Julien Alaphilippe se ha convertido, por méritos propios, en uno de los ciclistas revelación de este 2015. Con solo 22 años, el francés es una gran promesa del futuro pero también tiene presente, mucho presente. Y es que el ciclista de Etixx ha alcanzado enormes cotas para su juventud. Capaz de brillar en escenarios tan diversos como las Ardenas, llegadas masivas o incluso la montaña, como ha demostrado recientemente en el Tour de California.

Y es que este joven nacido Saint-Amand-Motrond tiene emocionado a todo su país. En Francia le ven como la gran esperanza de un futuro alentador, entre los Pinot, Bardet o Barguil y está sorprendiendo a propios y extraños con una capacidad de cambio y adaptación a diferentes carreras. Puede que a lo único que no sea candidato sea a la general de las grandes vueltas y a las etapas de alta montaña pero a lo demás, Alaphilippe puede ser una apuesta segura.

Entre los Yates, Rubén Fernández, Formolo, Ewan...

La comparación con Kwiatkowski se presenta como inevitable

Fruto de aquella generación de principios de los 90, que pelearon en aquel Tour del Porvenir de 2013. Entre los hermanos Yates, Rubén Fernández, Davide Formolo, Caleb Ewan o Michael Valgren, aparecía un chico que no encontró su hueco hasta la última etapa. Rozó la victoria tanto en el prólogo inicial, como en las dos llegadas masivas de la primera y segunda jornada. Tampoco destacó en las etapas de montaña venideras hasta que, el último día, en una subida final realmente dura, Alaphilippe apareció para exhibirse e imponerse en la meta de Plateau de Glieres con casi más de un minuto sobre hombres como Adam Yates, Davide Formolo o Rubén Fernández. Pocos hicieron caso a aquellos datos. Tres terceros puestos y una victoria, pero todo de diferente índole. Crono, llegadas masivas y montaña… un suceso extraño cuanto menos.

Patrick Lefevre se fijó en él y ahora es una de sus mejores apuestas. Muchos le comparan con Michal Kwiatkowski, por su capacidad y versatilidad en diversos campos. “Es un chico genuino”, explicaba el propio Lefevre tras renovar a la joya francesa. Presente en su estructura desde 2013, cuando formó parte del filial del por entonces Omega Pharma-Quick Step, el Etixx-inHead, pasó al equipo profesional en 2014 y cuajó grandes actuaciones.

Primer año y grandes resultados

Patrick Lefevre: "No sabemos donde acaba su potencial"

En la Volta a Catalunya, su segunda carrera World Tour, ya rozó el triunfo en las llegadas masivas de Calella, Girona y Valls, demostrando poderío para pasar la media montaña y buena velocidad final. Sin destacar en exceso, más allá de un top 15 en la crono inicial de Dauphiné, llegó a la parte final de la temporada y se lució. Tercero en la Clásica de Londres y genial participación en el Tour de l’Ain. Segundo en el prólogo y victoria en una etapa de media montaña, contra nada menos de Daniel Martin. Solo pudo ser cuarto en una llegada masiva. Extraño de nuevo. Ahora también le iba la media montaña y batía los grandes. El remate de la temporada llegó en el GP de Plouay, donde acabó quinto, dentro del grupo de los mejores. Nadie sabía por dónde iba a tirar este ciclista: velocista, clasicómano, cazaetapas… algo que se pretendía averiguar en este 2015 pero parece que no será así. “No sabemos acaba su potencial”, comentaba sorprendido Lefevre el día de la renovación del francés.

Una idílica primavera

Y es que Alaphilippe ha demostrado que sus cualidades le van a permitir ser candidato a casi todo en el presente y el futuro. “Tiene mucho que aprender, pero está dispuesto a hacerlo”, enunció Lefevre. Pero lo cierto es que ya está pagando a Etixx con grandes resultados. En 2015 su primer pico de forma estaba en la segunda parte de la primavera, con las Ardenas como objetivo. Pero de nuevo volvió a brillar en la , destacando en la llegada al sprint en Calella y metiéndose en la fuga buena de la sexta etapa donde acabó segundo. Y ahí, llegó lo bueno.

