A pesar de contar con una participación de menores quilates que la Tirreno-Adriático, la ronda francesa no ha defraudado a nadie. Con un recorrido muy llamativo, llegadas ratoneras, un final en alto, una jornada multipuerto con final en descenso y la clásica cronoescalada al Col d’Eze, la emoción parecía garantizada desde el principio. Richie Porte, Michal Kwiatkowski, Tejay Van Garderen o Rafal Majka como grandes favoritos, la ausencia de los principales capos del pelotón internacional dejaba aún más abierta la carrera.

Richie Porte, en la mejor forma de su vida

“Estoy realmente en la mejor forma de mi vida”, decía Porte al concluir la París-Niza. Y es que Richie Porte está siendo uno de los ciclistas más fuertes en este inicio de campaña. Tras su victoria en la etapa reina del Tour Down Under y su buena actuación en la Volta al Algarve, el australiano llegaba a París-Niza con la intención de repetir la victoria lograda en 2013 y lo consiguió. No lo tuvo fácil pero Porte ha sido el mejor ciclista de la carrera. Ha sabido guardar las fuerzas, no ponerse nervioso en ningún momento y confiar en sus posibilidades y su equipo en todo momento.

Fuente: G.Demouveaux/ASO.

Ha sido el más fuerte subiendo, tanto en la Croix de Chaubouret como en la cronoescalada al Col d’Eze. En la etapa rompepiernas con final en Niza controló en todo momento en las ascensiones y supo gestionar a las mil maravillas la renta de Kwiatkowski cuando el polaco se marchó en el descenso. Y solo la mala suerte le impidió abrir la brecha con el polaco. “Perdimos tiempo ayer, cuando estábamos en una posición fantástica, por la caída de ambos. Había demasiada presión de los neumáticos, no era ideal. Era como correr sobre hielo”, apuntaba el australiano tras su caída, junto con Thomas, en el descenso de Peille cuando le sacaban varios segundos a Kwiatkowski. Una carrera espectacular, casi perfecta para un ciclista llamado a hacer grandes cosas este año. El Giro de Italia le espera y ya avisa a Alberto Contador. “Es muy bueno para mi confianza de cara al Giro, sé que voy a tener un gran equipo que me apoyará”, aseveraba. Tras una temporada para olvidar, Porte está “de vuelta”.

Sky sigue imparable

Además de Porte, su equipo ha sabido funcionar a la perfección en la Carrera del Sol. Tal y como llevan haciendo este año, el bloque británico está siendo el más fuerte. Así lo han demostrado con sus trece victorias en lo que llevamos de 2015, entre campeonatos nacionales, etapas y generales. En las rondas por etapas, la locomotora negra ha funcionado a las mil maravillas, enlazando a la perfección todos sus vagones. Cada cuál sabe su sitio y nadie tiene problemas en trabajar para otro en cualquier momento dado. El mejor ejemplo reside en la dupla Geraint Thomas - Richie Porte. El australiano trabajó para el británico en el Algarve, sabedor de que el terreno de media montaña luso le favorecía. Ahora, en París-Niza, una de las vueltas por etapas más importantes, ha sido Thomas el que se ha vaciado por su líder. En la Croix de Chaubouret fue su lanzador y su protector mientras que en el descenso del Col de Saint-Roch trabajó para que alcanzara a su más inmediato rival.

Fuente: G.Demouveaux/ASO.

Además, una locomotora que hizo una suprema ascensión a la Croix de Chaubouret, con Nordhaugh y Roche trabajando desde el inicio, seleccionando la carrera a la perfección para el remate de sus dos hombres más fuertes. Sky está demostrando día a día que tiene una estructura para hacer grandes cosas y pasar a la historia como uno de los mejores equipos de todos los tiempos.

