Mucho había llovido desde la última vez que Alejandro Valverde se subió a lo más alto del podio de la Lieja-Baston-Lieja. Lo había hecho en 2006 y en 2008, y hoy, siete años después, el murciano lo ha vuelto a lograr. Se ha impuesto a Julien Alaphilippe y a Joaquim Rodríguez en línea de meta, imponiéndose así por tercera vez en su carrera en el cuarto monumento de la temporada, en un final resuelto al sprint y en el que el de Movistar demostró una vez más ser el más fuerte del pelotón.

253 kilómetros y 10 cotas. Eso es lo que separaba de la gloria a un único corredor de los 200 corredores que han tomado la salida desde Lieja a las 10:30 de la mañana. El cielo era oscuro, amenazante de descargar lluvia sobre los ciclistas, aunque finalmente no ha sido así, algo que los corredores habrán agradecido, dada la dificultad que hubiese supuesto para controlar la carrera.

Desde el principio numerosos corredores intentaron salir del grupo de 200 que tomaron la salida. Uno de los equipos más activos fue Lampre. Los italianos se movieron primero con Valerio Conti, y aunque su demarraje no tuvo éxito, jamás dejaron de intentarlo. Tanto es así que pese a no meterse en el primer corte bueno de la jornada, finalmente Diego Ulissi logró enlazar con cabeza de carrera. Junto él se marcharon otros siete ciclistas: Montagutti, Vergaerde, Chevrier, Minnaard, Turgis, Benedetti y Quaade.

Con la fuga del día formalizada, en el pelotón los favoritos optaron por la Calma. Tranquilidad antes de la batalla final. Pero la fuga estaba condenada. La diferencia en ningún momento se vio suficiente y según pasaban los kilómetros parte de sus integrantes se iban descolgando y las referencias se iban reduciendo. Kilómetro a kilómetros, segundo a segundo, la escapada empezaba a estar condenada por culpa del trabaja de Europcar primero y de Katusha después.

Astana sabía que sus opciones pasaban por romper la carrera Una vez atrapada la escapada, se formó una nueva de cuatro hombres. Dos de Astana: Tanel Kangert y Andry Grivko; uno de Orica: Estevan Chaves y otro de Trek: Julian Arredondo. Por detrás saltaban Michele Scarponi y Manuele Boaro. El equipo kazajo sabía que sus opciones y las de su líder, Vicenzo Nibali, pasaban por la estrategia. Romper la carrera y que las piernas respondan. La primera parte la tenían clara. Grivko no puedo aguantar el ritmo, pero por detrás Scarponi se metió en cabeza de carrera.

Corredores importantes, al suelo

Por detrás del trío de cabeza el pelotón rodaba en calma, una calma que se vio truncada a 41 kilómetros de meta. Una caída propició que numerosos corredores perdiesen todas sus opciones. Entre ellos Simon Gerrans, ganador en 2014, Daniel Martin, Nairo Quintana o Nicolas Roche. Algunos de los hombres con opciones decían adiós un grupo que siguió a ritmo de caza, en buscar de aboserver a los tres que formaban la cabeza de carrera.

Y así fue. El empuje del grupo de favoritos propició el fin de la escapada cuando faltaban veinte kilómetros a meta. Todos los favoritos, a excepción de los caídos, delante. Mirándose. Tanteándose. Se acercaban los momentos decisivos. El primero en romper esa tensa calma fue Roman Kreuziger, quien arrastró a Giampalo Caruso a su rueda. Más tarde se uniría al dúo Jakob Fuglsang. Astana estaba haciendo su carrera, pero su líder Nibali no tenía piernas. Hizo un amago de movimiento y se descolgó. No estaba en su mejor momento.

Valverde, omnipresente en cabeza de peloton Quien sí lo estaba es Alejandro Valverde. El murciano en todo momento bien colocado respondió perfectamente a todos los ataques, y cuando el trío de cabeza fue atrapado, su figura era omnipresente en la parte delantera del grupo de favoritos, del que habían perdido contacto Nibali y Gilbert, que por aquel entonces era cabeza de carrera.

Último kilómetro, dos opciones. Un valiente que rompa la carrera o jugársela todo al sprint. El valiente fue Dani Moreno. Su ataqué fue contundente, y aunque llegó a abrir hueco, Valverde sabía que hoy era su día. A sus 35 el de Movistar estaba pletórico. Comandó la persecución, se paró, eligió la distancia, lanzó la llegada y ganó. Era el más fuerte. Fusión de piernas y calidad. 2006 y 2008. Hoy el ciclista del equipo telefónico ha logrado siete años después aumentar actualizar su título nobiliario. A partir de hoy pasará a ser Alejandro III de Lieja.