La Real Academia de la Lengua Española define bala como "proyectil de forma esférica o cilíndrico-ojival, generalmente de plomo o hierro". Sus principales cualidades son su velocidad y lo letal que pueden llegar a ser, hiriendo de muerte a la persona que recibe su impacto. Pero existe una acepción, usada en México, por la que bala significa "persona muy capaz". El hecho de juntar los dos sentidos de esta palabra evoca la figura de Alejandro Valverde.

Mortal. Así ha sido la actuación del murciano en la Lieja-Bastoña-Lieja de este año. Controlador y protagonista, se sabía favorito. Por ello, junto a su equipo, tuvo que llevar la iniciativa y la responsabilidad de la carrera, algo que en ningún momento rehuyó. Cuando tuvo que arrancar, arrancó. Pero siempre, como él mismo dijo, se guardaba "una bala en la recámara". Hasta que la gastó. Y fue letal, nadie pudo sobrevivir a su disparo. La victoria era suya, y por tercera vez venció en Lieja, tras los triunfos de 2006 y 2008. No solo eso, es el segundo ciclista en toda la historia que repite el doblete Flecha Valona-Lieja en una misma temporada, después de que el suizo Ferdi Kübler lo lograse en 1950 y 1951.

En aquellas ocasiones partía en la lista de favoritos, pero no como el gran candidato. Davide Rebellin, Paolo Bettini, Damiano Cunego, Frank Schleck, Danilo Di Luca, Alexandre Vinokourov... la lista de aspirantes a la victoria era amplia, pero el murciano logró alzar los brazos dos veces en aquellos años.

La situación esta vez era completamente diferente. Con un Simon Gerrans saliendo de su lesión y un Philippe GIlbert convaleciente tras su caída en Flecha Valona, la nómina de favoritísimos se redujo. Joaquim Rodríguez, Dan Martin, Michal Kwiatkowski y Rui Costa se postulaban como grandes rivales de Valverde, sin descuidar al joven francés Julian Alaphilippe que ya había deslumbrado en el Muro de Huy. Aun más que el galo habría brillado el corredor del Movistar, por lo que todo el peso de la carrera iba a caer sobre su conjunto.

Los últimos kilómetros fueron una guerra de guerrillas. Todos buscaron su oportunidad en forma de ataque. Pero allí estaban los Movistar, encabezados por José Herrada, para defender los intereses de su líder. Todos conocían las buenas sensaciones que tenía Valverde y sabían que tenían que protegerle todo lo posible para que su disparo fuese el definitivo: las piernas del murciano poseían la victoria.

En el momento en el que Valverde se quedó solo, tomó la responsabilidad de controlar el grupo de favoritos. Contaría con la ayuda de los Katusha, que querían exprimir las opciones de Purito, pero gran parte del trabajo la haría él. Con Giampaolo Caruso, Jakob Fugslang y Roman Kreuziger como cabeza de carrera en Saint Nicolás, el murciano lanzó la piedra, pero escondió la mano. Amagó con un pequeño demarraje, que hizo a todos estar alerta y forzar que otro corredor arrancase y cerrase definitivamente el hueco con el trío de cabeza. Tal vez con más corazón que cabeza, Vincenzo Nibali fue el que aceleró, abortando las escasas opciones de su compañero de equipo.

En el último kilómetro, todo tenía que estar controlado. La carta de Valverde estaba clara: llegar al sprint en el grupo reducido, donde era el más fuerte. Pero Katusha, con tres hombres en cabeza de carrera, no pensaba lo mismo. Dani Moreno se lanzó al ataque y logró unos metros de ventaja. Obviamente, Joaquim Rodríguez no iba a saltar a por él. Todo el peso, de nuevo, recayó en Valverde.

Con sangre fría, decidió esperar. Esperó y esperó, a ver si alguien se decidía a buscar al madrileño. Pero nadie lo hizo. Todos sabían que Valverde iría a por él. No podía dejárselo en bandeja a Moreno. Buscó el momento idóneo y allá fue. Todos siguieron su rueda, hasta que le alcanzó. La táctica del murciano fue la ideal. Cazó a Moreno y se colocó a su estela, para tener unos segundos de aire. Recta final, sprint y victoria. La tercera. El triunfo en el que más presión había sobre en él, en el que más ojos le miraban, pero en el que ganó con su estilo. Un disparo fue suficiente para ganar. La recámara de Valverde tenía más balas.

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