Los disparos de Contador, celebración de cada uno de sus triunfos, son ya patrimonio del ciclismo mundial. El mejor vueltómano del momento, aquel más laureado, aquel que ha llegado a metas inalcanzables por la mayoría de los mortales. Sea de rosa, de amarillo o de rojo, lo cierto es que el idilio de Alberto Contador con las grandes vueltas le puede convertir en uno de los mejores vueltómanos de la historia. Dos victorias en el Giro, dos en el Tour y tres en la Vuelta aderezan un palmarés de ensueño en el ocaso de la carrera del madrileño. Pero en su penúltimo año de competición, el pistolero ha vuelto a disparar en el Giro y, ahora, sueña con el doblete en el Tour de Francia.

El Tour, sin duda, ha sido la 'víctima' más importante de Contador. El pistolero ha disparado un total de cinco veces en la carrera gala: tres triunfos de etapa y dos generales, aparte de lo que la sospecha del dopaje le arrebató en 2010. Pero hay que remontarse a hace ocho años para rememorar el primer balazo del pinteño. Ocho años después, Contador revivirá aquella ascensión que le aupó al olimpo del ciclismo aquel 22 de julio de 2007.

Madurez anticipada

Fue cerca de la frontera con España donde Contador disparó por primera vez en una gran vuelta. Era un chaval prometedor a sus por entonces 24 años. Quizás ahora parezca una buena edad para despuntar pero entonces, la edad más positiva para un ciclista era más avanzada. Con 24 años, este joven madrileño, salido de la cantera del Wurth (filial del mítico ONCE) había conseguido victorias importantes en carreras como Romandía, Tour Down Under, Vuelta a Suiza o Setmana Catalana, con triunfo general incluido.

Contador dejó una imagen impactante en La Cobertoria

Además, asombraba también su capacidad de superación; a los 22 años se le detectó un cavernoma cerebral que dejó una estampa para el recuerdo de su carrera: inconsciente, a pie de asfalto en la Vuelta a Asturias, entre convulsión y convulsión, Contador desafió a la vida. Siguió luchando desde entonces, imparable hacia cada desafío que se le presentaba. Superó aquel grave problema de salud y, un año después ya estaba ganando. Su gen ganador se hacía patente desde el inicio, o mejor dicho reinicio, de su carrera deportiva.

Pero dejando a un lado el pasado, 2007 fue un año de ensueño para Contador. Fichó por el Discovery Channel luego de la reestructuración del Liberty Seguros por la Operación Puerto, en la que no fue imputado, y en la formación estadounidense forjó su leyenda. En ese 2007 consiguió la victoria en París-Niza (además de dos etapas), en la Vuelta a Castilla y León, y afinó su punto de forma en País Vasco y Dauphiné y cogió fondo en las Ardenas. Preparación terminada y rumbo al Tour, que aquel año salía de Londres.

Contador triunfa en Niza | Fuente: Archivo Marca.

Un ciclista constante

Con un equipo lleno de experimentados y potentes gregarios y con Levi Lepheimer como líder, Contador se plantó de forma inesperada en la batalla por el Tour de Francia 2007. Un Tour ensombrecido por la sospecha del dopaje, sobre todo en equipos como Rabobank o Astana y por el terrorismo. Y es que dos pequeños artefactos estallaron sin consecuencias personales a la entrada de la carrera en Navarra. Además, fue un Tour marcado por el gran nivel de los españoles, como se puede ver en los resultados y el protagonismo final.

Los Alpes dejaron la carrera bastante abierta

Pero sin alejarnos de la figura de nuestro protagonista, Contador salió airoso del primer bloque montañoso en los Alpes. Superó entre los mejores las llegadas a Le Grand Bornard, Tignes y Briançon, luego de superar el Col du Galibier. La crono de Albi y el bloque pirenaico se presentaban como decisivos en la segunda parte de la carrera. Dicha crono, ganada por Vinokurov, dejó las cosas más apretadas de cara a la victoria final. El danés Michael Rasmussen (Rabobank) había logrado mantener el amarillo pese a su decepcionante crono. La ventaja obtenida en Tignes le salvó en una jornada muy larga para él.

El segundo escalón de la general, muy ajustado

Así pues, con un minuto de ventaja sobre Cadel Evans, luego del hundimiento de Valverde y Mayo en la crono, Cadel Evans (Predictor-Lotto) se presentaba como su mayor rival, a un minuto de diferencia. En un segundo escalón, a más de dos minutos hombres como Alberto Contador y Levi Leipheimer (Discovery Channel), Andreas Kloden y Andrey Kasheschkin (Astana Team), Carlos Sastre (Team CSC) o Mikel Astarloza (Euskaltel-Euskadi). Entre ellos se iba a jugar el podio en el tríptico pirenaico y en la crono final.

