Abatido. Así estaba Fabio Aru (Astana) el martes tras la etapa con final en Aprica. El italiano había sufrido una gran crisis en el Mortirolo y dinamitó todas sus opciones de ganar el Giro. Pero eso no podía quedar así. El sardo tenía una cuenta pendiente con el Giro, con el ciclismo, con la montaña italiana. Y se la cobró. Desatado en las rampas de Cervinia, el ciclista del Astana resurgió, renació para volver a alzar los brazos. Con rabia y con pasión celebró una victoria que le devuelve a la segunda posición de la general tras recortar más de un minuto tanto a Alberto Contador (Tinkoff) como a Mikel Landa (Astana). Tras el corredor de Cerdeña, entraron en meta Ryder Hesjedal (Cannondale-Garmin), segundo, y Rigoberto Urán (Etixx-QuickStep), tercero.

Desde prácticamente el inicio, la carrera tomó mucha velocidad. Las dos primeras horas de etapa fueron especialmente rápidas. Pese a ello, se pudo formar una interesante fuga de nueve unidades: Carlos Betancur, Matteo Montaguti (AG2R), Esteban Chaves (Orica GreenEdge), Vasil Kiryienka (Sky), Pavel Kochetkov (Katusha), Marek Rutkiewicz (CCC), Diego Ulissi (Lampre), Giovanni Visconti (Movistar) y Nick Van Der Lijke (Lotto NL Jumbo), que lograron una ventaja de casi cinco minutos.

Foto: Giro de Italia

Astana fue el encargado de marcar el ritmo en el pelotón, un ritmo exigente que redujo el gran grupo considerablemente. La carrera se desarrolló sin grandes sobresaltos, a excepción de que Carlos Betancur fue el primero en coronar Croce Serra, de tercera categoría, y se metió en lucha por la maglia azzurra. Todo cambió en los primeros metros de Saint- Barthélemy, el primer gran coloso de la jornada. En esta ascensión se formó un grupo por delante de cinco hombres: Betancur, Visconti, Kochetkov, Chaves y Kiryienka dejaron atrás a sus compañeros de fuga.

Lucha azzurra

El colombiano de AG2R, que sigue creciendo cada día que pasa de Giro, se mostraba como uno de los más fuertes de la cabeza de carrera, pero un problema mecánico le obligó a descolgarse. Poco después, junto a su compañero Montaguti, fue cazado por el pelotón. Mientras tanto, se producían dos sucesos que daban emoción a la pelea por la clasificación de la montaña: Visconti se iba en solitario para coronar este puerto de primera sin compañía mientras que desde el pelotón arrancaban Steven Kruijswijk (Lotto NL Jumbo) y Beñat Intxausti (Movistar) para sumar puntos también en esta batalla por la maglia azzurra.

Tras coronar este primer puerto, Intxausti y Kruijswijk fueron neutralizados por el pelotón, mientras que Kiryienka, Chaves, Kochetkov y Rutkiewicz, que decidió subir el puerto a su ritmo, alcanzaron a Visconti. El italiano del Movistar tomó algo de fuelle tras su ascensión en solitario para volver a demarrar en las primeras rampas de Col Saint-Pantáleon, también de primera categoría. Pese a todo, el futuro de la fuga respecto al triunfo de etapa no era demasiado esperanzador, ya que los Astana habían acercado al pelotón a menos de 3 minutos de la cabeza de carrera.

Foto: Giro de Italia

Aun así, Visconti fue capaz de mantener un buen ritmo y mantener a esa distancia al pelotón, incluso la aumentó. Por detrás, Kochetkov se quedo solo en la persecución del trasalpino, a más de medio minuto del hombre de Movistar, mientras Rutkiewicz era neutralizado por el pelotón.

Casi solo ante el peligro

Astana siguió ejecutando su táctica por enésima vez, la de desgaste para tratar de dejar a Alberto Contador (Tinkoff) lo más solo posible. En Saint-Pantáleon, el pinteño solo estaba acompañado por Roman Kreuziger y Michael Rogers por los cuatro compañeros que tenían Mikel Landa y Fabio Aru: Diego Rosa, Luis León Sánchez, Dario Cataldo y Paolo Tiralongo.

