Rohan Dennis (BMC) se ha hecho con la victoria en la tercera etapa del Tour Down Under y, además, se ha colocado como nuevo líder de la prueba. El australiano venció con autoridad gracias a un ataque desde atrás y muy potente que no pudo seguir nadie en la ascensión final. Acostumbrado a vencer en la pelea contra el crono, Dennis ha demostrado que no solo puede destacar en esta disciplina. Su compañero Cadel Evans fue segundo, superando en el último instante a Tom Dumoulin (Giant-Alpecin), tercero. El mejor español fue Rubén Fernández (Movistar), que finalizó octavo en la etapa y se coloca sexto en la general.

La carrera partió de Adelaide, ciudad natal de Rohan Dennis, y prácticamente de inicio se formó la fuga que acapararía el protagonismo en gran parte del desarrollo de la prueba. Lasse Norman Hansen (Cannondale-Garmin), Will Clarke (Drapac), Calvin Watson (Trek) y Axel Domont (AG2R) formaron este cuarteto que sería cabeza de carrera durante más de cien kilómetros. Su renta pronto se estableció en torno a los tres minutos, alcanzando su máximo a los 35 kilómetros de carrera, cuando superaba en unos veinticinco segundos esta diferencia.

Poco a poco, el pelotón comenzó a organizar la persecución. El equipo del hasta hoy líder, Jack Bobridge, el UniSA, fue el encargado de comandar la caza de los fugados. A su causa se unió el Sky, que quería dejar todo atado para que Richie Porte conquistase Paracombe. Es más, el flamante campeón australiano contrarreloj, al igual que Cadel Evans, señalaron tras el final de la etapa de ayer que esta era una jornada "importante". Los británicos parecían querer demostrar que el órdago de Porte iba más enserio que el de Evans, y por ello pusieron su maquinaria a trabajar desde el principio.

Tanto el equipo de Dave Brailsford como el australiano ataron en corto la fuga. La renta de los escapados no lograba superar esa barrera de los tres minutos y el pelotón tenía bajo control la carrera. La diferencia se movía en torno a esos tres minutos rebasada la línea de los últimos cien kilómetros de prueba. Desde este momento, el pelotón iniciaría tres vueltas a un circuito de unos 25 kilómetros que comenzaba en Lobenthal y que tendría en Charleston uno de sus puntos calientes, con el sprint intermedio situado ahí.

Will Clarke, corazón de león

La cabalgada de los cuatro escapados seguía, con más ímpetu que razón de ser. Especialmente animoso estaba Clarke que, motivado por correr en casa y tener la oportunidad de disputar una prueba World Tour, llevó gran parte del peso de la fuga y acabaría siendo el vencedor de los tres sprints intermedios de Charleston. Por detrás, el pelotón comenzaba a estrechar el cerco a la fuga, y a falta de 80 kilómetros para meta la diferencia bajó de los tres minutos. A la par que sucedía esto, Movistar, representado por Enrique Sanz, dejó verse por la cabeza del grupo principal.

Con este tira y afloja entre pelotón y escapada se llegaría a la última hora de carrera. La diferencia, establecida en esos tres minutos, dejaba pocos visos de soñar a la fuga. Además, el grupo de cabeza comenzó a perder efectivos pronto. A falta de 35 kilómetros para el final, Domont dijo basta y se descolgó de la escapada, dejando ésta compuesta de tan solo tres hombres. Además, Lasse Norman Hansen estaba dando muestras de fatiga, y en los tramos más duros hacía la goma respecto a sus otros dos compañeros de aventura.

Coraje y corazón fueron los dos principales ingredientes que la fuga había elegido para la etapa de hoy. Y estos dos factores propiciaron que el pelotón tuviese ciertos momentos de fuga. El grupo principal sufrió mucho para reducir la diferencia y hasta que no faltaban 25 kilómetros para el final, no se redujo a los dos minutos.

Esta podría ser una barrera psicológica que hundiría a los de adelante, pero no fue así. Con garra y tesón, siguieron peleando contra la tiranía del grupo principal. La fuga, mermada por la fatiga, comenzaba a perder efectivos, ya que Hansen se descolgaba a falta de 18 kilómetros y poco después lo haría Watson. Faltaban quince kilómetros y Clarke se encontraba solo ante el peligro y con solo un minuto de renta. La aventura parecía tener el mismo final que siempre, en el que resultaba ganador el pelotón, y poco a poco el sueño australiano se fue desvaneciendo.

La apasionante lucha por la posición

En este último tramo de neutralización de la fuga apareció, por primera vez, BMC, cumpliendo con la palabra de Evans que señalaba como importante esta jornada. El conjunto americano, junto al Giant-Alpecin, deseaban tener protagonismo, y tuvieron que pelear por él con los tres equipos que lo estaban copando: Sky, UniSA y Movistar. Esta lucha por las posiciones en el pelotón fue vibrante y precipitó la captura de Clarke. Quedaban ocho kilómetros para meta, dos para el inicio de la ascensión, por lo que habría seis mil metros de pura lid por lograr la mejor colocación de cara a las rampas de Torrents Hill.

El ritmo crecía, con el Giant formando un treno como si de la llegada a los Campos Elíseos se tratara. En el último vagón del tren negro se encontraba Tom Dumoulin, la baza del conjunto alemán para esta etapa. Las cartas de Movistar para esta ocasión eran Rubén Fernández y Gorka Izagirre, tanto fue así que el propio Juanjo Lobato, ganador ayer, se encargó de posicionarles en la parte delantera para después bajar hasta cola de pelotón. En el último tramo previo a la subida volvió a aparecer BMC y Cadel Evans fue el primero en dar un pequeño acelerón al grupo cuando la carretera comenzó a empinarse. Geraint Thomas (Sky) continuó el esfuerzo del australiano hasta que Simon Geschke disparó la primera bala de fogueo.

Fogonazo australiano

El alemán estuvo a punto de romper el grupo en un primer momento, continuó con su demarraje, y acabó dejando por delante un quinteto en el que le acompañaban Dumoulin, Evans, Porte y Pozzovivo (AG2R). Los intentos entre estos contendientes se sucedieron y, salvo el holandés, todos los probaron, con escaso éxito. Finalmente, en el tramo final de la subida, fueron neutralizados gracias a un buen trabajo de Rubén Fernández por cerrar el hueco que se había abierto.

Justo en el momento de la neutralización irrumpió, como si de un trueno se tratara, Rohan Dennis. El australiano, que contaba para pocos en un final de estas características, arrancó con tal potencia que dejó a todos sentados. Nadie pudo seguir su rueda y Dennis, impulsado por la motivación de ganar a escasos kilómetros de su casa, de su patria chica, voló hacia la meta. Nadie pudo discutirle la victoria en los últimos trescientos metros ya que su arrancada había abierto un hueco importante. Tres segundos después apareció Cadel Evans, robando el segundo puesto por muy poco a Dumoulin. En octava posición llegó Rubén Fernández, que fue el mejor español de la etapa y se colocó sexto en una clasificación general ahora liderada por el trueno de Adelaida, Rohan Dennis.

Clasificaciones

El triunfo de Dennis, en imágenes