El concejo de Cabrales, en los Picos de Europa asturianos, es famoso en toda España. Sus verdes y escarpados paisajes son el origen de un sabroso y oloroso queso, el Cabrales. Fuerte como pocos, su sabor refleja fielmente el carácter orógrafico de su comarca, en la que solo un ciclista con aroma propio, como este queso autóctono, podía ganar. Ese hombre fue Joaquim Rodríguez (Katusha) que, fiel a su estilo explosivo, logró la victoria de etapa en Sotres y rozó el liderato de la Vuelta: se quedó a solo un segundo.

Camino de Sotres, con las escarpadas rampas de Cabrales, se formó una fuga de nueve corredores: Marteen Tjalingii (Lotto NL Jumbo), Haimar Zubeldia (Trek), Nathael Berhane (MTN-Qhubeka), Biel Kadri (AG2R), Ricardo Vilela (Caja Rural), Pierre Rolland (Europcar), Nikolas Maes (Etixx), Dominique Rollin (Cofidis y Bryan Ramírez (Colombia).

Este grupo obtuvo una exigua renta, de tan solo cinco minutos que tenía pocos visos de éxitos. Esas esperanzas de los escapados se dinamitaron aun más cuando Movistar, a falta de 40 kilómetros, puso un ritmo muy exigente en busca de dejar mermado a sus rivales, especialmente a Astana.

El cuadro teléfonico estaba desbocado, quizá motivados por la gran imagen dada en Fuente del Chivo por Nairo Quintana. De lo que no cabía duda es que los hombres de la M habían marcado Sotres en rojo para tratar de hacer daño a la general. El ímpetu de Movistar era tal que, por momentos, abrían hueco con el pelotón mientras que en la cola del gran grupo se vivía un drama: muchos hombres perdían contacto con el paquete antes de que empezara el puerto final.

La ambición de Haimar

El nerviosismo se instaló en la fuga una vez llegados al último puerto, a Sotres, sabedores de que sus opciones eran cada vez más pequeñas. Bryan Ramírez fue el primero en arrancar, pero la experiencia y veteranía de Haimar Zubeldia fueron un plus en las duras rampas de Cabrales. El guipuzcoano rebasó al colombiano y voló en busca de la tercera victoria del Trek en esta Vuelta.

La diferencia del ciclista de Usúrbil se mantenía estable en un minuto gracias a un ritmo sostenido, sin cebarse. El motor diésel de Zubeldia parecía tener combustible suficiente para llegar a la cima triunfante, pero desde atrás le recordaron que Sotres era un escenario ideal para librar una cruenta batalla por el maillot rojo.

Quintana y su bala de fogueo

El trabajo de Movistar debía tener una recompensa, pensó Nairo Quintana, primer favorito en atacar a 11 kilómetros de meta. No fue un gran ataque, ya que el colombiano aceleró, le siguió Luis León Sánchez (Astana) y decidió reservar fuerzas para el tramo más duro de la subida, los últimos 3 kilómetros.

Lo que estaba quedando claro es que uno de los mejores clasificados en la general no estaba pasando un buen día. Tom Dumoulin (Giant-Alpecin) rodó durante toda la escalada a cola del grupo. El holandés, pese a su juventud, mostró bastante madurez tratando de subir a su ritmo para no perder una gran cantidad de tiempo.

El mando del grupo de favoritos pasó a manos de Astana tras el simulacro de demarraje de Nairo Quintana. Los kazajos, con cuatro hombres arropando a su líder, Aru (Luis León Sánchez, Cataldo, Landa y Rosa), frenaron levemente el ritmo endiablado que llevaba la carrera, lo que le sirvió a Zubeldia para creer en su victoria. El vasco era el único superviviente de la ambiciosa fuga que soñaba con conquistar Sotres. Solo Haimar podría lograrlo.

Entrados en el tramo más duro, los últimos 3 kilómetros de etapa, Giovanni Visconti (Movistar) tensó de nuevo el ritmo. Esto supuso que Dumoulin cediera terreno y que Zubeldia fuese atrapado. Todo parecía preparado para la batalla final. Mikel Nieve (Sky) fue el primero en tirar la piedra y esconder la mano. El vasco aceleró y, viendo que no lograba hacer hueco, frenó.

La explosión de Purito

Tinkoff tomó la responsabilidad de este grupo para un Rafal Majka con buenas piernas, como demostraría después. Por detrás, un testarudo Dumoulin se empeñaba en no perder mucho terreno, soñando con una contrarreloj de Burgos que le aupase al rojo. El holandés no perdió el contacto visual con los favoritos, hasta que Purito Rodríguez (Katusha) abrió el tarro de las esencias... o del sufrimiento con un durísimo demarraje.

Nairo Quintana, Fabio Aru, Rafal Majka y su compañero Dani Moreno pudieron seguirle, aunque poco a poco algunos de ellos iban perdiendo su rueda. Quintana fue uno de los primeros, algo raro en el colombiano que, quizá, aun no ha podido desahuciar de su cuerpo a ese virus que le está martirizando.

Purito siguió y siguió tensando la cuerda, esperando a que se rompiera. La cuerda, sostenida por Aru, era bastante resistente, pero la potencia del catalán lo era más. El acoso y derribo del de Parets había surtido efecto. Abrió hueco en el último kilómetro respecto al sardo y Majka, que se había pegado a la rueda del maillot rojo. Joaquim voló en el tramo final soñando con algo más que la victoria, el liderato. Sabía que podía conseguirlo, bonificación mediante, y se le escapó por solo un segundo. Mientras, Dumoulin salvó los muebles, cediendo solo 51 segundos que le mantienen en la lucha por la general.

Clasificaciones tras la 15ª etapa

Vídeo de la victoria de Joaquim Rodríguez