En la parte final de este puerto Visconti perdió algo de tiempo respecto al pelotón. El ritmo, no excesivamente duro del Astana y, especialmente, el desgaste que estaba padeciendo el italiano, ocasionó que acabase coronando Saint-Pantáleon con 2 minutos y se colocara líder de la montaña. Astana, una vez más, estaba tomando la responsabilidad pero no fue capaz de hacerla efectiva. La marcheta que marcaron en esta ascensión lograba eliminar rivales por descarte, pero no por exigencia física. Los grandes capos del pelotón aguantaron sin problemas su ritmo, que era propicio para ver ataques desde lejos, buscando la épica, pero el viento de cara echó para atrás a aquellos de mente más caliente. Solo en el tramo final Intxausti y Kruijswijk demarraron en busca de los puntos para vestir la maglia azzurra, enfrentamiento que volvió a llevarse el vizcaíno.

Foto: Movistar Team

El descenso se realizó sin incidencias, con el Astana sin ceder la cabeza del pelotón pero sin poner en aprietos a Contador. Recortaron levemente la distancia a Visconti, que al inicio de Cervinia, la subida final, ya estaba por debajo de los dos minutos. La aventura del italiano en este último puerto no duró demasiado, ya que el tren tirado por la locomotora Paolo Tiralongo le acabó de alcanzar a 11 kilómetros para meta.

¿All-in de Astana?

A partir de este momento, otro juego comenzaba. Y no tardó mucho en dar inicio. El primero en lanzar los dados fue Mikel Landa, que abrió hueco junto a su compañero Tanel Kangert, Alberto Contador y Ryder Hesjedal (Cannondale-Garmin), a los que rápidamente se unieron Steven Kruijswijk, Rigoberto Urán (Etixx-QuickStep) y Fabio Aru. Algo más tarde, les alcanzaría también Leopold König (Sky).

Aru se mostró como uno de los más belicosos de este nuevo grupo y fue el primero en amagar con el demarraje. Más directo fue Hesjedal que, sin un gran cambio de ritmo pero si una cadencia más constante e intensa, logró abrir hueco a falta de 9 kilómetros para la meta. Las hostilidades se habían desatado, y llegó el turno de Landa, que se llevó a su rueda a Contador, Aru y un espectacular Kruijswijk.

Los dos Astana tenían clara la estrategia: toma y daca constante a Contador hasta que el pinteño dejara de reaccionar a sus demarrajes. El éxito en esta misión lo logró Aru que abrió un gran hueco con el grupo de la maglia rosa. El sardo, animado al ver que conseguía marcharse, incrementó su cadencia y alcanzó a Hesjedal. Sin un momento para el respiro, atacó al canadiense que, haciendo gala de su bravura, trató de seguir la rueda del italiano hasta que no pudo seguirle.

La redención de Aru

Entonces, con 7 kilómetros por delante, Aru tuvo tiempo para volar, como ave fénix que era, resurgiendo de sus cenizas, carbonizadas en las rampas del Mortirolo donde no tuvo más remedio que claudicar ante un imperial Contador y dar libertad a su mano derecha, Mikel Landa, para que pudiera plantar batalla al pinteño. Su ventaja comenzó a crecer mientras por detrás la maglia rosa, tal vez con la cabeza en Sestriere o más allá, en los Campos Elíseos, parecía guardar fuerzas. Totalmente contrario era el caso del sardo, desbocado, quemando hasta el último gramo de fuerza que había en su ser.

Foto: Giro de Italia

Más de un minuto a falta de cuatro kilómetros. Esa información llegó a oídos de Aru, que sabía que recuperaría su trono de plata a falta de dos etapas, pese a que usurparía esa posición a su fiel compañero Landa. El italiano metió una marcha más en este tramo final, más tendido, menos hostil tras más de 230 kilómetros de ruta. Rabia, liberación y alegría. Todo eso se unió en el cuerpo de Aru al cruzar la línea de meta. Por detrás llegó Hesjedal y un poco después Rigoberto Urán que, en un afán de volver a ser protagonista por algo positivo, atacó en los kilómetros finales desde el grupo de Contador para permitirse el lujo de entrar en solitario en meta.

A falta de solo dos etapas, con la espectacular ascensión a Finestre y Sestriere en el horizonte, el Giro parece más que decidido. Solo una épica y casi suicida actuación de este resucitado Aru podría desbancar a Contador del trono rosa, que ocupará por segunda vez en su carrera. Mikel Landa aun tiene tres minutos de colchón para certificar su podio con respecto a un Andrey Amador que perdió algo más de un minuto respecto al alavés.

Clasificaciones

La victoria de Aru, en imágenes