El Imperio de Alejandro Magno

Autoritario. Así podría describirse la actitud de Alejandro Valverde (Movistar) en la Flecha Valona. El murciano sabía que iba a ganar. Sus piernas le indicaron que tenía fuerza para desplegar sus alas sobre las infernales rampas de Huy, tan temidas por todos, tan amadas por él. El corredor del Movistar solo tuvo que elegir cómo y cuándo ganar. Decidió hacer el último kilómetro en cabeza, dejándose ver, para arrancar en los últimos 200 metros y dejar sin aire a sus rivales. Y ganar. Y disfrutar de la victoria.

Esta es la tercera vez que clava su bandera en lo alto de Huy. Una hazaña reservada para unos cuantos elegidos, en concreto para cuatro: el gran Eddy Merckx, Moreno Argentin, Marcel Kint y Davide Rebellin. Valverde se une a este cuarteto de cuerda que ofreció tres grandes espectáculos por separado en el teatro de Huy. El murciano forma parte de este selecto club tras llevarse las ediciones de 2006, la del año pasado y la actual.

Guión previsto de inicio

De inicio, se formó una fuga de siete hombres: Daniele Ratto (United Health Care), Brice Feille (Bretagne), Pieter Vanspreybouck (Topsport Vlaanderen), Thomas De Gendt (Lotto-Soudal), Reinier Honig (Roompot), Mike Teunissen (Lotto NL Jumbo) y Jerome Baugnies (Wanty). Este grupo logró una renta máxima levemente superior a los siete minutos.

Por detrás, los equipos de los favoritos se encargaban de llevar el tempo de la prueba. Como un metrónomo, Katusha y Movistar dirigían el pelotón y la persecución. Al ritmo que ellos marcaban o al que sus líderes pedían, la prueba se iba moviendo hacia la pared de Huy. Así transcurrieron los primeros 130 kilómetros de la carrera, hasta que Sky decidió entrar a escena.

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El equipo británico no cambió demasiado el panorama. Chris Froome, que había tenido una caída, quería dejar ver a sus balas. El keniata había declarado que tenía dos objetivos en Flecha Valona, "la victoria y reconocer la etapa para el Tour". Colocó a Peter Kennaugh al frente, marcando el ritmo que más le convenía para tratar de pegarle un bocado importante a la ventaja de la fuga en la Côte de Bellaire.

En esta ascensión, la fuga perdió integrantes. Honig y Teunissenn no aguantaron el cambio de ritmo propuesto por De Gendt y se descolgaron. El fuerte ritmo de los hombres de Brailsford, que encontraron la ayuda de los Etixx-QuickStep. En segunda posición del pelotón se dejo ver Michal Kwiatkowski. Vestido con el arcoíris y con la victoria en la Amstel Gold Race muy reciente, el polaco quiso mandar un mensaje de "aquí estoy yo". Fueron unos segundos solo, pero el campeón del mundo dejó clara su posición de autoridad.

Accidentada carrera

Las primeras caídas duras con bajas comenzaron a llegar. Julián Arredondo (Trek) y Philippe Gilbert (BMC) fueron los que más pronto renunciaron al sueño de ganar en Huy. Poco después Roux (FDJ) tuvo que bajarse de la bicicleta y más tarde otro de los grandes favoritos, Jelle Vannendert (Lotto-Soudal). Una vez más, la propia carrera volvía a demostrar que no solo hacía falta tener piernas para ganar, también suerte.

El segundo paso por Huy dejó cambios en la carrera. Por delante, Vanspreybrouck se descolgó, mientras que los cuatro que quedaban por delante sufrían para mantener el ritmo. Por detrás, Giovanni Visconti (Movistar) y Luis León Sánchez (Astana) atacaron. Esta pareja buscó crear algo de caos en el pelotón y, por parte del equipo teléfonico, evadir cualquier tipo de responsabilidad de comandar el pelotón.

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Thomas De Gendt volvió a meter un punto más y se quedó solo en cabeza con un combativo Baugnies. Los dos perseguidores alcanzaron a Ratto, descolgado de la fuga, pero que se agarro a la rueda de estos dos para llegar, de nuevo, a liderar la prueba. Katusha y Etixx eran los encargados de proseguir la caza después de que el movimiento táctico de Movistar les eximiera de dicha labor.

Minutos de descontrol

La carrera estaba tomando tintes de guerra de guerrillas, y un nuevo ataque sobresaltó al pelotón. Tejay Van Garderen (BMC), que ya no tenía a un líder que le atara en el gran grupo, y Louis Vervaeke (Lotto) se fueron en busca de la cabeza de la carrera. Su aventura duró poco, ya que la carrera estaba lanzada. El nerviosismo era latente, la resolución de la clásica valona estaba a punto de llegar. Fruto de esta situación se produjo otra caída, con muchos ciclistas del IAM Cycling afectados, pero también candidatos a la victoria final como Chris Froome (Sky) o el asturiano Samuel Sánchez (BMC).

Y, por fin, la novedad de esta edición, la Côte de Cherave. Este sería el primer punto caliente del día, el primer lugar en el que algunos lanzaran sus primeras balas. Vincenzo Nibali (Astana), valiente y de sangre caliente, fue el que lo probó, llevándose consigo a Roman Kreuziger (Tinkoff) y Julien Alaphillippe (Etixx). Rápidamente cortado su avance, hubo otro ataque: Tim Wellens (Lotto) demostraban que era bravo como pocos y buscó su oportunidad. Trató de seguirle Giampaolo Caruso (Katusha), pero no dejó ni siquiera que se le acercase.

El belga descendió soñando con la victoria. Sabía que era complicado, casi misión imposible y que, como Gary Cooper, estaba solo ante el peligro. Pero él era un auténtico Braveheart. Acoplado a la bicicleta, ordenó a su cuerpo que mandara toda la energía a las piernas. Pese a ello, fue inútil, ya que en las primeras rampas del Muro de Huy, tras un gran trabajo de Lampre-Merida, fue alcanzado.

Justo entonces apareció Alejandro Magno. El Muro de Huy era uno de sus territorios, conquistado hacía exactamente un año. Y nadie se lo iba a arrebatar. En cabeza del gran grupo, se dedicó a controlar la situación, a que nadie intentará lanzarle un puñal: tenía que lanzarlo él. Controlador y autoritario, sabiéndose dominador de la situación por completo, aceleró a falta de 200 metros. Sabía que nadie iba a seguirle. Ni siquiera se giró para comprobarlo. Otra victoria, la más imperial de todas, para alzarse con su tercera Flecha Valona. El joven Alaphillippe fue segundo y Michael Albasini (Orica GreenEdge) tercero. Alejandro Magno mantiene su dominio en Flecha Valona, ahora tratará de ampliar su territorio anexionando Lieja-Bastoña-Lieja.

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