El ciclismo es un deporte especial, uno de esos que exploran los límites del cuerpo humano, que dejan imágenes de esfuerzo extremo y que enganchan a su público porque genera con él una relación de empatía por causa del sufrimiento. Por eso es un deporte propicio para las grandes gestas. A finales de 2014 el madrileño Alberto Contador anunció, tras ganar la Vuelta a España, que en 2015 iría en busca de una gesta, ganar el doblete Giro-Tour.

La RAE define proeza como “hazaña, valentía, acción valerosa”. Desde este punto de vista la proeza ya está realizada, pues sólo intentar dicho objetivo está reservado a unos pocos valientes. Pero Contador quiere algo más, quiere escribir una epopeya en la que él sea el héroe que consigue lo imposible.

Lo cierto es que el anuncio sorprendió relativamente, porque si hay un corredor en el pelotón internacional que siempre busca llegar al límite es el pinteño. Además, cuando en el cóctel se le junta con el excéntrico Oleg Tinkov la osadía puede ser mayúscula.

En los últimos años no es normal ver al ganador del Giro en la salida del Tour de Francia. De los 15 Giros disputados en el siglo XXI (sin contar aún 2015) sólo cinco de los que terminaron el Giro vestido de rosa acudieron a intentarlo en tierras francesas. La experiencia dice que ante la extrema dificultad de rendir al máximo en dos vueltas grandes consecutivas, lo más recomendable es buscar el triunfo en el Giro y en la Vuelta. Y es que los resultados en el Tour de quienes venían de ganar en Italia desaconsejan siquiera intentarlo.

Resultado en el Tour de Francia de los ganadores del Giro
Año Ganador del Giro de Italia Posición en el Tour de Francia
2003 Gilberto Simoni 84º
2005 Paolo Savoldelli 25º
2009 Denis Menchov 51º
2010 Ivan Basso 32º
2012 Ryder Hesjedal Abandono

Eso sí, tanto Simoni en 2003 como el ‘Halcón’ Savoldelli dos años después lograron un triunfo de etapa en 'la Grande Boucle'.

El asterisco hay que ponerlo precisamente en Alberto Contador y el año 2011. Entonces el madrileño consiguió ganar uno de los Giros más duros que se recuerdan y en julio realizó un buen papel en el Tour, en el que pese a enfrentarse a problemas de diversa índole terminó en una meritoria quinta posición. Pero unos meses después la UCI retiró todos estos resultados al hacer efectiva la sanción por el positivo por clembuterol en el Tour 2010.

La personalidad de Marco Pantani

Cuando Contador anunció sus planes para 2015 automáticamente todas las mentes pensaron en Marco Pantani. El ‘Pirata’ fue el último en lograr acumular la ‘maglia’ rosa y el maillot amarillo en un mismo curso, allá por 1998. Fue en un año convulso, en una época oscura del ciclismo, en el que el caso Festina enrareció el Tour.

Pero es que con Pantani en escena todo tenía que ser así, convulso. El ciclista de Cesena, aparte de ser uno de los mejores escaladores que ha visto el ciclismo, era todo un personaje. Su característico pañuelo tapando su rapada cabeza, su perilla de hombre duro, sus estrambóticas gafas y su inconfundible estilo sobre la bicicleta le convirtieron en, quizás, el gran personaje mediático de su época.

A alguien como Marco la muerte se lo llevó pronto, un mes y un día después de cumplir 34 años. Su vida empezó a acabarse en 1999, durante la disputa del Giro de Italia. Dominaba con puño de hierro esa edición, había ganado cuatro etapas y a falta de una sola jornada de montaña tenía más de cinco minutos de ventaja con el segundo clasificado. Pero en un control en Madonna di Campiglio su índice de hematocrito era del 52%, superior al 50% permitido, por lo que la organización de la ‘Corsa Rosa’ le excluyó por “razones de salud”.

Nunca volvió a ser el mismo. Aunque tuvo momentos de lucidez, como el Tour de 2000, cuando llegó junto a Lance Armstrong en la etapa que terminó en el Mont Ventoux y el americano le cedió la victoria. Además, tres días después dio una exhibición en Courchevel y se llevó una segunda etapa.

