Con el paseo triunfal por Madrid acabó una Vuelta a España que se protagonizó por la aparición en escena de un especialista en contrarreloj que a punto estuvo de ganar la carrera. Tom Dumoulin (Giant-Alpecin) corrió con inteligencia y piernas, controlando el tiempo perdido en la montaña y recuperándolo en la crono de Burgos, pero nada pudo hacer, ni él y ni su equipo, por parar la gran emboscada que deparó Astana en la última jornada de montaña, camino de Cercedilla. La lógica, muy injusta con el holandés, se impuso y Fabio Aru celebró el pasado domingo su primera gran vuelta de su palmarés.

Su primera gran vuelta por etapas arrancó por el sur, por Andalucía. El calor fue protagonista de esos días, con altas temperaturas, incluso para los acostumbrados a correr en esas condiciones. 

La cuarta etapa la ganaría Alejandro Valverde, que fue quien mejor se movió en el repecho final de Vejer de la Frontera. El murciano, apretado por Peter Sagan en los metros finales, ganaría su única etapa en esta edición.

Giant tenía intenciones de victoria con John Degenkolb en la quinta etapa, que acababa en Alcalá de Guadaira, repecho más cómodo para una llegada masiva. Por eso, desde bien pronto, controlaron la fuga y el pelotón, asegurando la llegada masiva para su sprinter alemán. 

La etapa, para suerte del conjunto Orica Green Edge, fue para el australiano Caleb Ewan, rapidísimo en los metros finales. Ganó fácil a dos 'uphill finishers' como Degenkolb y Sagan y se msotró al mundo como gran sprinter para un futuro muy cercano. 

Y en esa quinta etapa entró en escena el gran animador de la misma, el holandés Tom Dumoulin. Un corte pillaba a Esteban Chaves, líder hasta ese día, y se vestía por primera vez de rojo en la Vuelta. A partir de ese momento, la obsesión por ganarla se apoderó de sus piernas y, mejor aún, de su fuerte mente.

Los olivos acompañaron a los ciclistas en la sexta etapa. La sierra de Cazorla fue el final de otra etapa de media montaña en esa primera semana de la Vuelta. 

Esteban Chaves, que había perdido el amillot de líder en la etapa anterior, volvía a recuperar tras un ataque en la parte final de la misma. Y como ni Tom Dumoulin ni ningún otro favorito a la general se mostró dispuesta a seguirle, el sonriente colombiano celebró la victoria de etapa y su nuevo asalto al liderato en solitario.

La fuga iba a jugarse la victoria de etapa en la séptima etapa de esta Vuelta a España. Cinco escapados encontraron rápidamente el beneplácito del pelotón y el grupo donde estaban todos los hombres importantes rodó más tranquilo en la parte inicial. 

El ganador de la etapa fue Bert-Jan Lindeman (LottoNL-Jumbo), que remató una larga escapada con su primer y más importante triunfo del año en la Vuelta.

La octava etapa será recordada, por desgracia, por la multitudinaria caída que afectó a varios nombres importantes del pelotón. El más afectado, sin duda, fue el belga Kris Boeckmans (Lotto-Soudal), que fue llevado rápidamente al hospital con múltiples y muy severas lesiones. Antes de eso, el pelotón rodaba con tranquilidad.

Poco después de conocerse los primeros afectados, Jasper Stuyven (Trek), con un hueso de la muñeca roto, ganó el sprint en Murcia, con muchas ausencias en la llegada masiva. La del belga no sería la última victoria de Trek en esa Vuelta.

El plato pequeño volvía a los desarrollos de los ciclistas con la entrada de la carrera a la Comunidad Valenciana, por el sur de la provincia de Alicante. Benitatxell era el final elegido de la novena etapa, la penúltima antes de la primera joranda de descanso. Antes del duro final, la etapa apenas tenía ascensiones reseñables.

Las rampas de la urbanización fueron durísimas. Esteban Chaves, que había dado muy buenas sensaciones en la montaña de las etapas anteriores, sufrió en los metros finales y cedió el liderato. Ya no lo volvería a recuperar.

El ganador de la etapa, tras un duelo vivrante con Chris Froome, sería Tom Dumoulin, que recuperaría el liderato tras haberlo perdido varios días antes en la Sierra de Cazorla. Su victoria en las difíciles rampas valencianas sería un aviso para todos sus rivales, que confirmaría en la montaña que estaba aún por disputarse.

MTN-Qhubeka también ganaría en la Vuelta. Sbaragli, al sprint, consiguió la victoria en Castellón, un día antes de la deseada jornada de descanso. 

En el undécimo día de competición le tocaba el turno a la ansiada etapa de Andorra, diseñada por Joaquim Rodríguez, en la que se preveía que se decidiría, en gran parte, la carrera. Astana y Movistar ponían el ritmo y a los demás, víctima de las rampas, les tocaría una jornada de sufrimiento intenso.

Mikel Landa le ha cogido el truco de ganar etapas reinas de grandes vueltas este año. Lo hizo en Aprica durante el Giro y lo repitió en Cortals d'Encamp en la Vuelta. Llegó de la fuga y no encontró rival en la última ascensión, donde escaló en solitario hacia su victoria. El día perfecto de Astana lo redondeó Fabio Aru, que le arrebató el lideraro a Tom Dumoulin.

