Hasta ahora, con 16 etapas de Tour de Francia disputadas, la nota dominante ha sido la presencia de un líder sólido y sin grietas. Chris Froome (Sky) se vistió de amarillo en la tercera etapa y solo cedió el maillot un par de jornadas de Tony Martin (Etixx), hasta que el alemán tuvo que retirarse con la clavícula rota. Desde ese momento, y como si de un superhéroe se tratase, el maillot amarillo fue su pócima mágica que, a la par, se convirtió en la kriptonita de sus rivales.

En esta segunda semana de Grande Boucle, el anglokeniano ha refrendado una sospecha generalizada en el mundo del ciclismo: era el hombre más fuerte del pelotón de este Tour. En La Pierre de Saint-Martin disipó todas las dudas que podían existir sobre esta afirmación con una de las grandes exhibiciones en los últimos tiempos en la ronda gala. El menor damnificado fue Nairo Quintana que, pese a todo, perdió más de un minuto respecto al inalcanzable Froome.

Desde entonces, y con más de tres minutos de colchón, su táctica ha sido más conservadora, dejando la responsabilidad a otros, que tienen que ponerse las pilas si quieren recortar toda la ventaja que Froome posee. En los Pirineos nadie consiguió hacer cosquillas al británico pese a los múltiples intentos que hubo. A cada ataque, el líder respondía con serenidad, sin aceleraciones bruscas y cerraba los huecos simplemente a ritmo. Sin duda, fueron grandes muestras de autoridad en un pelotón que comienza a estar desesperado con la fortaleza de Froome.

Escuderos de lujo

A todo esto, hay que añadir el excelente trabajo de equipo que está realizando Sky. En las tres primeras etapas de esta semana, las más complicadas, el conjunto británico demostró ser la mejor escuadra del Tour. Arropando bien a su líder, tanto en el Tourmalet como en Plateau de Beille, en Cauterets o en La Pierre de Saint-Martin, Froome pudo guardar algo de fuerzas gracias al trabajo de los suyos.

Richie Porte fue el primero que dejó el pabellón de Sky muy alto. Pero, sin duda, destaca la labor de Geraint Thomas. El galés, que es sexto en la general, es el mejor lugarteniente de Froome, el escudero ideal. Froome tiene a su disposición a uno de los corredores de la temporada, especialmente versátil y capaz de rendir tanto en la montaña como en el llano, en la crono o en el pavés. Siempre que hay un ataque, Thomas echa una mirada atrás, buscando al maillot amarillo, que le pide que mantenga el ritmo o que salga a la caza del "revolucionario". Eficaz y leal, el galés cumple su misión y Froome duerme tranquilo cada noche sabiendo que Thomas sigue en el Tour.

Los rivales, en horas bajas

Esta circunstancia multiplica sus consecuencias exponencialmente con el mal momento que están pasando los principales rivales del británico. Salvo Nairo Quintana (Movistar), que está consiguiendo mantener el pulso a Froome, pese a estar a más de tres minutos, ninguno se ha mostrado capaz de poder hacer daño al de Sky. Tejay Van Garderen (BMC) se presentó como alternativa en la primera semana de carrera, pero el estadounidense se ha ido desinflando como un globo. Ahora deberá pelear por el podio, al que también opositan con fuerza Alejandro Valverde (Movistar) y Alberto Contador (Tinkoff).

Este último no ha llegado en su mejor momento físico a la semana de los Pirineos. Tras la debacle de la Pierre de Saint Martin, el madrileño no ha logrado recuperar sensaciones. Su ciclismo, basado en ataques, no ha podido salir a relucir porque le faltaba gas. Pese a ello, intentó demarrar, pero le faltaba la potencia y constancia que caracterizan a sus ofensivas.

Otro que ha estado desaparecido es Vincenzo Nibali (Astana). El que partía como uno de los cuatro Beatles de este Tour ha sido el que más ha desentonado, con un paso por los Pirineos catastrófico. Pese a ello, no ha perdido su carácter beligerante y en Gap logró recortar escasos 15 segundos a Froome, insuficientes para aspirar al amarillo, que le queda a más de 8 minutos de distancia.

Los únicos que han logrado hacer algo de daño a Froome son los Movistar. Con dos ases en su baraja, han tratado de desestabilizar la marejadilla de Sky, pero sus olas han sido apenas tres segundos que Valverde recortó al británico en Cauterets y Plateau de Beille que el británico recuperó en Mende. Quintana se ha mostrado como la única alternativa a la dictadura anglokeniana, aguantando los envites de Froome a partir de La Pierre de Saint Martin y manteniendo vivas las esperanzas del amarillo.

Los Alpes, escenario de la batalla final

Ahora, en los Alpes, muchos esperan, con más corazón que cabeza, una debacle de Sky. Lo único cierto hasta el momento es la autoridad de los hombres de Brailsford, inexpuganbles hasta el momento. También es cierto que su fortaleza se ha visto algo mermada en los últimos días, donde solo Geraint Thomas y en alguna ocasión Wout Poels han logrado mantener el tipo junto a Froome.

Habitualmente, Froome suele bajar su rendimiento en la última semana de las grandes vueltas. Por otro lado, Quintana habitúa a llegar en el mejor momento de las carreras a la semana final, como ya demostró en el Giro 2014 y en el Tour de 2013. Esta es, a priori, la gran batalla que se espera en los Alpes, pero un escenario así siempre puede tener muchos actores extra. Varios ciclistas aspiran a estos papeles, entre los que destacan dos nombres españoles: Alejandro Valverde, que está ante la oportunidad de su vida para lograr el tan ansiado podio de París, y Alberto Contador, que no renuncia al sueño del doblete.