La muerte de Pantani en 2004 sigue generando hoy muchas dudas

Su muerte en 2004 es todavía hoy una incógnita. El informe oficial dice que Pantani, encontrado muerto en una habitación de hotel en Rimini, murió por una sobredosis de cocaína, una sustancia a la que se enganchó a finales de 1999, cuando la depresión empezó a convertirse en su compañera de viaje.

Como no podía ser de otra forma con un mito de tales características, alrededor de su fallecimiento se han escrito multitud de teorías conspiratorias, algunas con la mafia de por medio, y todavía hoy, 11 años después, no están claras las condiciones de su marcha.

Ahora Alberto trata de copiar a Pantani, pero en lo bueno, claro está, en sus hazañas montado en una bicicleta. No es ningún secreto que el italiano es uno de los referentes deportivos de Contador y que éste sueña con sus gestas. De hecho, en el pasado Giro de Italia una de las fechas que el madrileño tenía marcadas en rojo era la etapa con final en Madonna di Campiglio. Contador quería ganar en la cima donde la carrera de su ídolo empezó su cuesta abajo, pero ese día Mikel Landa fue más fuerte que él.

Alberto Contador y Marco Pantani no tienen personalidades parecidas y no tienen ni mucho menos el mismo estilo sobre la bicicleta. El español es saltarín, siempre levantado sobre la bici con el cuerpo alto. El transalpino marcó una época agarrado a la parte baja del manillar, con la cabeza agachada, casi buscando besar la rueda delantera. Pero los dos son los máximos exponentes del término escalador en sus respectivas generaciones. El destino les ha unido irremediablemente.

Una lista de incalculable prestigio

Marco Pantani es el último de una pequeña lista de héroes, todos ellos de nombres que han pasado a la historia, que lograron vencer en apenas unos meses el rosa y el amarillo. El primero en lograrlo fue todo un mito del ciclismo transalpino. ‘Il Campeonissimo’ Fausto Coppi lo consiguió en dos ocasiones, en 1949 (año en el que se impuso a su gran rival Gino Bartali en ambas rondas) y en 1952. Luego llegó un francés que gracias a su voracidad contra el crono dominó las grandes vueltas durante un lustro y que en 1964 ganó en Italia y Francia. Su nombre, Jacques Anquetil.

Y entonces llegó él, ‘el Canibal’. En 1970 Eddy Merckx se llevó su segundo Giro de Italia y su segundo Tour de Francia, por primera vez ganaba ambas pruebas en la misma temporada. Pero su voracidad era extrema y en 1972 y 1974 sumó dos nuevos dobletes.

Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Induráin, Roche y Pantani son los únicos que han conseguido Giro y Tour en el mismo año

Entre tanto referente del ciclismo de las tres semanas faltan aún dos nombres por citar. El primero, el de Bernard Hinault, que no quiso dejar escapar la oportunidad de unirse a este selecto club y logró en las temporadas de 1980 y 1985 los dos cetros. El último antes del ‘Pirata’, cómo no, fue ‘Miguelón’. Induráin se hizo con la doble corona en dos temporadas consecutivas, en 1992 y 1993.

Entre medias de estos dos también lo logró el irlandés Stephen Roche, en aquel año 1987 en el que sorprendió al mundo con dos grandes exhibiciones, ganando el Giro con suficiencia y desbancando en la última contrarreloj del Tour a Perico Delgado por apenas 40 segundos.

El doblete de 1998

No fue tarea sencilla para Pantani unirse a tan ilustres predecesores. Sufriendo siempre contra el crono, sus triunfos se cimentaron en el sufrimiento y el espectáculo en la alta montaña.

En el Giro de 1998 tuvo que luchar contra dos hombres. Durante gran parte de las tres semanas fue el suizo Alex Zülle el que impuso su ley y portó el rosa, gracias a su contundencia contra el reloj y su solidez en la montaña. Su tercera victoria de etapa, en la crono de Trieste, le confirmaba como gran señor de ese Giro. Aunque todavía quedaban cuatro jornadas de montaña, la última contrarreloj le daba esperanzas al doble ganador de la Vuelta.

Sin embargo, esa última semana se le hizo larga a Zulle y en la 17ª etapa, que terminó en Selva di Val Gardena, Pantani se hizo con la ‘maglia’ rosa. Zülle se fue hundiendo y finalmente terminó aquel Giro en 14ª posición, a más de media hora del ganador.