Estrategia, fondo y remate, soprendente lo mostrado en las Ardenas

Se plantó en las Ardenas con el descaro propio de un chaval de 22 años, sin cotas, sin límites. Remató entre los mejores en Amstel Gold Race. En Flecha Valona supo aguantar entre los mejores, entre los Valverde, Purito, Albasini o Henao en una subida de temple, de esperar, de estrategia. Mostrando una gran capacidad física y también estratégica, Alaphilippe supo mirar a la rueda de Valverde como la ganadora y la siguió hasta el final. En un alarde de fuerza y potencia no se dejó superar por Albasini para conseguir un genial segundo puesto. Para rematar, se plantó en el Monumento de Ans para repetir resultado en Lieja. La estrategia y las fuerzas fueron perfectas. Debutaba en las Ardenas, carreras de fondo, largas y de dureza tanto física como mental algo impropio de un ciclista sub 23. Llegó a Ans con los mejores e incluso fue el artífice de la neutralización del movimiento de Valverde y los dos Katusha. No se achantó con Kreuziger, Pozzovivo, Rui Costa o Bardet. Estaba como pez en el agua entre la marabunta de estrellas. Una vez en el sprint final, supo de nuevo coger la rueda de Valverde y, aunque no pudo superarle en el sprint, le apretó hasta la misma raya final. El temple y la veteranía en la figura de un joven corredor, futuro gran triunfador en la primavera, seguro.

Y mucho ojo. Porque tras estar entre los mejores en las clásicas de cotas más importantes del año, llegó el turno a las llegadas al sprint. Cambiando de escenario y de morfología, se plantó como candidato principal a hacerse con la victoria en la segunda y tercera etapa de Romandía, con perfiles quebrados pero con previsibles llegadas al sprint. Lástima que Albasini se muestra intratable en su tierra que sino, más de una etapa se hubiera llevado el francés antes de abandonar.

El remate en alta montaña

Pero el colmo de todos los colmos, la madre de todas las contradicciones llegó en el Tour de California. Dos terceros puestos como adelanto, uno en San José, por detrás de un sorprendente Skujins y de Sagan, que fue más fuerte que él en el sprint de grupo en la exigente llegada. Otro, en la crono, de nuevo tercero tras el propio Sagan y Van Emden. Pero el remate llegó en la jornada reina. La llegada al Monte Baldy era dura. Subía por encima de los 1900 metros, con muchas curvas de herradura y zonas superiores al 10%. No parecía el terreno indicado para que Sagan mantuviera el liderato y mucho menos para que un Alaphilippe destacara. Era el momento de los Henao, Gesink, Zoidl o Zubeldia. Pero entre ellos, la figura potente de Alaphilippe emergió. Primero seleccionó el grupo de favoritos y se fue con Sergio Henao. El colombiano reventó mientras ante el ritmo del francés que prosiguió con su subida, abriendo hueco, sin dejar margen a la debilidad. Una subida increíble. Apenas se achantó al ver las grandes rampas. Un puerto que en Europa sería de primera categoría. Además de la victoria de etapa, cogió el liderato en meta y, aunque perdió la general por las bonificaciones, es inevitable unir una sonrisa a la sensación de desconcierto que provoca este corredor.

"He ganado una etapa de montaña en el Tour de California, la primera carrera por etapas de ocho días de mi carrera profesional. Para mí eso es realmente especial", comentaba el francés al finalizar la etapa reina de la prueba norteamericana. Emocionado a la par que desconcertado. No sabía que sus límites estaban tan arriba, en una jornada de montaña. "Los dos últimos kilómetros fueron los más duros de mi vida", enunció con orgullo. Un orgullo, un desparpajo y una humildad que le permitirán alcanzar grandes cotas si sigue por este camino.

Solo el futuro dictará lo que Alaphilippe puede llegar a ser y a ganar. En principio, candidato a brillar en volatas algo reducidas; en perfiles tipo clásica con cotas y explosividad; en contrarreloj, exhibiéndo potencia y armonía en el rodaje; en etapas de media montaña y de fondo; y en las grandes vueltas y alta montaña, ¿cuál será su evolución? Candidato a todo, solo el tiempo pondrá en su lugar a este francés que está llamado a hacer sonreír al mundo del ciclismo.