos casos, tomar decisiones arriesgadas, jugársela a una carta puede dar resultado, puede suponer ese paso definitivo hacia un sueño. En Polonia había un joven, Michal Kwiatkowski que, siendo un adolescente, sorprendía por su arrojo sobre la bicicleta. Con 20 años tomó una decisión, irse a España en busca de su sueño: ser ciclista profesional.

Tras un breve paso como staigiare del Aeronautica Militare-Amica Chip de San Marino, donde compartió estatus con su compatriota Michal Golas (hoy en Tinkoff) o Robert Kiserlovski, y donde también corría el español Igor Astarloa, tomó rumbo a Navarra. El Caja Rural le dio la oportunidad al polaco de ser, en plenas condiciones, corredor profesional de un equipo continental.

Vestido de verde, Kwiatkowski dio sus primeras pedaladas en el pelotón internacional. No fue un año excesivamente productivo en cuanto a resultados, pero sí que le aportó la madurez necesaria para afrontar retos de gran relevancia en un futuro. Estos primeros compases en el ciclismo profesional de la mano de Caja Rural fueron sumamente importantes para entender la figura actual de Michal Kwiatkowski.

De menos a más

Su debut con el maillot verde del equipo navarro se produjo en la Vuelta a Murcia. No tuvo mucha fortuna el polaco en las carreteras del sur de España, ya que su actuación fue discreta y acabó abandonando en la quinta y última etapa de la ronda murciana. El mejor puesto lo logró en la contrarreloj de 22 kilómetros con inicio y final en Alhama de Murcia, donde firmó una 71ª plaza.

Tras su primer contacto con el ciclismo en España, disputó dos clásicas en Francia, la Loire Atlantique y la Loire Touraine. En ellas mejoró su puestómetro respecto a Murcia, rondando en los puestos delanteros. De regreso a España, ya en abril, corrió la Klasika de Amorebieta con poca fortuna, sin lograr sumar un buen puesto.

El polaco comenzó a notar cierta mejoría en la Vuelta a Castilla y León. Finalizó en el puesto 53 en la general, pero eso era lo de menos. Kwiatkwoski se había metido en la pomada por llevarse la primera etapa, en Burgos, un final complicado y duro donde el recién llegado a Caja Rural ya dejó ver la potencia que atesoraba en sus piernas. Ese final, muy de tipología clásica de las Ardenas se adaptaba perfectamente a sus cualidades y demostró que tenía potencial para esas llegadas.

El abril de Kwiatkowski finalizó con dos carreras de un día en las que el polaco tuvo un buen papel. En primer lugar disputó el GP Llodio, donde el de Dzialyn acabó en una meritoria décima plaza en una carrera ganada por Ángel Vicioso, de aquellas vistiendo el maillot de Andalucía. Un día después corrió la Vuelta a La Rioja donde su resultado fue algo peor pero bastante satisfactorio, decimoctavo, en una carrera también ganada por Vicioso.

La primavera el rendimiento altera

Su mejor resultado llegó en la siguiente carrera. Kwiatkowski debutaba en su país, en Polonia, con los colores del Caja Rural en la Szlakiem Grodow Piastowskich. Esta carrera, compuesta por cuatro etapas, no dejó ningún triunfo para el palmarés del polaco, pero rondó la victoria en las primeras tres jornadas, especialmente en la tercera donde acabó en tercera plaza. Su puesto en la clasificación general fue cuarto, una plaza más que positiva para un neo como él. Acudió solo, sin compañeros de equipo a esta carrera, pero cumplió con creces. Solo fue superado por tres compatriotas suyos: Rutkiewicz, Huzarski y Marczynski, pero logró quedar por delante de un ciclista que, a día de hoy, está entre los mejores: Leopold König.

Tras un par de semanas de descanso, regresó a la competición en el Tour de Gironde. Kwiatkowski mantenía su buen estado de forma y peleó por la victoria de etapa en la última jornada, donde fue cuarto. Poco después viajó a Portugal con el Caja Rural para disputar la Volta a Alentejo, que en su última edición se llevó Carlos Barbero. Solo se metió en la pomada por el triunfo de etapa en la tercera jornada, donde fue quinto. Al ser esta la etapa reina, su puesto en la general se vio afectado por su buen rendimiento en dicha jornada y acabó séptimo, siendo así el mejor Caja Rural clasificado. La carrera se la llevó un español, David Blanco, seguido de otro, el gallego Alejandro Marque.

Bajón, pero con buenas noticias

A partir de aquí, su rendimiento bajó. En dos carreras polacas, el Tour de malopolska y la Course de Solidarnosc, Kwiatkowski tuvo que poner pie a tierra y retirarse. Su última carrera con el maillot de Caja Rural la disputó en España, en la Vuelta a León. Tuvo un papel de gregario y no pudo brillar tanto como en otras ocasiones.

Disputó el Tour del Porvenir con la selección polaca, donde salió a relucir su condición de sprinter. En la segunda etapa acabó tercero, solo superado por Degenkolb y Matthews, y un día después fue noveno en una jornada ganada por Delaplace. Su resultado en la general no fue muy destacable, acabó en el puesto 70. Tras ello, disputó los Campeonatos del Mundo con resultados discretos, pero alguien ya le había ojeado.

El RadioShack, justo el día antes de que comenzara el Tour del Porvenir, anunció el fichaje de Michal Kwiatkowski por su conjunto. El 4 de septiembre el polaco recibió la noticia de su salto al WorldTour con uno de los equipos referencia. Su año en Caja Rural le había servido no solo para coger experiencia, sino como escaparate. Con 21 años, Kwiatkowski desembarcó en la élite más alta del ciclismo y, desde ese momento, su ascenso ha sido imparable hasta convertirse, recientemente, en campeón del mundo. Por ello, el polaco guarda especial cariño a Caja Rural. Por ello, Michal es el navarro nacido en Dzialyn.