El nuevo rival de Marco Pantani era, sin embargo, tan temible como el anterior. El ganador de 1996 Pavel Tonkov quería vencer por segunda vez el Giro. El triunfo del ruso en el Alpe di Pampeago auguraba una bonita lucha en los últimos días, pero una jornada más tarde el ‘Pirata’ devolvió el golpe con su victoria en Plan di Montecampione y adquirió una ventaja de 1’28’’ a falta de la última contrarreloj, de 34 km entre las localidades suizas de Mendrisio y Lugano. Había recelo por las dificultades del italiano contra el reloj, pero en esa jornada la ‘maglia’ rosa le dio alas y realizó la mejor crono de su vida. Terminó tercero a 30 segundos de Serhi Honchar y sentenció su primer Giro y, por ende, su primera grande.

El Tour del Caso Festina

No fue el Tour de Francia más bonito el que ganó Pantani. El de 1998 será recordado siempre por el tremendo escándalo de dopaje que salpicó al mundo del ciclismo y al equipo Festina en particular. Esa imagen del pelotón sentado, negándose a tomar la salida en la 17ª etapa es una de las más lamentables de la historia de la bicicleta.

Todo empezó cuando en un control de aduanas entre Bélgica y Francia el masajista del equipo Festina Willy Voet fue sorprendido en posesión de 200 ampollas de EPO y otras sustancias dopantes. La organización del Tour decidió expulsar en la sexta etapa a todo el equipo Festina.

Sólo 96 de los 189 corredores llegaron a París

Durante toda la carrera las investigaciones contra los demás equipos fueron incesantes y otros seis equipos decidieron también abandonar en bloque la carrera. De los 189 corredores que tomaron la salida únicamente 96 llegaron a París.

En la carretera el joven alemán Jan Ullrich, vencedor en la anterior edición, estaba siendo el más fuerte. Con su victoria en la primera contrarreloj (ganaría también la segunda) se vistió de amarillo y ante la poca montaña de esa edición todos pensaban en una segunda victoria global en el Tour. Pero el ‘Pirata’ tenía otros planes. En la etapa que terminaba en Les Deux Alps el italiano lanzó un temible ataque en el Galibier, a 48 km de meta, que dejó clavado a Jan Ullrich. Pantani ganó la etapa en un día ‘de perros’ y metió la friolera de nueve minutos al alemán, que quedó seis por detrás en la general. Ullrich, herido en su orgullo, lo intentó al día siguiente y los dos se fueron en solitario en los últimos kilómetros. En un agonizante sprint el teutón se hizo con la victoria de etapa en Albertville, pero el Tour ya hablaba italiano. En la última crono el de Telekom no pudo más que acercarse a algo más de tres minutos de Pantani en la general.

El Pirata ya había conseguido su sitio en la historia. Desde entonces nadie ha vuelto a exhibirse así y ganar en mayo y julio las dos grandes vueltas.

El intento de Contador en 2011

Hace cuatro años Alberto Contador empezó la temporada herido en su orgullo. Un análisis durante una etapa del Tour de Francia 2010 había encontrado en su sangre cinco picogramos de clembuterol. Se abrió un gran debate sobre si dicha sustancia había influido en el rendimiento del pinteño o no, si habría llegado a su cuerpo a través de una carne vacuna que se hizo famosa o si la habría utilizado como sustancia para adelgazar. La justicia tenía el caso abierto y aún no se había dictaminado sentencia, así que el corredor seguía en carrera.

La exhibición de Contador en el Giro 2011 fue total

Por eso se planteó correr todo lo que pudo, llevado por la rabia y las ganas de demostrar que era el mejor. Así se plantó en Italia, y en tres semanas espectaculares llegó vestido de rosa a Milán, con exhibiciones casi diarias, dos victorias de etapa y otras tantas regaladas a otros corredores. Su superioridad fue descomunal y dejó al segundo clasificado, el italiano Michelle Scarponi, a  6’10’’ en la general.

Pero su desgaste en la ronda italiana había sido bestial y eso hacía que llegara con muchas dudas al Tour. Por si fuera poco, en la primera semana le pasó de todo. En la primera etapa se vio envuelto en una caída cerca de meta y perdió 1’20’’ con respecto a los favoritos. Se recuperó en la cuarta etapa, en la que llegaba al Muro de Bretaña. Allí, en el corto puerto final, atacó varias veces y perdió el sprint por la etapa con Cadel Evans por un tubular. Pero al día siguiente llegó la etapa que marcó el devenir de la carrera. De nuevo se vio involucrado en una caída y esta vez su rodilla quedó tocada.

