La primera semana de una gran vuelta se define por sus nervios, la tensión y caídas, sobre todo esto último. En esta tercera etapa del Tour de Francia, que ganó el español Joaquim Rodríguez, una fea caída de una veintena de ciclistas marcó el devenir de la jornada que finalizaba en Huy, dejando múltiples y sensibles abandonos y unas imágenes poco vistas hasta ahora: la del pelotón totalmente parado en la carretera y esperando a los que, por suerte, pudieron levantarse y seguir en carrera, como el propio líder Fabian Cancellara (Trek) o gente como Rui Costa (Lampre-Mérdia), Johan Vansummeren (Ag2r) o Michael Matthews (Orica-Green Edge).

Pocas veces se había visto en la carrera francesa una caída con tanto afectados de gravedad. William Bonnet (FDJ), quién empezó la montonera, se iba al suelo tras un 'afilador' con la rueda de delante de un ciclista de MTN-Qhubeka. Tras deslizarse por el asfalto unos diez metros y llevarse abrasiones por todo su cuerpo, se topó con los ciclistas que vinieron detrás, sin poder evitarle. La velocidad a la que se rodaba, a más de 50 km/h por un tramo favorable, justo antes de empezar a escalar las tres cotas antes de Huy, agravó las consecuencias de esta caída.

El más afectado fue el francés Bonnet, quién quedó tendido en el suelo, con el maillot totalmente rasgado y con un traumatismo craneoencefácilo, que luego confirmaron los médicos en el hospital. No fue el único que sufrió las consecuencias de la aparatosa caída. Simon Gerrans (Orica-Green Edge) se fracturó la muñeca, continuando con su año negro de lesiones y caídas en citas importantes, Dimitriy Kozontchuk (Katusha), con fractura de omoplato y clavícula izquierdas o Tom Dumoulin (Giant-Alpecin) tuvo que abandonar con una fractura de uno de los huesos de su brazo. Entre los también lesionados y que continuaron la carrera sorprende Laurens Ten Dam (LottoNL-Jumbo), quién siguió en carrera pese a rodar los últimos kilómetros con uno de sus hombros fuera de lugar.

Prudhomme decide parar

Tras la caída llegó el caos. Las preguntas de quién estaba involucrado en la caída y quién no estaban en la mente de todos. La ambulancia no daba abasto y Christian Prudhomme, jefe de esta prueba gala, tomó la decisión de, primero, neutralizar la carrera, y después de pararla completamente, obligando a todos los ciclistas a echar el pie a tierra. ¿El motivo? Hacer tiempo hasta que la organización pudiese conseguir más equipamiento médico para los que estaban aún en el lugar de la caída y para esperar a los que se levantaron sin problema, como Fabian Cancellara, Rui Costa, Simon Yates o Ten Dam.

Tras unos minutos de espera y tras ver que la mayoría de ciclistas afectados ya habían llegado al pelotón, el coche de Prudhomme, al más puro estilo 'safety car', volvió a dar la salida a la etapa y la jornada volvió a recuperar la normalidad que la caída le había quitado. Los menos afectados pudieron disputar la etapa; los peor parados, aguantaron como pudieron la etapa y llegaron con notables pérdidas a la cima de Huy, pero como héroes.