Kwiatkowski, cada día más completo

A pesar de no haber conseguido la victoria, la actuación de Kwiatkowski indica que va por el buen camino. “Todo va en la dirección correcta”, reconocía el ciclista de Etixx. El polaco ha mejorado en todos los terrenos: crono, montaña, descenso… En la carrera francesa ha hecho gala de sus mejores cualidades. Un ciclista completo llamado a ser un grandísimo campeón en varios ámbitos. Se impuso en el prólogo haciendo gala de una potencia que pocos ciclistas de sus características podrían tener mientras que ha sido capaz de superar a grandes vueltómanos como Van Garderen, Rui Costa o Bardet en las ascensiones largas como la Croix de Chaubouret o el Col d’Eze. “La mayor satisfacción fue ver que podía competir en las subidas con los mejores escaladores, es algo muy bueno que descubrí acerca de mí mismo y de mis habilidades”, asentía el polaco en la misma dirección. Además, supo aprovechar sus buenas habilidades de descenso en la sexta etapa camino de Niza.

Su ciclismo, ofensivo y vistoso, le convierten en uno de los ciclistas del futuro, de los que harán grandes cosas, de los que lograrán grandes metas. No parece pesarle el arcoiris. Esa responsabilidad no le intimida y Kwiatkowski sigue a lo suyo: atacar, atacar y atacar. Además, esa mejoría en la escalada le permitirá hacer grandes cosas en carreras de una semana. “Esta carrera me da mucha motivación para las próximas y una gran experiencia para las carreras de una semana. Tengo posibilidades”, afirmaba Kwiatkowski al término de la París-Niza. Ahora ya mira hacia las Árdenas, pasando antes por Milán-San Remo donde sus esperanzas residen en el descenso del Poggio.

El idilio de Spilak con las vueltas primaverales

Un ciclista que pasa por otras carreras sin llamar la atención pero que tiene puestas sus miras en las carreras de una semana en donde la crono tiene cierta importancia. Un escalador muy potente que tiene en las vueltas por etapas primaverales su punto fuerte. Acumula muy buenos resultados en carreras como París-Niza (donde ya ha sido tercero, cuarto, sexto y octavo en los cuatro últimos años), País Vasco o Romandía (donde ha acabado segundo en 2013 y 2014. Un idilio que no es por azar, sino por un trabajo bien hecho en el inicio de cada temporada y en carreras en las que la crono y la montaña, aunque no de forma excesivamente exigente, tienen una importancia vital para el devenir de la general. Este tercer puesto refrenda su posición de mejoría a lo largo de su carrera. Sin duda, será un ciclista importante en Katusha de cara a apoyar a Purito y a defender los intereses rusos desde la segunda línea junto a Tiago Machado o Yuri Trofimov.

Gallopin y su 'ciclismo de antaño'

Si hablamos de que Kwiatkowski es un ciclista ofensivo, lo mismo se puede decir de Tony Gallopin. El francés avisó fuerte años atrás y todo exhibió su potencial tras su gran victoria la Clásica de San Sebastián y en el Tour de Francia 2014, donde portó el maillot amarillo durante una jornada. Esos dos triunfos, los más importantes de su vida profesional, fueron odas al ciclismo de ataque, de antaño, de valentía y no ha sido menos en esta París-Niza. Gallopin se alzó a las armas en una jornada llena de dureza, tanto por los puertos como por el clima. Saltó en la Côte de Peille para marcharse con autoridad. Nadie pudo seguirle en ese terreno donde es un ciclista especial. Un ciclista con cualidades de antaño pero con mucho futuro que, a sus 26 años, aspira a todo en etapas multipuerto de grandes carreras y en las clásicas de cotas.

Rui Costa sigue sin brillar al 100%

El ciclista portugués sigue sin ser aquel hombre de referencia que apuntaba a ser. Pasando por alto que no es un escalador completo para las subidas más largas y duras, una etapa como la del sábado, con muchos puertos y terreno final en descenso era idónea para él. Pero parece que a Rui Costa se le ha olvidado competir. Ya no es el ciclista que deslumbró en el Tour de Francia, con victorias en Le Gran Bornard y, sobre todo, en Gap (2013) y Super-Besse Sancy (2011), con una morfología muy superior a la del pasado sábado en Niza. Quizás su obsesión por creerse un líder sólido para las grandes vueltas le ha negado un sinfín de victorias y triunfos en ese tipo de etapas que él ha dominado a la perfección. Rui Costa necesita un cambio en la planificación para ser uno de los grandes. A pesar de todo, ha sido regular y ha acabado en cuarta posición, eso sí, sin alardes, aunque con una magnífica tercera plaza en la cronoescalada final.