El norte y los paisajes de montaña iban a ser el protagonista desde la 12ª etapa, con un flamante nuevo líder, Fabio Aru. Lérida acogería una nueva llegada masiva, que tendría como ganador a Danny van Poppel, tras pinchar cerca de meta. El holandés ganaría su primera victoria en una gran vuelta.

Fabio Aru defendía, por segundo día consecutivo, su maillot de líder. Astana no quiso problemas y, con autoridad, se impuso al frente del pelotón durante gran parte de la 13ª jornada. En otro día de media montaña, el pelotón dejó la tostada al conjunto kazajo, que no se cebó y permitió que la fuga llegase a meta.

Con más de 20 representantes, la fuga encontró otra opción de victoria tras el ritmo de crucero de Astana, guiando al pelotón. El más listo fue el rodador Nelson Oliveira (Lampre-Merida), que aprovechó el control de los escladores para sorprenderlos con un movimiento que llegaría a buen puerto.

La niebla de Fuente del Chivo no impidió ver la victoria de un Alessandro de Marchi (BMC) que volvía a la victoria tras un año en el dique seco como parte de una fuga de seis ciclistas. Lo intentaría más adelante, para redondear su participación, pero sin suerte. 

La segunda etapa del tríptico asturiano llevó a los ciclistas desde Comillas a Cabrales, pasando por bellos parajes de los Picos de Europa.

El ganador de esa etapa fue Joaquim Rodríguez (Katusha), aprovechando su explosividad en el último kilómetro para lograr la tercera victoria española en la Vuelta a España. Fabio Aru, por poco, aguantaba el maillot de líder frente al español.

La de Ermita del Alba, última etapa antes de la segunda semana de descanso, trajo consigo la victoria de Frank Schleck (Trek), que volvía al triunfo después de un larguísimo dique seco de victorias. Soltó a Rodolfo Torres (Colombia) al principio del duro puerto y nadie pudo con él.

Por detrás, entre los favoritos a ganar la general, hubo mucha pelea. Aru resistió a muy duras penas y, por suerte -las sensaciones que había mostrado el italiano eran muy malas-, solo logró ceder un par de segundos con Joaquim Rodríguez, perdiendo el liderato.

La crono de Burgos era, tras ver la apretada clasificación general antes de la segunda jornada de descanso, uno de los puntos más decisivos de la carrera. Tom Dumoulin volvería a recortar la ventaja perdida en los días de montaña anteriores y solo una crono espectacular de Aru impedía que su ventaja fuese ya decisiva para ganar la carrera. Maciej Bodnar marcaba un registro excelente y gente como Jérome Coppel, Nelson Oliveira o Alejandro Valverde -por orden descendente, en las fotos-, lograban superarle.

El mejor aquel día sería el propio Dumoulin, que volvía a vestirse de líder y en un día recuperaba la ventaja que los más escaladores le habían metido en las tres anteriores etapas de montaña. Tras ganar la etapa, el holandés se vestía de líder por solo tres segundos.

No es habitual verlo en las carreras españolas, pero los abanicos tuvieron su protagonismo en la 18ª etapa, camino de Riaza. La fuga costó de formar y la velocidad fue muy alta durante toda la jornada. Hasta el pelotón se dividió en varios pedazos durante el transcurso del mismo.

La fuga volvió a llegar a meta y en ella Nicolas Roche (Sky) ganaba al sprint al español Haimar Zubeldia, que se llevó la segunda posición. En el pelotón, que llegó 38 segundos detrás, no hubo diferencias entre los favoritos.

Ávila volvía a acoger una llegada de la Vuelta en sus Murallas, que tan buenos momentos dio a la carrera en 1985 con Bernard Hinault y en 1999 con Frank Vandenbroucke. El pavé del último kilómetro provocó diferencias entre los mejores de la prueba.

Alexis Gougeard (Ag2r) se llevó la victoria en solitario y, por detrás, Dumoulin aprovechó su buen hacer en los adoquines para meter más tiempo a Fabio Aru en la general. El italiano perdió solo tres segundos en meta.

Todo se iba a decidir en la 20ª etapa, con solo seis segundos de diferencia entre los dos primeros de la general. Giant-Alpecin, que no quería problemas, menos en ese día, se encargó de controlar el pelotón y de permitir una fuga que se llevase las bonificaciones en los sprints.

Y se destaba la locura de Astana cuando aún faltaban más de 50 kilómetros para la línea de meta. Mikel Landa movía el árbol y Dumoulin, en el puerto más duro del día, se descolgaba. El equipo kazajo, en una estrategia táctica excelente, iba a darle la victoria a su líder en la última etapa de montaña.

Ruben Plaza ganaría la etapa tras una larga fuga en solitario de más de cien kilómetros. Le daría la segunda victoria de etapa a su equipo, Lampre-Merida, y el broche de oro a una etapa que daría el vuelco a la general en favor de Fabio Aru.

Y Fabio Aru, tras un gran trabajo de su equipo, ganaba la general a falta de una sola etapa. Se convertía así en el sexto italiano que ganaba la ronda española en toda la historia.

El paseo final por Madrid acabó con la victoria de John Degenkolb y la oficialización de la victoria de Fabio Aru como ganador final. Joaquim Rodríguez quedó en segundo lugar y Rafal Majka ocupó el tercer sitio del pódium madrileño.

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