Pocos contaban con él a principios de año en estas lides pero lo que es cierto es que el noruego se ha reconvertido de velocista a clasicómano sin aparente dificultad. Ha sabido luchar por sus sueños, ha peleado duro para ello y se ha convertido en un candidato a los grandes Monumentos ciclistas. Tras conquista Milán-San Remo en 2014, este año se planteó el reto de ganar el Tour de Flandes y lo ha conseguido. Ahora, buscará el doblete más difícil con la victoria en Roubaix.

Su victoria en MSR 2014 le lanzó al estrellato | Fuente: Movistar Team.

El invierno ha sido duro para Kristoff pero su esfuerzo ha sido duramente recompensado. Ya lo decía a comienzos de año, soñaba con ganar en Oudenaarde, y nada ni nadie le ha separado de su sueño. Eclosionó, tarde, ya con 25 años, pero esa madurez y esa falta de prisas le han permitido llegar a la mejor edad en el mejor momento. Logró su primer Monumento en San Remo cuando pocos contaban con él. Ahora, tras más de un año destacando en las llegadas masivas (desde MSR 2014 ha logrado 21 victorias) y solo una fue en un grupo reducido en la primera etapa de La Panne.

Pero ahora, su estilo ha cambiado. Aglutina las mejores cualidades de un velocista, potencia, velocidad, fuerza… con las de un gran clasicómano: resistencia, dureza ante los muros y el pavé, potencia en largas distancias, inteligencia en los movimientos… Es el ciclista total y es por ello que ya es candidato a prácticamente todo a lo largo del año. A priori, Roubaix le viene incluso mejor que Flandes. La ausencia de muros, en donde el noruego lo podía pasar mal, le viene al pego al ciclista de Katusha que ha sabido explotar poco a poco esta mina de diamantes. Resistir a los largos tramos de adoquín será su reto y se presenta en la salida de Compiegne como el gran candidato y con los dos capos del pavé fuera. Es su oportunidad.

Ya lo demostró en De Ronde. El noruego fue listo y supo guardar hasta su momento. Se marchó con Terpstra, tenía claro que era la rueda ganadora, y no lo dudó. Una vez delante, relevó a la perfección como si lo llevará haciendo toda la vida, cuando está acostumbrado a que otros ciclistas le lancen, más bien. Supo aguantar y esperar al momento para lanzar el sprint y rematar a su rival al cual superaba de sobra en velocidad punta. Inteligencia, habilidad, fondo, potencia… el ABC de un clasicómano. Además, de procedencia escandinava, no le viene del todo mal el frío y el buen tiempo, teniendo en cuenta que sus rivales proceden de zonas más meriodionales. Lluvia, viento, frío… condiciones ideales para ejercer su superioridad. El Infierno del Norte queda muy al sur para él.

Kristoff puede conseguir su tercer Monumento, tras Milán-San Remo y Flandes, en poco más de un año y para ello llega en la forma perfecta. En este 2015 apenas ha fallado. Ha ganado prácticamente todo y pocos ‘peros’ se pueden poner a su inicio de campaña para no considerarla perfecta: no estuvo fino en las llegadas masivas de Doha Corniche (Tour de Catar) y Al Wuttayah (Tour de Omán) y se vio superado por Mark Cavendish en Kurne-Bruselas-Kurne. Luego en París-Niza tampoco pudo ser un dominador absoluto pero es que había mucha gente fuerte entre los velocistas.

En cuanto a resultados positivos, podríamos tirarnos líneas y líneas hablando de ellos. En resumen, tres victorias en el Tour de Catar (más la clasificación de los puntos), una en el Tour de Omán y una etapa en París-Niza. Llegada la primavera, se llevó los Tres días de La Panne con tres victorias parciales, triunfó en el Tour de Flandes y en Scheldeprijs, sumando cinco victorias en una semana en la que lo ha ganado todo, salvo la crono de La Panne donde fue tercero. Quiere continuar su racha y enlazar con el Infierno del Norte con ese punto ganador. Además, en el resto de Clásicas, fue undécimo en Omloop, segundo en la mencionada Kurne, segundo también en San Remo, cuarto en E3 Harelbeke, encabezando el grupo perseguidor, y noveno en el infierno de Gante-Wevelgem.

Por tanto, la carrera pondrá a cada uno en su lugar pero si hay algo cierto es que Kristoff está opositando al doblete con fuerza, un doblete que le haría emerger como uno de los mejores clasicómanos de la historia. Algo más que un velocista, decían hace varios meses. Mucho más que un velocista, dicen ahora.