Majka y Aru, fuera de forma

Se esperaba mucho de los segundos espadas de Tinkoff y Astana. Con sus líderes batiéndose el cobre en Tirreno, polaco e italiano partían como grandes favoritos en Niza pero la realidad es que su forma no es la mejor. Majka debutó en 2015 con un cuarto puesto en Omán pero ahora da un paso atrás acabando tremendamente lejos en París-Niza. Por su parte, Aru debutaba en la ronda francesa pero ha estado muy lejos de la carrera en todo momento. Solo se mantuvo entre los mejores en la Croix de Chaubouret donde fue octavo. Otros como Bardet, Van Garderen o Kelderman siguen buscando sensaciones. Sin mostrarse en exceso han podido estar entre los mejores en algunos momentos aunque, sin duda, se esperaba mucho más de todos ellos.

España tiene futuro

Ya lo hablábamos hace algunas semanas, el inicio de temporada español ha sido alentador cuanto menos. No solo por las victorias y los resultados de los grandes capos sino por aquellos que están brillando desde la retaguardia, desde la juventud. En la París-Niza, Rubén Fernández quiso ser protagonista en la jornada reina y saltó sin miedo en la ascensión a la Croix de Chaubouret, en busca de los mejores. Un ciclista con mucha clase sobre la bicicleta, con valentía y sin complejos. Le da igual quién esté delante, su intención es la de salir a por todas en cada momento. A su lado encontramos a Gorka Izagirre, siempre constante en las etapas de montaña, como su hermano Ion, quienes, con su buen hacer en las cronos, pueden darle grandes alegrías a España. Por último, destacar el papel de Rafa Valls. Luego de triunfar de forma inesperada en Omán, el alicantino llegaba enfermo a la ronda francesa con la intención de apoyar a su jefe de filas, Rui Costa. Y así lo ha hecho, de tal forma que se ha visto en las posiciones delanteras de la general, siendo noveno y quinto en las etapas de montaña más importantes. Tanto él como Izagirre son los representantes españoles dentro del top 10.

Batalla abierta al sprint

Para acabar, toca hablar de los más rápidos. Siguiendo la tónica habitual en lo que va de año, las llegadas masivas están tremendamente abiertas. No hay un dominador claro en el sprint. Parecía que Alexander Kristoff iba a ser el dominador de la primera parte de temporada, sobre todo tras ver su superioridad en las carreras árabes. Pero con la llegada a Europa, el noruego no ha podido imponer su dictadura al sprint.

Sin ir más lejos, cuatro llegadas masivas y cuatro ganadores distintos. Kristoff se impuso con autoridad en la primera en Contres; André Greipel ganó su segunda etapa en 2015 con un alarde de velocidad punta increíble en Saint-Amand-Motrond; Michael Matthews aprovechó un ligero repecho final para imponerse en Saint-Pouçain-sur-Sioule; por último, Davide Cimolai dio una gran sorpresa en Rasteau imponiéndose a los principales velocistas luego de una etapa con más dureza que las anteriores, cosa que pudo beneficiar al italiano. Para añadir más factores al grado de apertura que han tenido las llegadas masivas, decir que en cuatro etapas que se han decidido al sprint, han subido al podio hasta diez ciclistas. Solo repiten en una ocasión Matthews y Coquard. Además, destacar que algunos de los favoritos como Nacer Bouhanni, Arnaud Démare o John Degenkolb no han podido ganar y se han visto superados por otros con, en teoría, menor potencial en las llegadas masivas.

Clasificaciones de la París-Niza 2015

Los mejores momentos de la París-Niza 2015 (vídeo)