Se impuso un ritmo infernal desde el inicio de la etapa

Plateau de Beille abría los Pirineos. Una subida final constante y muy dura, con casi 16 kilómetros rozando el 8% de pendiente media. Sin superar rampas del 10%, el ritmo y el fondo, a esas alturas de carrera, iban a ser fundamentales. Además, encararían Plateau de Beille tras superar el Port de Pailheres, también de categoría especial. El color español se saboreó desde el principio. Escapada copada por hispanos con Toni Colom (Astana Team), David de la Fuente (Saunier-Duval), José Iván Gutiérrez (Caisse d’Eparne), Carlos Barredo (Quick Step) y los ciclistas de Euskaltel, Amets Txurruka y Rubén Pérez, además de bielorruso Aliaksandr Kuchynski (Liquigas) que llegó a tener un renta superior a los diez minutos.

Esos fugados coronaron Pailheres con tres minutos de renta. Un alto en donde Rabobank puso un ritmo infernal con Camaño, Millar, Dekker e Hincapie trabajando para el líder. Una marcha que hizo sufrir a hombres como Iban Mayo (Saunier Duval), Mikel Astarloza (Euskaltel Euskadi) y que descolgó definitivamente a Alexandre Vinokurov de la pelea por el triunfo final.

Con Kuchynski y De la Fuente cortados, la escapada llegó a pie de puerto con más de dos minutos y medio de renta tras un largo y complicado descenso. Llegaba lo gordo y la carrera se iba a jugar entre los favoritos. Cuarta vez que se subía Plateau de Beille. Grandes mitos del ciclismo, como Pantani y Armstrong, habían triunfado anteriormente, aunque ensombrecidos por el dopaje. Y en ese 22 de julio de 2007 se iba a forjar otro. A mil por hora llegaban al puerto, merced al ritmod e George Hincapie (Discovery Channel) al que Rabobank dio continuidad una vez el norteamericano se apartó. El infierno en un primera rampa donde los naranjas le pegaron un arreon curioso, haciendo sufrir y mucho al grupo.

Los últimos gregarios

Contador no dio buenas sensaciones ese grupo de favoritos

Entraba Yaroslav Popovych (Discovery Channel) cogiendo el relevo de Michael Boogerd (Rabobank). Los dos gregarios hicieron mucho daño con sus ritmos diferentes: uno más constante, el del ciclista holandés y otro más intenso, el del ucraniano. Contador se mostraba fuerte con el ritmo de su compañero y, poco a poco, solo los más fuertes quedaron en cabeza del pelotón. Los mencionados Popovych y Boogerd además de Rasmussen, Evans, Contador, Leipheimer, Kloden, Sastre, Menchov, Kashechkin y Soler. Por su parte, ya se habían descolgado hombres como Kim Kirchen (Astana Team), Iban Mayo (Saunier Duval) y Valverde y Pereiro (Caisse d’Eparne). Los rostros eran de mucho sufrimiento pues se había salido a mil por hora y el ritmo continuaba siendo infernal. Kloden era un habitual en la parte trasera del grupo, haciendo la goma continuamente. Evans tampoco daba buenas sensaciones e incluso Contador visitó la sala de recuperación a cola del grupo. Pero el ritmo impuesto por Popovych era intenso. Viendo que el madrileño no iba fino muchos pensaban que el trabajo era para Leipheimer… pero no era así.

Evans, Contador y Rasmussen, vigilándose en Plateau de Beille | Fuente: Frank Fife - Reuters.

A nueve kilómetros para el final de la subida, Contador y Sastre cedían unos metros pero lograban recuperarse con facilidad. El momento clave llegó a 7,7 kilómetros de la meta. Popovych se apartó y los favoritos quedaron a su merced en los kilómetros restantes. Sonó la trompeta pues, al instante, Leipheimer demarró con un duro ataque, reaccionando Soler y Rasmussen con facilidad. Pero por detrás llegaba una bala vestida de blanco, con ganas de demostrar que era el inicio de una carrera de leyenda. Contador continuó el ataque de su compañero de equipo con Carlos Sastre soldado a su rueda. Rasmussen, Soler, Evans y Leipheimer lograban llegar a su altura pero el duo de Astana se quedaba. Kloden se descolgaba definitivamente tras muchos kilómetros con unos metros perdidos mientras que Kashechkin tampoco iba nada fino. Un nuevo demarraje, esta vez de Rasmussen, descolgaba definitivamente a los dos corredores de Astana. A sufrir por detrás.

