Quién le iba a decir al bueno de Chris Froome que en lo alto del pódium de París en el año 2013 su carrera deportiva tomaría la dirección hacia la decadencia. Igual que le sucedió a su antecesor en el trono francés, su compañero de equipo Bradley Wiggins.

Del éxito a la desesperación

Se había adjudicado su primera Grande Boucle con una gran autoridad bajo un estilo poco ortodoxo sobre la bicicleta: cabeza baja, brazos arqueados, gran cadencia y ataques sin moverse del sillín. Con la victoria en Francia, el británico era proclamado como el mejor vueltómano del momento. Su gran dominio le proporcionó, además, la victoria en la 'Guerra Fría' generada en Sky por ser el líder único del equipo ante Bradley Wiggins.

Tras un 2013 perfecto llegó un decepcionante 2014 con problemas de salud en primavera y el abandono por caída en el Tour. Solo pudo verse algo del 'antiguo Froome' en la Vuelta a España con un segundo puesto  final gracias a su lucha y pundonor, pero viéndose superado constantemente por Alberto Contador.

Una nueva oportunidad

Tras su mala temporada, Chris Froome quiere revertir esta situación y volver a ser el dominador en las grandes vueltas de antaño, teniendo como principal objetivo del año en el mes de julio. Su preparación se ha basado en poca competición (solo 27 días de competición) y mucho entrenamiento. Sudáfrica y el Teide han sido sus lugares de concentración en busca de mejorar sus habilidades de escalador, debido al Tour tan montañoso de esta edición.

La nueva temporada comenzó de forma magistral imponiéndose en la general de la Vuelta a Andalucía, tras arrebatarle el liderato en la última etapa a Contador. Primer golpe psicológico a su principal rival.

Su preparación le llevó a Tirreno pero no participó por problemas físicos nunca esclarecidos por el equipo. Su siguiente parada fue la Volta a Catalunya donde saltaron todas las alarmas. Mientras sus rivales para el Tour luchaban en la carrera, Froome se arrastraba quedando a mas de 45 minutos del vencedor.

Tras concentrarse en el Teide, volvió un mes después en el Tour de Romandía donde dejaba mejores sensaciones, al ganar el prólogo y quedar en tercera posición en la general final. No destacó sobremanera en la montaña pero estuvo las posiciones cabeceras. Finalmente quedó en tercera posición por delante de rivales como Nairo Quintana o Thibaut Pinot. Otro pequeño golpe de confianza para el británico.

Finalmente presentó su candidatura al Tour en el Dauphiné. El británico se mostró dominador adjudicándose la general,  a pesar de un inicio dubitativo. Además, su victoria se labró con el modus operandi del Sky: destrozar el pelotón y remate final de Froome. nadie le pudo seguir en las dos etapas alpinas. Distanció sobremanera a rivales en Tour como Nibali o Purito, trasladándoles a ellos las dudas sobre sus estados físicos. Muy buenos síntomas tanto de Froome como del equipo, reverdeciendo aquellos no tan lejanos años dorados.

Froome, vencedor en Dauphiné | Fotografía: ASO

Nadie duda de la calidad, lucha y derroche de energía que pone en cada carrera el británico. Sin embargo, las dudas sobre su rendimiento seguirán presentes tras casi un año y medio sin ver la mejor versión del líder del Sky. Además, viendo como su gran rival se adjudica dos grandes vueltas (Vuelta 2014 y Giro 2015) le resta favoritismo a la victoria.  Froome está esperando el momento y lugar oportuno para demostrar que "el que tuvo, retuvo" y que mejor lugar el próximo Tour de Francia y contra todos los rivales en plenas condiciones.