Varias caídas mermaron el rendimiento de Contador en el Tour

A partir de entonces cada día montañoso iba perdiendo unos segundos, se le veía tocado, no se sabe si por la lesión en la rodilla o porque el esfuerzo del Giro le pasaba factura. Pero llegó a la última semana con opciones. El Galibier y el Alpe d’Huez iban a dictar sentencia en el Tour y a Contador le tocaba remontar. Tenía la victoria algo lejos, pero no imposible, y el podio era bastante factible.

Sin embargo, en la primera de las dos etapas decisivas sufrió uno de sus peores días. El luxemburgués Andy Schleck jugó a ganador esa jornada y en el coloso del Izoard lanzó un temible ataque que dejó al pelotón estupefacto. Poco a poco fue abriendo hueco y en el siguiente puerto, el imponente Galibier, la diferencia del pequeño de la saga seguía creciendo. En una lucha de un corredor contra un grupo de una veintena de ellos se estaba imponiendo el más valiente. Andy venció la etapa y su hermano mayor Frank fue el primero del grupo principal a más de dos minutos. Un grupo en el que no estaba Alberto Contador, que en pleno Galibier vio el fantasma del ‘tío del mazo’ y terminó llegando a meta pedaleando muy despacio.

Al día siguiente se volvía a subir el Galibier por la vertiente del Télégraphe en una corta etapa con final en el mítico Alpe d’Huez. El madrileño, de nuevo enrabietado, atacó desde lejos y rompió la carrera en mil pedazos. Tras desistir de su primer intento lo volvió a probar en el puerto de las 21 curvas y esta vez lo consiguió. Dejó atrás al grupo de favoritos y se fue a por Pierre Roland, que ocupaba la cabeza de carrera. Llegó a sobrepasar al francés y parecía que la etapa era suya, pero los últimos kilómetros se le hicieron largos y el joven galo volvió a sobrepasarle para inscribir su nombre en los ganadores de la distinguida etapa.

Con una buena contrarreloj en la que terminó tercero firmó una quinta posición final en París. Lejos de su objetivo de ganar la ronda gala, pero muy meritorio teniendo en cuenta las circunstancias de carrera y lo que había hecho unos meses antes.

El 6 de febrero de 2012 el Tribunal de Arbitraje Deportivo hizo finalmente efectiva la sanción por la cual se le retiraban a Contador todos los triunfos conseguidos desde el Tour de 2010 (incluido). Todo lo acontecido en 2011 fue borrado de los libros de historia ciclista.

Un nuevo reto

Quizás por eso Contador tenía ganas de volver a intentarlo en 2015. La temporada pasada estaba en una forma envidiable y parecía el favorito para ganar ‘la Grande Boucle’, pero una caída camino de La Planche des Belles Filles le provocó una fisura de la meseta tibial y tuvo que decir adiós. Cuando no se le esperaba en la Vuelta, se plantó en la salida de Jerez y sorprendió a todos (y a sí mismo) con su victoria final y su tercer triunfo en la ronda española.

Esta temporada el reto era mayúsculo. Empujado a ello por su propia ambición y la bendita locura de su jefe Tinkov, se ha animado a hacer lo que nadie cree que puede hacerse. En el Giro ya ha conseguido la mitad del camino, pero ha sido una lucha casi diaria contra un equipo Astana que ha estado imperial y que en las figuras de Fabio Aru y Mikel Landa han llevado a Contador al sufrimiento extremo.

Los problemas físicos, las caídas, el pobre rendimiento de su equipo y la excesiva generosidad en algunas etapas han hecho que al final de la ronda se le viera cansado. Alberto sufrió en la última etapa de montaña, en el puerto de Finestre, y gracias a su veteranía supo gestionar la gran ventaja que había acumulado hasta entonces. Puede que en el Tour, con rivales de la talla de Chris Froome, Vincenzo Nibali, Nairo Quintana, Thibaut Pinot o Joaquim Rodíguez no sea suficiente. Pero por Alberto Contador no va a ser. Que va a poner todo su empeño en conseguirlo está fuera de toda duda.

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