De las negociaciones de Rasmussen al demarraje de Contador

Solo Rasmussen pudo seguir el ataque definitivo de Contador

Rasmussen quería sacar tajada de la presencia de Mauricio Soler (Gerolstainer), un ciclista sin aspiraciones en la general, pero con ganas de triunfar en la etapa. Tras una conversación, el colombiano hizo de avanzadilla para un ataque del holandés. Lo volvió a hacer instantes después, una vez los seis de cabeza estaban reunidos, pero sin éxito. Ahí llegó el segundo gran ataque de Contador. El madrileño demarró a 5,7 kilómetros de la meta sin obtener respuesta ninguna. Las fuerzas flaqueaban y Rasmussen, quien había tomado la responsabilidad ante los anteriores demarrajes, decidió esperar. Ni Evans, ni Sastre, ni Leipheimer pudieron ir al movimiento de Contador. Rasmussen, tras esperar unos segundos y ver que nadie cogía la responsabilidad, se lanzaba en solitario hacia la figura blanquecina de Contador, cogiéndole.

Maillot amarillo y blanco se marcharon formando un dueto con entendimiento al inicio. Eran los más fuertes y lo hicieron saber. Cogieron a Colom, que aguantó lo indecible por delante y siguieron en su camino hacia la cima, empujados por una gran marea de espectadores que asistían ante el paso de sus ídolos en el tradicional pasillo. Por detrás, Sastre fundía a Evans con un nuevo cambio de ritmo. El australiano tuvo que acabar la etapa al ritmo de los Astana, totalmente fundido.

De tú a tú y primer disparo en el Tour

La ambición de Contador quedó clara en el final de etapa

La parte final, menos dura, sirvió para ver como Contador rechazaba las negociaciones de Rasmusen, que debió de ofrecerle la etapa a cambio de colaborar. Pero el pinteño lo tenía claro. Salió bien a un nuevo cambio de ritmo de su rival, aguantó con sangre fría pegado a su rueda y, a falta de 150 metros para el final, demarró en un sprint apoteósico ante el que nada pudo hacer el maillot amarillo. Etapa para Contador que se iba a aupar hasta el segundo escalón del podio merced a la pérdida de Evans, cercana a los dos minutos. El primer disparo hacia el amarillo se había producido. Ataviado todavía de blanco, no tardaría en hacerse con la prenda de su color preferido para triunfar en París, a lo grande.

Contador lo intentó y la justicia actuó

Después, la historia es conocida por todos. Contador apretó a Rasmussen en la etapa del Peyresourde, donde acababa la decimoquinta etapa, acabando en el mismo tiempo que el danés y metiéndole aún más tiempo a Evans. Al día siguiente, en la jornada de descanso, se conoció el positivo de Alexander Vinokurov y el abandono de Astana del Tour iniciando dos días de suspicacias y malas noticias para el ciclismo. Y es que tras ganar en el Aubisque, jornada reina del Tour de Francia 2007, metiéndole más tiempo a Contador, y afianzando la victoria en el Tour pero, esa misma tarde, la cúpula de Rabobank decidía expulsar al danés por mentir sobre su paradero en diversos entrenamientos y saltarse varios controles antidopaje antes del Tour.

Contador, victorioso en París | Fuente: Archivo RTVE.

Contador aguantó el amarillo en la crono del penúltimo día

Esos días fueron de escándalo en escándalo. Además del positivo de Vinokurov y la expulsión del líder de la carrera, dos explosiones sin consecuencias, otro positivo de un ciclista de Cofidis, con la consiguiente salida del equipo francés de la ronda gala, y mucha polémica en general. Pero Contador, con una sensación agridulce por coger el liderato en esas condiciones, defendió a la perfección el amarillo en la crono final, pese a que Evans fue sacándole tiempo parcial a parcial, el madrileño logró reducir pérdidas y finalizó el Tour con escasos 23 segundos de renta sobre su rival. Al día siguiente, con solo 24 años, paseó el amarillo por los Campos Elíseos y celebró su primer Tour de Francia, forjado en una apasionante subida a Plateau de Beille. ¿Repetirá éxito en la subida y general en este 2015? Mañana lo sabremos.