Los grandes días están reservados para los ciclistas más grandes y, por ello, esta duodécima etapa del Tour de Francia se prevé como una de las importantes de la ronda gala. Cuatro puertos de entidad en una jornada de 195 kilómetros serán uno de los tests más significativos de la Grande Boucle que busca, con etapas como esta, el portador más digno posible del maillot amarillo.

Plateau de Beille es la cima elegida para coronar esta trepidante etapa. Este puerto, que no ha tenido demasiada presencia en la historia del Tour, siempre ha sido relevante en la ronda gala. Su palmarés lo copan ciclistas de entidad: Marco Pantani en 1998, Lance Armstrong en 2002 y 2004, Alberto Contador en 2007 y Jelle Vannendert en 2011.

La etapa partirá de la localidad de Lannemezan. Los primeros 50 kilómetros serán relativamentetranquilos, aunque una velocidad excesiva en el pelotón puede causar estragos en un terreno que no es totalmente llano. La disputa del sprint intermedio en Saint-Bertratnd de Comminges puede ser el detonante de esta subida de ritmo.

El primer puerto se coronará en el kilómetro 57, la Col de Portet-d'Aspet. Esta ascensión, de segunda categoría, será el aperitivo del atracón de rampas y sufrimiento que espera posteriormente al pelotón. Es corta, de menos de 5 kilómetros, pero dura, con una media superior al 9% de pendiente. El descenso será largo y tendido camino del primer coco del día: el Col de la Core, de primera categoría compuesto por 14 kilómetros de subida al 5,7%, cuya cima está a 102 kilómetros para meta.

Tras él, se producirá el correspondiente descenso y un pequeño tramo cómodo para recuperar fuerzas antes del Port de Lers, otro puerto de primera categoría, de casi 13 kilómetros de longitud al 6% de desnivel. Sin duda, las fuerzas comenzarán a flaquear entre todos los corredores en esta subida con todavía 51 kilómetros hasta el final.

La última ascensión será la ya citada Plateau de Beille, en la que solo uno de los participantes sabe lo que es alzar los brazos: Alberto Contador. Este hors categoriè tiene unalongitud de casi 16 kilómetros al 7,9%, el detonante final de pájaras o exhibiciones en una jornada para recordar.

Los favoritos, a escena

No cabe duda de que este es un día en el que los elegidos deberán mostrarse. La dureza de la etapa y su épica son condiciones propicias para una gran exhibición si las fuerzas acompañan a los corredores. La situación actual de la clasificación general, que obliga a los más ambiciosos a arriesgar, es un buen condicionante para que esta ídilica escena se de.

El principal favorito, pese a todo, es el maillot amarillo, Chris Froome (Sky). El británico ha demostrado hasta ahora ser el más fuerte de este Tour y, en una etapa de estas características, puede volver a brillar, pese a que no lo necesite para seguir teniendo credenciales de éxito en París.

Unode sus grandes rivales será Nairo Quintana (Movistar). El colombiano ha demostrado ser el único capaz de plantar cara al líder en los Pirineos y esta es una ocasión inmejorable para recortar los más de tres minutos que ha perdido respecto al británico. Además, el de Tunja ha manifestado en multitud de ocasiones que los puertos largos se adecúan más a sus características.

Otro candidato será Alberto Contador (Tinkoff), pese a que no está pasando por sus mejores días. Tejay Van Garderen (BMC), Alejandro Valverde (Movistar), Vincenzo Nibali (Astana) o Robert Gesink (Team LottoNL Jumbo) tambiénaspirarán a la victoria.

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